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Francia, 'c’est dommage'
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Juan Manuel López-Zafra

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Francia, 'c’est dommage'

J'ai essayé de lever la France de la boue. Mais elle reviendra à ses erreurs et des vomissements. Je ne peux pas empêcher les Français d'être

J'ai essayé de lever la France de la boue. Mais elle reviendra à ses erreurs et des vomissements. Je ne peux pas empêcher les Français d'être français*

Charles de Gaulle

Muchos economistas debatimos acerca de cuál de los múltiples problemas económicos que acechan las portadas de la prensa es el más preocupante ante la salida de la crisis; el fiscal cliff, la monetización de la deuda norteamericana que hace la Fed, el enésimo programa de estímulo japonés, la recuperación española… Hay uno que empieza a surgir de un mes a esta parte con fuerza, a pesar de que algunos ya le hemos dedicado algún escrito. Se trata de Francia. El pasado abril, Xavier Sala-i-Martín ya le dedicó un post en su blog; días después, hice lo propio en el mío, centrándome más en los previsibles efectos que el programa del (entonces) candidato Hollande, hoy presidente de la República, tendría sobre la eurozona. Ya en septiembre dediqué en El Confidencial un especial a sus presupuestos, y en octubre, aunque no de forma específica, volví a referirme a ella como el tapado de esta crisis. Las alarmas del gran público saltaron cuando The Economist le dedicó un especial en noviembre. La situación se está agravando por momentos, y los principales afectados seremos nosotros.

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Tasa de dependencia. Proporción de potencialmente pasivos (entre 0 y 19 años, y mayores de 65) sobre potencialmente activos (de 20 a 65 años). Fuente: elaboración propia a partir de ONU, World Population Prospects: The 2010 Revision.

Una característica común a los países europeos, que tanto Francia o España compartimos, es el alto grado de envejecimiento de la sociedad; el alargamiento de la esperanza de vida (en cada vez mejores condiciones) se combina por una caída muy importante de la natalidad. De acuerdo con las previsiones del escenario medio de Naciones Unidas, en menos de 70 años cada francés en edad de trabajar deberá sostener a un pasivo. Y esta tasa no incluye, obviamente, a los parados, que deberían ser igualmente sostenidos por los cotizantes. Mientras que Italia y España han incorporado medidas de prolongación progresiva de la edad de jubilación, Francia ha vuelto con Hollande a los 60 años para quienes hayan cotizado 41.

Con una fiscalidad absolutamente salvaje, tanto a nivel societario como a nivel individual, particulares y empresas piensan en la deslocalización. Las cargas sociales representan el 42% del coste salarial, frente al 26% británico. Los costes laborales unitarios se han incrementado un 17% desde 2005.Esta característica, siendo terrible, no será causa sin embargo de la tragedia francesa a corto plazo. El siguiente gráfico nos muestra la evolución prevista de ingresos y gastos como fracción del PIB durante los próximos años, de acuerdo con el último informe del FMI. Si bien es cierto que, siempre de acuerdo con el informe, hacia 2017 se producirá el ansiado equilibrio en las cuentas públicas, no es menos cierto que la fuente del mismo procederá fundamentalmente del incremento de los ingresos. Ya en 2011 superaron el umbral del 50% del PIB, casi 12 puntos por encima del resto de países del G7; para hacernos una idea de lo que esto supone, piensen que el Estado francés ingresa el equivalente a todo lo que España produce en un año. Toda una economía como la española, deglutida por la voracidad recaudatoria del Estado. La deuda pública, cercana ya al 90% del PIB y comiéndose actualmente alrededor de 50.000 millones de euros del presupuesto para pagar intereses, sobrepasará este límite en un par de años.

   

Previsiones de ingresos y gastos del Estado como % del PIB. Fuente: FMI, WEO database oct 2012.

Como suele ocurrir en los sistemas de corte monetarista-keynesiano, es decir, la práctica totalidad de los occidentales, uno de los principales síntomas del final de un ciclo proviene del sector inmobiliario, como bien sabemos en España. A Francia le llega el turno. Con unos precios sobrevalorados en más de un 40%, una de las principales redes de agencias inmobiliarias pidió hace unos días públicamente a los vendedores que rebajasen los precios entre un 5% y un 15%; incluso el mercado de lujo ha visto una caída de más del 10% (con la excepción, como siempre, del grand-cru parisino). Las agencias inmobiliarias vieron cómo se perdían 10.000 empleos de un total de alrededor de 80.000, cerrando sus puertas nada menos que unas 3.000 de ellas, aproximadamente el 10% del total.

La competitividad de su economía no hace sino disminuir. El último informe del FMI no deja dudas al respecto. “Francia se ha convertido en una economía menos abierta que sus pares europeos, lo que limita la posibilidad de recuperarse en el corto plazo, y supondrá una restricción en los próximos años,” afirma Gardner, director del informe. 

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Competitividad del sector manufacturero francés. Indicador deflactado por costes laborales unitarios. 100 = Q1 1999. Fuente: Banco de Francia.

En un momento en el que los países de la eurozona ajustan (más a sus contribuyentes que en sus cuentas públicas, cierto es), Francia sigue gastando, a pesar de un exiguo crecimiento del PIB del 0,1% en 2012. Con una fiscalidad absolutamente salvaje, tanto a nivel societario como a nivel individual (el caso Depardieu está en la cabeza de todos), tanto particulares como empresas piensan en la deslocalización. Pero eso no es todo. Las cargas sociales representan el 42% del coste salarial, frente al 26% británico o el 20% estadounidense. Los costes laborales unitarios se han incrementado un 17% desde 2005, frente al 5,8% español. Si en 1999 Francia representaba el 7% del comercio internacional, hoy solo supera ligeramente el 3%. Si Alemania vende anualmente bienes por 70.000 millones de euros en China, Francia lo hace por 10.000. Añádanle un paro que ya supera el 10%, el mayor en años, y el cóctel se vuelve aún más amargo.

A todos estos problemas se añade la reciente intervención militar en Mali. Consciente de lo que nos jugamos al sur, al presidente Hollande no le ha temblado el pulso a la hora de enfrentarse a los terroristas islamistas, renunciando a cualquier atisbo de Alianza de Civilizaciones y sin esperar resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; ha aplicado la fuerza en defensa de los intereses de su país, que en este caso, no lo olvidemos, son los nuestros. Sin embargo, es evidente que este tipo de acciones tienen un coste muy elevado, tanto en términos de vidas (que esperemos sean los mínimos) como económicos. Sin acceso a la imprenta y sin posibilidad de devaluar su moneda (algo que Francia ha realizado nada menos que en 17 ocasiones durante el s. XX, la mayor parte de ellas frente al marco; el profesor Asselain calcula que, en el momento de entrada en vigor del euro, el franco francés había perdido el 99,95% de su valor de 1914), la guerra en Mali supondrá profundizar el déficit en cantidades aún desconocidas. Algo que la Hacienda francesa no puede permitirse.

PD. También allí hay voces que claman contra la crudeza de los datos, aplicando los manidos  “hay quien está peor” y “nos atacan.” Sin ir más lejos, este pasado lunes el director del CNRS, el equivalente a nuestro CSIC, firmaba esta columna en Le Monde. Suya es, para que tengan toda la información.

*He tratado de sacar a Francia del lodo. Pero volverá a sus errores y a los vómitos. No puedo impedir a los franceses ser franceses.

J'ai essayé de lever la France de la boue. Mais elle reviendra à ses erreurs et des vomissements. Je ne peux pas empêcher les Français d'être français*