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Y Draghi cogió su fusil
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Juan Manuel López-Zafra

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Y Draghi cogió su fusil

“La crisis actual hay que explicarla en parte por el desconocimiento de la historia financiera, y no sólo entre la gente normal.”Niall Ferguson  El día 5 de

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La crisis actual hay que explicarla en parte por el desconocimiento de la historia financiera, y no sólo entre la gente normal.”

Niall Ferguson

El día 5 de junio de 2013 pasará a la historia económica como el día que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, tiró definitivamente la toalla y con ella la posibilidad de una recuperación económica sólida, sostenible y a largo plazo.

Bajo una presión insoportable, era difícil plantearse que el Dr. Draghi pudiese resistir los envites procedentes tanto de los mercados financieros como de los políticos de la zona euro. “Hará lo que tiene que hacer”, anunciaban desde Italia sólo unas horas antes. Y vaya si lo hizo.

Así, y tal y como se anunciaba en estas mismas páginas ayer mismo, anunció el lanzamiento de un programa de financiación bancaria a largo plazo condicionada (TLTRO) por 400.000 millones de euros, deja de drenar el exceso de liquidez de las compras de deuda realizadas entre 2010 y 2012 por un importe de otros 163.000 millones (que de hecho se inyectan a la economía, cual QE bernankiana), amplía la barra libre de financiación bancaria y se prepara para llevar a cabo un programa de compra masiva de ABS (asset backed securities, deuda respaldada por préstamos, titulizada). Además, bajó el tipo de intervención del 0,25% al 0,15% y los depositantes remunerarán un interés del 0,10% al BCE. Sí, han leído bien. Por vez primera en la Eurozona es quien presta dinero el que ha de pagar a quien lo recibe. Algo que toda la vida se ha llamado aberración se saluda hoy con el eufemismo de “medida no convencional”.

Las razones esgrimidas son el poco crecimiento de la Eurozona (0,2% en el 1er trimestre de este año) y la terrible deflación (entiéndase la ironía) que llevan muchos agoreros observando desde hace meses. Es tremendo que a estas alturas de la película muchos economistas confundan el instrumento de medir (el IPC, ciertamente en niveles bajos, aunque en ningún caso negativos) con el objeto de la medida, la inflación, la pérdida del valor de la moneda, la subida continuada de los precios. De todos los precios, no de los seleccionados por los Institutos de Estadística, siempre atentos a la “cambiantes circunstancias de nuestro entorno”. No entiendan con esto ningún tipo de acusación de manipulación del índice, en absoluto. Es mucho peor que eso: es la manipulación sistemática de los conceptos por parte de quienes tienen la responsabilidad de transmitirlos a la sociedad, los economistas. Mientras tanto, los economistas del servicio de estudios del BCE nos proyectan su “inflación” a 2014, 2015 y 2016. Considerando que jamás han sido capaces de dar una cifra correcta a más de 6 meses, la tranquilidad que supone la previsión es cuando menos limitada.

En todo caso, del absurdo riesgo de deflación pueden leer a Antonio España (aquí, aquí, y aquí) o escucharle (aquí), o a Daniel Lacalle (aquí). Cuando los índices bursátiles se encuentran en máximos (ayer rompió el DAX alemán los 10.000 puntos, por vez primera; el SP500, también en máximos, gana un 20% en 12 meses, y un 100% desde junio de 2009; el IBEX35 gana un 30% en los últimos 12 meses y casi un 80% en 24), las rentabilidades de la deuda en mínimos o cuasi mínimos y nadie pospone sus decisiones de compra esperando precios más bajos mañana, simplemente no lo hace porque no tiene dinero, no es deflación. Es exceso de liquidez en el mercado financiero que no alcanza a las familias.

¿No ha habido crédito, dinero, estos años? Si hacemos el análisis que muchos colegas están efectuando, sin duda. La lástima es que limitan su prospección al último año y medio, dos años lo más. Son los mismos que a lomos de corceles pura sangre negaban la burbuja inmobiliaria, los que hablaban de “desaceleración” en 2008 y veían la recuperación en 2010, y hoy niegan la evidencia de una salida de la recesión que se estaba produciendo sin recurso a las medidas del BCE. Sin embargo, durante los años de la burbuja el crédito fluía; la construcción avanzaba a ritmos espectaculares, y los precios de la vivienda progresaban a ritmos de dos dígitos; las ventas de coches batían récords año tras año. ¿Y acaso no se produjo la crisis económica más grave desde la del 29? Sí, lo sé. Me dirán muchos de mis colegas que ahora será diferente. Que no volverá a ocurrir. Ya.

¿Por qué estamos así? Son muchas las causas, sin duda, pero todas están relacionadas con el exceso de crédito, el sobreendeudamiento y la desvinculación de la moneda de un patrón de reserva de valor. Sí, el abandono de los acuerdos de Bretton Woods está en el origen de esta crisis, digan lo que digan esos colegas que sólo han sido capaces de explicar, y mal, las crisis a agua pasada. Nunca de anticiparlas. Veamos algunos datos que extraigo directamente de mi libro Retorno al Patrón Oro (Deusto, 2014).

