Subir bajando

Los planes difieren; los planificadores son todos iguales… Frédéric Bastiat

François Hollande anunció el pasado domingo lo que se ha denominado como el “mayor recorte de la historia de Francia”. Cifrado en 30.000 millones de euros (M), el presidente explicó su plan 10-10-10: 10.000 millones de nuevos ingresos vía impuestos personales, otros 10.000 vía impuestos a sociedades, y otros 10.000 millones de recortes presupuestarios. 

Evolución del PIB Francia en euros corrientes desde 2000 (eje izquierdo) y del déficit público. Cifras corrientes en miles de millones de euros. Fuente: INSEE.

El PIB francés alcanzó en 2011 casi 2 billones de euros, alrededor del doble del nuestro y el 21% de la eurozona. El crecimiento previsto del PIB en 2013 se situó inicialmente en el 1,2%, para corregirse a la baja posteriormente hasta el 0,8%. El incremento interanual del IPC en julio fue del 1,9% y la tasa de paro ha alcanzado en el segundo trimestre de 2012 el 10,2% de la población activa.

En 2011 el déficit público fue de 103 millones, un 5,2% del PIB. Su compromiso de déficit para 2012 es de un 4,5% del PIB para rebajarlo a un 3% en 2013.

Evolución de la deuda pública francesa desde 2000 como porcentaje del PIB en euros corrientes y variación sobre el año anterior (en porcentaje). Fuente: INSEE.

Parece por tanto que en una situación como la actual son necesarios ajustes fiscales para poder cumplir con los objetivos de déficit pactados. Sin embargo, como siempre ocurre, son los ciudadanos y las empresas quienes van a soportar la mayor parte de esos ajustes. Debemos considerar que, en los 10.000 millones asignados a particulares, Hollande no incluyó el domingo los otros 6.000 que se aprobaron en julio, por lo que el “esfuerzo” alcanza realmente los 36.000 millones; casi tres de cada cuatro euros corresponderán a empresas y particulares, y sólo uno de cada cuatro al Estado.

Origen del esfuerzo anunciado por Hollande.

Llamar recorte a lo que ha hecho Hollande es, como acertadamente me dijo María Blanco, subir bajando. Uno podría verse tentado a pensar que, quizá, la estructura del Estado francés no permita un esfuerzo mayor. Sin embargo, al observar las cuentas pueden surgir ciertas dudas.

¿Y qué soportan esos ingresos? Una estructura de un Estado enorme, con ramificaciones en todas las áreas de la sociedad. Con 65 millones de habitantes y una población activa de 26.9 millones, el techo de empleo público se ha fijado en 1.934.490 trabajadores; más de 950.000 de ellos se dedican a la enseñanza, juventud y vida asociativa, y otros 9.329, por ejemplo, a servicios del Primer Ministro.

Total gasto presupuesto Francia 2012. Resumen por partidas. Millones de euros. Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas.

Un total de 32 epígrafes, en un planteamiento que va más allá del presupuesto por ministerio y que pretende agrupar las partidas en virtud de su objetivo o “misión.” Sin embargo, una forma distinta de verlo es a partir del presupuesto por funciones. 

Total gasto presupuesto Francia 2012. Resumen por funciones. Tanto por ciento. Fuente: Dirección de la Información Legal y Administrativa (dila).

Se entiende por Intervención, de acuerdo con la Dirección de la Información Legal y Administrativa, dependiente del Primer Ministro, la parte del presupuesto “que permite al Estado actuar en el dominio económico y social principalmente”. En la habitual idea de que el mercado no es capaz de asignar eficazmente los recursos, la “redistribución” que hace de los ingresos esta función “social y económica” del Estado es la que facilita las subvenciones y las ayudas. Como por ejemplo los 996 millones de subvenciones para el desarrollo empresarial, los 341 para urbanismo, paisajes, agua y biodiversidad, los 788 millones de creación cultural, los 1.080 millones de transmisión del conocimiento y democratización de la cultura, o los 10.103 de trabajo y empleo: acceso y regreso (5.373 millones), desarrollo (3.907 millones), o concepción, gestión y evaluación de las políticas de empleo (742); faltan otros 1.338 millones destinados a políticas de empleo en los territorios de ultramar.

Otros 12.693 millones se dedican a solidaridad e igualdad de oportunidades, y 485 a deporte, juventud, y vida asociativa. Son 3.771 millones los destinados a agricultura, pesca y alimentación (fuera de la PAC); y 3.323 millones dedicados a ayuda al desarrollo. La dirección de las políticas del área de ecología y desarrollo sostenible ascienden a 3.535. Interesante resulte asimismo que 7.081 millones se destinen a enseñanza calificada como “privada”. Las políticas territoriales se llevan 337, las ayudas al acceso a la vivienda 5.490 millones, las destinadas al desarrollo y oferta de vivienda 360 millones, y a políticas de la ciudad y Gran París, 540. Prensa, libro e industrias culturales cuentan con ayudas por un importe de 1.268 millones.

Las partidas anteriores alcanzan los 53.529 millones de euros. Tal y como señalé en el caso de España aquí mismo, debemos ser conscientes de si en una situación de crisis como la actual es imprescindible mantener un Estado de estas dimensiones. Cuando la recesión tiene visos de permanecer muchos años entre nosotros, exigir esfuerzos adicionales a individuos y empresas, creadoras de empleo y de riqueza, y no exigírselos al Estado es la receta perfecta para hacer más profundo el agujero. Y una como la que se avecina en Francia arrastrará a Europa.