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Propuestas que se niega a estudiar la Cumbre de París
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Propuestas que se niega a estudiar la Cumbre de París

El debate económico futuro no versará entre liberalismo e intervencionismo. Son posiciones anacrónicas, como la inexistencia ya de trincheras de izquierdas o de derechas más allá del nombre

Foto: Manifestantes protestan en la cumbre del clima en Le Bourget a las afueras de París (Francia). (EFE)
Manifestantes protestan en la cumbre del clima en Le Bourget a las afueras de París (Francia). (EFE)

¿Acabará la cumbre con buenas intenciones vacías de enjundia más allá de añorar el fiasco tramposo del fallido Protocolo de Kioto?

Para resolver un problema, primero hay que plantearlo correctamente en vez de lanzar propuestas aisladas que no resuelven nada. Mientras los objetivos se centren exclusivamente en atemperar el incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera, sin marcar objetivo coordinado de reducción de contaminantes y contra la pérdida de biodiversidad, se encadenará un fiasco tras otro.

Es peligroso hacer depender de un único parámetro múltiples desafíos naturales. La naturaleza es mucho más compleja, y las soluciones también lo son.

Simplezas conceptuales que llevan aparejadas consecuencias nefastas. Como cuando se promovió de manera arbitraria el coche diésel, con el fin de reducir las emisiones, deteriorando la calidad del aire, incrementando la polución en nuestras ciudades y el gasto en sanidad.

En su momento, mostramos los Nueve Jinetes del Apocalipsis Medioambiental. El cambio climático era apenas el tercer jinete al que se enfrenta el ser humano. El primer problema planetario es la pérdida de biodiversidad. El segundo, los problemas relacionados con el ciclo del nitrógeno y el fósforo.

Si bien los desafíos caminan interrelacionados, las soluciones también deberán estarlo. Se deberán plantear los problemas con la complejidad que se merecen, practicando la INNOVACION. De eso tratará la manoseada excelencia de la que tantos hablan y tan pocos practican.

​Ni liberalismo ni intervencionismo

El debate económico futuro no versará entre liberalismo e intervencionismo. Son posiciones anacrónicas, como la inexistencia ya de trincheras de izquierdas o de derechas más allá del nombre o la pertenencia a una tribu cerril enfrentada en la misma falta de ideas.

Un liberalismo salvaje que no respete el planeta, que promueva el 'dumping' humano y medioambiental y no impida la natural tendencia al monopolio, provoca mayor intervencionismo a largo plazo.

Un intervencionismo que pone excesivas trabas para justificar una burocracia desmedida que se realimenta ella misma mediante nepotismo y corrupción genera sistemas malvados. España constituye un ejemplo de libro. La virtud está en el término medio. Busquémosla resumiendo propuestas pasadas.

Propuestas

La próxima estrategia económica se basará en apenas una frase: será más competitivo aquel que respete más el planeta y sus semejantes por cada unidad de producto o servicio ofertado. La economía deberá ser capaz de crear mecanismos capaces de fomentar tal aserto.

Pasará por desacoplar el consumo energético del crecimiento económico, obligando a utilizar la menor proporción unitaria de recursos finitos. Desarrollando la ciencia de la escasez de una forma científica, implantándola de una manera ordenada.

Redefinición de los conceptos de productividad y valor añadido con criterios energéticos y medioambientales. Así como la apropiación, la valoración y el intercambio, principales atributos de lo económico. Desechando criterios marginales, descontando la escasez futura. Que permitan adaptar la actividad económica a la capacidad natural del planeta para regenerarse y al 'stock' disponible en cada momento de recursos finitos. Incorporando las externalidades nocivas a los costes, incluido el gasto sanitario causado por la polución.

En el plano teórico, generalización de la función de producción aumentando el número de parámetros hasta por lo menos nueve. En la práctica, modelizando mediante sistemas informáticos sofisticados la capacidad del planeta, presente y futura, de proveer de productos y servicios a la humanidad en función de la población, la evolución climática, el 'stock' de recursos finitos y renovables, el estado de la corteza terrestre y el de la tecnología. Descontando la pérdida de biodiversidad irremisible y la disminución futura de actividad que la depredación presente provoca.

Trazabilidad de todo producto y servicio, desarrollando mecanismos de información que faciliten su huella ecológica, que permitan al comprador saber lo que adquiere computando todo su ciclo económico y logístico.

El ciudadano deberá ser capaz de discriminar el coste medioambiental de cada producto o servicio adquirido. No es lo mismo fabricar utilizando electricidad convencional que renovable. Alimentar mediante carne hormonada o de buena calidad. Agua del grifo o un refresco demencialmente azucarado.

El carbón australiano, por ejemplo, por muy barato que sea aparentemente, no incluye en su pasivo el coste medioambiental de sus gigantescas minas a cielo abierto, sus puertos de exportación que amenazan la Gran Barrera de Coral o el trasporte en barco desde las Antípodas consumiendo fueloil con un 3,5% de azufre. Si se sumaran los estropicios, a lo mejor el carbón nacional, teóricamente más contaminante y más caro, no lo era tanto.