  • Crecimiento de las reservas mundiales de divisas (excluido el oro)
    • 1949-1969 (20 años): 55%
    • 1970-2000 (30 años): 2000%

    Esto no supone sino una expansión de la oferta monetaria, pues al “acumular” reservas, situación que sólo puede llevarse a cabo con superávit comercial, el país compra dólares financiados con la venta de su propia moneda, para de esta forma acabar expandiendo la oferta monetaria.

    • Reservas mundiales de divisas
      • 2000, 2 billones USD
      • 2013, 11 billones USD (1er cuatrimestre; billones continentales)
      • 2000: 7 meses
      • 2013: 22 meses
      • PIB nominal x2
      • Deuda de las familias y empresas x6
      • Deuda del Estado x3
      • Deuda Pública 2012 + 150.000 M EUR respecto a 2011
      • Deuda Pública 2013 + 76.000 M EUR respecto a 2012
      • Deuda Pública 2014: > 100% PIB
      • 2000 – 2010 x2 (de 57 billones de USD a 109 billones)
      • 2013: 233.3 billones de USD (más del doble en sólo tres años), 313% PIB global
      • 2003 – 2013: de 23 billones de USD a 51.5 billones

      No lean aquí una crítica al crédito, sino a la brutal expansión crediticia. Es evidente que el primero es uno de los motores de la economía, al permitir desarrollar ideas que de otro modo jamás habrían visto la luz. Pero una cosa es el crédito, respaldado por el ahorro de millones de personas y construido sobre las expectativas de unas ganancias futuras, y otra el recurso a la deuda mediante la emisión constante de papel moneda y de instrumentos de pago con el único fin de mantener, al precio que sea, el ritmo de desarrollo de sectores completos que de otro modo se hubiesen depurado.

      La única medida no convencional de Draghi ha sido penalizar el ahorro, algo que ya había ocurrido en Dinamarca. Todas las demás, todas, tienen entre 100 y 3.000 años. Estamos en un punto de la historia en el que se han combinado de forma simultánea todos los males de las teorías keynesianas y monetaristas. Las políticas de demanda no han hecho sino generar unos niveles de deuda estratosféricos y las políticas de oferta y de manipulación de tipos no consiguen más que estimular el gasto de unos Gobiernos que se mueven como patos sin cabeza al albur de unos mercados financieros que sobreviven gracias al exceso de crédito. Mientras tanto, la crisis ataca a las familias generando niveles de paro que, en el caso español en particular, son intolerables. Situación aprovechada por los adalides de la indignación para pedir… más gasto, más crédito, más deuda y más intervención.

      No va a fluir el crédito, porque los bancos seguirán reacios a prestar mientras no mejore mucho la situación de empresas y familias por mucha TLTRO que establezca Draghi (operaciones condicionadas de refinanciación a largo plazo cerradas a 4 años; hasta el concepto de largo plazo lo han reventado ayer). Es decir, además de trasladar todas las medidas del BCE a sus clientes, que somos quienes pagaremos la fiesta, los bancos exigirán saneamiento para prestar, no prestarán para sanear, puesto que ya conocen las consecuencias. El euro, tan sobrevalorado según algunos, no caerá por la magia de la liquidez; el mercado monetario es cualquier cosa menos estático, y los gobiernos reaccionan a lo que entienden como agresiones de sus rivales. El caso del yen japonés es, en ese sentido, paradigmático.

      Todos, absolutamente todos los procesos de expansión monetaria de la historia han pivotado de la euforia inicial al desastre final. John Law y la Compañía del Misisipi en 1720, los revolucionarios franceses y los asignados en 1789, la república de Weimar y las emisiones respaldadas por la tierra en 1921… Argentina desde los años 80, Venezuela desde hace 10 años. Sólo Lincoln logró salvar la situación, combinando la recuperación tras la Guerra de Secesión con un proceso de esterilización muy importante, algo que precisamente hoy el Dr. Draghi ha parado en seco.

      No, no se van a lograr los objetivos. Hoy se han puesto los cimientos para generar la mayor burbuja crediticia de la historia, con efectos en todos los mercados financieros. El exceso de liquidez (añadido al de los EEUU, el Reino Unido, Japón y China) se trasladará a los mercados de materias primas, de alimentos, agravando la situación de quienes peor se encuentran. La economía crece por el ahorro. El consumo que piden procede del exceso de crédito. Y ese exceso genera burbujas y crisis. Sólo los banqueros e inversores financieros y los políticos pueden estar contentos. A ellos es a quien ha brindado Draghi nuestra cabeza.

La crisis actual hay que explicarla en parte por el desconocimiento de la historia financiera, y no sólo entre la gente normal.”

Mario Draghi