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“Suspicious minds”: Elvis ya lo dijo
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Ignacio Rupérez

Basado en la Evidencia

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“Suspicious minds”: Elvis ya lo dijo

Decía el premio Pulitzer Wallace Stevens que la confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las

Decía el premio Pulitzer Wallace Stevens que la confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas. Si hacemos caso a esta premisa, hay líderes (políticos y empresariales, y no quiero señalar a nadie) que parecen no apreciar el valor de este activo intangible tan importante.

Desde un punto de vista filosófico, la confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es algo así como un mecanismo que suspende temporalmente la incertidumbre sobre las acciones de las personas y que, por tanto, simplifica y ayuda a entender las relaciones de todo tipo: sentimentales, laborales o familiares.

Con los mercados, que no son ánimas etéreas sino que están compuestos de personas, ocurre exactamente lo mismo. Para Aristóteles, “los discursos inspiran menos confianza que las acciones” y ésta parece haber sido la tónica del Gobierno español de cara a los mercados internacionales. Menos hablar y más actuar. Se han tomado medidas y ajustes que los mercados han ido entendiendo poco a poco. Por ejemplo, Morgan Stanley publicaba un informe a principios de año en el que aseguraba que España estaba llamada a ser “la próxima Alemania”. Y esta misma semana, The Wall Street Journal, en general crítico con España y la actuación de su Gobierno, nos daba un respiro el lunes asegurando que el “experimento español podría salir bien”.

La confianza está relacionada con la posibilidad de predecir el comportamiento futuro de algo o alguien, por lo que la gestión de las expectativas y, por lo tanto, el uso adecuado de la información y la comunicación, es crucial

Además, este verano parece estar siendo especialmente bueno para la confianza en la economía española, sobre todo si lo comparamos con los dos últimos, especialmente convulsos. La prima de riesgo se mantiene estable por debajo de los 300 puntos, la bolsa ha vivido un moderado repunte en los últimos días y la semana pasada, el Tesoro colocó 3.218 millones de euros de deuda a un menor interés, captando así el 73,3% de lo previsto para este año.

Sin embargo, no hay duda de que la falta de explicaciones ha ralentizado la “digestión” de las medidas adoptadas en los últimos meses. Como decíamos, la confianza está relacionada con la posibilidad de predecir el comportamiento futuro de algo o alguien, por lo que la gestión de las expectativas y, por lo tanto, el uso adecuado de la información y la comunicación, es crucial. Además, esta política de no-explicación no sólo dilata el proceso de “ganarse la confianza” sino que además tiene sus riesgos. Como dijo una vez Harold Burson, uno de los padres de las relaciones públicas, “si no cuentas tú tu historia, otros lo harán por ti, y probablemente no te guste lo que digan”. Esto ha provocado que se nos haya querido comparar con Grecia o Chipre, que hayan sido los medios extranjeros (con sus intereses también extranjeros) los que hayan dictaminado la reputación de España o que se haya especulado erróneamente sobre el devenir de nuestro país y de su economía. Todo esto sin mencionar lo más importante: los ciudadanos españoles.

Se han tomado medidas muy duras de difícil compresión y metabolización y, encima, no se han explicado. La última oleada de los estudios mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicada este lunes, revelaba que la confianza del consumidor se ha duplicado respecto al mismo mes de 2012. Se trata de una buena noticia porque supone una mejora, pero no lancemos las campanas al vuelo: el índice se sitúa en los 63,3 puntos y de acuerdo al propio CIS, valores por debajo de 100 se interpretan como una percepción negativa. Al contrario, la valoración actual y futura de la economía empeora. Un 67,8% de los encuestados considera que la situación económica es peor hoy que hace seis meses y un 50,2% augura un empeoramiento hacia el final del año.

También el CIS señala en su última encuesta que la corrupción se sitúa como la segunda preocupación de los españoles (solo por detrás del paro), aumentando cinco puntos desde la anterior oleada. En lo que respecta a esta cuestión, parece haberse tomado  la estrategia simétricamente inversa: se ha hablado (poco y tarde) e incluso se han admitido errores, pero no se ha tomado ninguna decisión. En este sentido, además de explicaciones, sería conveniente que los partidos políticos (en su conjunto, con independencia de sus ideologías) afrontaran el tema de la corrupción de una vez por todas. Solamente así los ciudadanos podrán suspender la incertidumbre sobre las acciones de los políticos o, lo que es lo mismo, recuperar la confianza en ellos. Porque sin confianza, ninguna relación es posible. Como cantaba Elvis en su mítica canción “Suspicious Minds”: No podemos continuar juntos si desconfiamos el uno del otro /no podemos construir nuestros sueños con recelos y sospechas. Feliz verano.

Ignacio Rupérez Larrea. Comunicación corporativa y financiera de Burson-Marsteller. 

Decía el premio Pulitzer Wallace Stevens que la confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas. Si hacemos caso a esta premisa, hay líderes (políticos y empresariales, y no quiero señalar a nadie) que parecen no apreciar el valor de este activo intangible tan importante.