China puede que sea muy competitiva. Pero nuestras compras envenenan a sus propios ciudadanos

China puede que sea muy competitiva. Pero nuestras compras envenenan a sus propios ciudadanos. Su polución se exporta a California atravesando el Océano Pacífico. Si ellos se niegan a fabricar con estándares dignos, habrá que ayudarlos desincentivando su compra. Eso va también por Europa. Alemania se las da de renovable. Pero un 44% de su producción eléctrica depende del carbón, la mayoría lignito, el más contaminante.

Con el fin de materializar las propuestas anteriores, desarrollar una política fiscal y arancelaria capaz de promover mecanismos virtuosos que protejan la naturaleza y garanticen dignidad a los trabajadores esclavizados, que mantengan bajo control el 'dumping' medioambiental y humano.

Creando un sistema impositivo de acuerdo con la nueva noción de valor añadido y de productividad que fomente mecanismos económicos por fin virtuosos. Que penalice la importación de productos que traspasen límites inaceptables.

Mecanismos económicos virtuosos

Nos negaremos a comprar nada que no venga acompañado de información suficiente acerca de su huella energética, ecológica e información acerca de la dignidad de los trabajadores.

En un mercado libre, no todo vale. No puede ganar siempre el que más trampas haga o el que menos escrúpulos tenga. La economía y las finanzas tienen que dejar de ser otro instrumento malvado en manos de las élites extractivas, que continúan promoviendo desastrosas desigualdades.

Con este acercamiento, ganará en los mercados aquel capaz de producir y vender sin hacer daño a nadie, aquel que respete la naturaleza y a sus semejantes. No tiene por qué ser más caro.

Ganará en los mercados aquel capaz de producir y vender sin hacer daño a nadie, aquel que respete la naturaleza y sus semejantes

Se debe aprovechar el tremendo potencial que una economía bien intencionada podría impulsar. Si abandonara su inmoral torre de marfil desde el punto de vista intelectual. Si aprendiera primero y luego mostrara cómo implantar mecanismos económicos virtuosos que permitan generar empleo y reducir las desigualdades, deteniendo de una vez este círculo vicioso y pernicioso planetario.

Cuando se ponga a ello, desincentivará la absurda cultura de usar y tirar. Una mejor gestión del agua dulce, que cada vez escaseará más. Reducirá la utilización de productos químicos, indispensables en un futuro, hoy derrochados en aplicaciones inútiles y nimias, buscando sustitutos. ¿Juguetes de hojalata en vez de plástico?

Buscará alternativas, si las hay, que sustituyan la pasada revolución verde que jamás fue verde. Que utiliza abonos y pesticidas contaminantes, subproductos que promueven el agotamiento de las tierras y su desertización, aunque a corto plazo produzcan grandes rendimientos.

Obligará a refundar el urbanismo. A rediseñar nuestras ciudades, devolviéndolas su esencia humana y agradable. Desincentivará el exceso de cemento y hormigón. Enseñará a los arquitectos a amar la vegetación y los árboles, belleza desterrada de las 'modernísimas' ciudades y la vacía arquitectura estelar. Obligará a que se inspiren de nuevo en el ancestral modelo de ciudad mediterránea y compacta, con más o menos alturas, que permita el trasiego de personas sin necesidad de abusar del vehículo particular. Enseñará a utilizar la tecnología de manera juiciosa con el objetivo de reducir la huella ecológica y garantizar los recursos indispensables que nuestros nietos igualmente necesitarán.

Una estrategia coordinada y multidisciplinar

Se trata, en definitiva, de elaborar y ejecutar un estrategia global multidisciplinar. Destinada a garantizar que el consumidor adquiera productos de acuerdo con unas normas que garanticen el respeto a la naturaleza y fabricados en condiciones laborales dignas. Desincentivando, mediante una política impositiva y arancelaria activa, el 'dumping' humano y medioambiental.

El que paga manda, aunque sea a crédito. Si el consumidor quiere dejar de adquirir productos o servicios nocivos, deberá poder saberlo con el fin de no comprarlo. Y si el vendedor no está de acuerdo, se quedará sin acceso al mayor mercado, el europeo.

Se resume en obligar a la economía, le guste o no, a convertirse en aliada del hombre y la naturaleza en vez de continuar siendo causa de su destrucción

Para ello será necesario crear una oficina europea y otra española que aglutinen competencias, con carácter transversal y ejecutivo, encargadas de elaborar las propuestas y ejecutarlas. Que permita garantizar la comercialización de productos y servicios que respeten la naturaleza.

Se resume este ladrillo en obligar a la economía, le guste o no, a convertirse en aliada del hombre y la naturaleza en vez de continuar siendo causa de su destrucción. Obligando a que acate el método científico, desarrollando la economía fundamental. Limpiando de morralla la economía teórica actual, también denominada técnica. Hoy no enlazo. Sería labor imposible.

El tiempo pone cada cosa en su lugar. Para regenerar este planeta y devolverlo a un estado decente se necesitarían miles de años. No los tenemos. Y aunque en París lo saben, no aciertan con el embrollo.

¿Acabará la cumbre con buenas intenciones vacías de enjundia más allá de añorar el fiasco tramposo del fallido Protocolo de Kioto?

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