Es noticia
Regeneración 2.0
  1. Economía
  2. Basado en la Evidencia
Ignacio Rupérez

Basado en la Evidencia

Por

Regeneración 2.0

No hay mejor campaña de reputación que hacer las cosas bien. Esto parece una obviedad, pero en lo que a Marca España se refiere, esta premisa

No hay mejor campaña de reputación que hacer las cosas bien. Esto parece una obviedad, pero en lo que a Marca España se refiere, esta premisa parece no estar cumpliéndose, al menos en parte. Tenemos empresas líderes, una nueva generación de emprendedores, turismo y unas exportaciones boyantes. Pero no es suficiente.

Leíamos hace poco en este diario que grandes fondos internacionales estaban retirando sus inversiones en nuestro país ante el temor de quela corrupción se lleve por delante la débil estabilidad política”. También el pasado jueves, el corresponsal de Reuters en España, Julian Toyer, declaraba lo siguiente: “Nosotros seguimos mucho lo que se llama el riesgo político para los mercados y creo que, ahora, claramente se identifica un riesgo político en España”. Y añadía que “los inversores quieren seguridad, saber que les van a devolver el dinero, que no va a haber problemas y que el Gobierno es estable y está centrado en resolver la crisis”.

En los últimos meses, se ha empezado a escuchar un mar de fondo que reclama una regeneración política de nuestro país. Si tiramos de historia, hace falta remontarse al movimiento regeneracionista de finales del XIX y principios del XX. Esta corriente del pensamiento crítico se constituyó como una reflexión de las causas de la decadencia de España como nación, apoyada desde el punto de vista artístico por la Generación del 98. Su nacimiento fue consecuencia, entre otras cosas, de la crisis del sistema político de alternancia de partidos que Cánovas estableció como solución estable tras un conflicto armado (Guerras Carlistas) y de una Constitución (la de 1876) que permaneció sin actualizarse demasiado tiempo y que llevó a un ambiente de corrupción política alejado de los problemas reales del pueblo. ¿Les suena?

Joaquín Costa, considerado por muchos el padre del Regeneracionismo, enumeraba los problemas de la crisis que atravesaba España en falta de patriotismo, desprecio de lo propio y ausencia de interés comúnRevisando textos de la época, llama la atención que muchos son de absoluta actualidad. Por ejemplo, en el célebre artículo "Sin Pulso" de Francisco Silvela, escrito en 1898, encontramos frases como: “El efecto inevitable del menosprecio de un país respecto de su Poder central es el mismo que en todos los cuerpos vivos produce la anemia y la decadencia de la fuerza cerebral: primero, la atonía, y después, la disgregación y la muerte. (…) Pero aún es más grave que la misma corrupción y endeblez avance de las extremidades a los organismos más nobles y preciosos del tronco, y ello vendrá sin remedio si no se reconstituye y dignifica la acción del Estado”. Por su parte, Joaquín Costa, considerado por muchos el padre del Regeneracionismo, enumeraba los problemas de la crisis que atravesaba España en falta de patriotismo, desprecio de lo propio y ausencia de interés común.

Hacen falta ideas y hace falta pensamiento crítico. Y hombres de Estado, en mayúsculas, que independientemente de sus ideologías acometan la reforma del sistema que acabe con la corrupción y con la ruptura que se ha producido entre ciudadanos y clase política. El último estudio presentado la semana pasada por la Fundación BBVA revelaba que, en una encuesta a 15.000 personas en 10 países de la UE, los políticos son el grupo social que menor confianza genera en Europa, con una nota media de 3, y en especial en España, con una nota media de 1,5 en una escala de confianza de 0 a 10.

Una ley anticorrupción, un debate público sobre la ley electoral y el sistema de partidos, la profesionalización de la política (y del acceso a la carrera política), la racionalización de las Administraciones Públicas y sus duplicidades o una Ley de Transparencia efectiva (que incluya también el fin de las ruedas de prensa sin preguntas) son algunas de las iniciativas que sería conveniente acometer. Es cierto que algunas de estas reformas se están iniciando y que otras, previsiblemente, se desarrollarán estratégicamente en los meses previos a las elecciones. Sólo conviene recordar que no hay tiempo que perder y que deben ser medidas consistentes. Estamos viendo (y hemos visto a lo largo de la Historia) que no hacerlo puede traer consecuencias indeseadas como el resurgir de movimientos populistas y radicales y, si no, miren a Italia o a Grecia.

España es un país de oportunidades. Mucho más productivo y creativo de lo que creemos. Con talento, con empresas líderes a escala internacional, con una músculo exportador a pleno rendimiento. Sin embargo, falta generar confianza institucional dentro y fuera de nuestras fronteras con hechos, más que con palabras. Y es que la llamada ‘Marca España’ no tiene sentido mientras -como dice el genial escritor Juan José Millás- las aguas potables y las aguas fecales del Estado continúen mezclándose en las mismas cañerías.

*Ignacio Rupérez Larrea. Comunicación Corporativa y Financiera de Burson-Marsteller. 

No hay mejor campaña de reputación que hacer las cosas bien. Esto parece una obviedad, pero en lo que a Marca España se refiere, esta premisa parece no estar cumpliéndose, al menos en parte. Tenemos empresas líderes, una nueva generación de emprendedores, turismo y unas exportaciones boyantes. Pero no es suficiente.