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El cambio climático irrumpe en los cuarteles
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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El cambio climático irrumpe en los cuarteles

Bombardeamos hoy al respetable haciendo retumbar mortíferos obuses dialécticos que incorporan la versión del cambio climático según el estamento militar. No el de aquí. Bastante tiene

Bombardeamos hoy al respetable haciendo retumbar mortíferos obuses dialécticos que incorporan la versión del cambio climático según el estamento militar. No el de aquí. Bastante tiene con llegar a fin de mes, cobrar menguada paga, reciclar balas y remendar uniformes. Me refiero al del fugaz imperio en retirada. Según él, como el fusil ideal y perfecto, el cambio climático no tiene retroceso.

Lo dice un puñado de generales y almirantes retirados agrupados en el Center for Naval Analyses (CNA) Military Advisory Board, donde el recluta es un general de brigada y el grumete es apenas contraalmirante.

Un think tank dedicado a estudiar las implicaciones del cambio climático y el calentamiento global en la seguridad de los Estados Unidos, compuesto por una docena de militares que tuvieron hasta su retiro las más altas responsabilidades dentro del Ejército y la Armada norteamericanos a lo largo y ancho de este mundo cada vez más compungido, demacrado y atufado.

El informe reparte metralla informativa por despachos y avanzadillas mediáticas cargado de razones de peso en forma de certeros misiles argumentales. Comienza con un estampido categórico al que le siguen ráfagas presurosas de pensamiento opuesto a lo que hasta hace poco prevalecía entre la corrección política anquilosada, aliñado con indecorosos comentarios del que esto suscribe. Parece que cada día encuentra más adeptos a la causa, sean civiles, marciales o normales. Algo estaremos haciendo mal. Disparemos:

El cambio climático constituye una seria amenaza para la seguridad de los americanos. Sea a causa de los eventos meteorológicos extremos, inundaciones, sequías, el aumento del nivel del mar, variaciones en los hábitats y la proliferación de enfermedades como consecuencia de todo lo anterior.

El cambio climático actúa como multiplicador de la inestabilidad en algunas de las regiones del mundo más conflictivas. En muchos países de Asia, África y Oriente Medio aumentará la inestabilidad política y el número de estados fallidos a causa de la producción agrícola menguante, el incremento de la erosión o la escasez prevista de agua dulce. Provocarán migraciones masivas en busca de recursos y una vida menos miserable. Gobiernos débiles o corruptos con reducido margen de supervivencia o de decencia catapultarán los conflictos internos, extremismos y la tendencia hacia el autoritarismo. Los fundamentalismos y las ideologías radicales, sean paletas o de autoayuda para mentes flojas sin consuelo ni profundidad intelectual alguna, causarán furor con el fin de anestesiar al pueblo llano, perdón, tonto.

Mientras que aquí PODEMOS tener el lujo de padecerlos, jugar a crear nacioncitas y así pasar un buen rato perdiendo el tiempo hasta que regeneremos esta hedionda cochiquera judicial y democrática, allí los sufrirán trágicamente, como en Venezuela por otras causas.

Añadirá tensiones en regiones de momento estables. Europa y los Estados Unidos sufrirán todavía mayor presión inmigratoria, vendrán más refugiados, no sólo políticos, según la producción alimentaria vaya disminuyendo en África y América Latina. Cataclismos meteorológicos de la talla del huracán Katrina pondrán más en jaque a los organismos gubernamentales y sus fuerzas militares.

Como medida preventiva, Melilla levantará la verja otros tres palmos mientras el resto de España continúa con el cerrojo mental echado a pesar de los avisos recientes, atenuando remordimientos mientras contempla más telebasura. A causa de los estertores científicos que se avecinan, las ristras de gurús nobelados y acólitos neoclásicos aplicarán la Inquisición con todavía más rigor, insistiendo en no querer incorporar tales externalidades recalcitrantes, aplastando cualquier atisbo de renovación científica de la economía teórica y la investigación avanzada en este campo, que todavía no existe. Serán sus últimos coletazos. Hasta que la economía fundamental por fin despegue. ¡No se quejen los estudiantes de economía si no aciertan a encontrar ciencia de verdad!

Cambio climático, seguridad nacional y dependencia energética constituyen un mismo desafío global. Todo va en el mismo paquete. Ya dijo Bush que la dependencia energética hacía más vulnerable al imperio. Desde el momento en que las energías limpias, el cambio climático y la drogodependencia hacia los combustibles fósiles son asuntos interrelacionados, la tecnología deberá contribuir a mejorar la eficiencia energética, reducir la huella de carbono y sus emisiones. Lo del fracking: mucha tela por cortar con menos oro del que reluce para cribar.

Continúa el informe con las siguientes recomendaciones marciales:

Las consecuencias del cambio climático deberán integrarse totalmente en la estrategia de seguridad nacional y de defensa. Aunque la certeza no existe, no es de recibo sentarse, esperar a ver qué ocurre porque sea imposible delimitar riesgos con precisión. La Inteligencia Militar deberá incorporar las cuestiones climáticas y medioambientales entre sus prioridades, valorando la oportunidad de actuaciones potenciales, los riesgos contraídos con ellos y las amenazas aliviadas.

Estados Unidos debe adoptar una actitud más comprometida a nivel nacional e internacional que ayude a atemperar el cambio climático hasta niveles que no afecten a la seguridad y la estabilidad global. Deberá mitigar los efectos que se puedan controlar y adaptarse como pueda a imponderables o los incontrolables.

Deberá fomentar iniciativas que ayuden a los países menos desarrollados a combatir y mitigar, a construir su capacidad de lucha y resiliencia que les ayude a gestionar mejor los impactos climáticos. Permitirá evitar desastres humanitarios adicionales.

El Departamento de Defensa deberá mejorar su capacidad operativa acelerando la adopción de medidas, procesos e innovaciones tecnológicas que permitan incrementar la capacidad de combate mediante medidas de eficiencia energética. Haciéndolo, contribuirán a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Deberá asimismo valorar el impacto del cambio climático durante los próximos treinta o cuarenta años en cada una de sus instalaciones repartidas a lo largo y ancho de este mundo, incluyendo el incremento del nivel del mar previsto, los eventos meteorológicos extremos y cualquier otro suceso plausible que afecte a su operatividad. En Rota, por ejemplo.

Hasta a mí me los ha puesto de corbata, aunque no digan nada que no hayamos contado aquí. Si yo soy catastrofista, ¿qué son estos cualificados entorchados? Me imagino que la enclenque sapiencia militar de este terruño lo tendrá todo atado y bien atado, como debe ser. ¿O nada?

Como colofón a tanta inteligencia uniformada, aquí no queremos darnos por enterados. Sólo sabemos desbaratarnos los unos contra los otros, tradición secular de Europa y no sólo de las diferentes tribus que pueblan España.

¿Para cuándo un Ministerio potente que promueva y coordine iniciativas de futuro acerca de la energía y el cambio climático, el medioambiente y la anticorrupción? A ser posible, por favor, poniendo al frente a alguien que sepa hacer algo.

Son cuatro facetas todas iguales pero diferentes de un mismo rostro tetrapolar con alcance global y mortífero efecto local, sea sesera por sesera, barrio por barrio, tribu por tribu, nacioncita por nacioncita o continente por continente. Planeta no hay más que uno.

Bombardeamos hoy al respetable haciendo retumbar mortíferos obuses dialécticos que incorporan la versión del cambio climático según el estamento militar. No el de aquí. Bastante tiene con llegar a fin de mes, cobrar menguada paga, reciclar balas y remendar uniformes. Me refiero al del fugaz imperio en retirada. Según él, como el fusil ideal y perfecto, el cambio climático no tiene retroceso.

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