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Juan Manuel López-Zafra

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Lágrimas de sal

Es muy importante tomar nota de qué puede ocurrir en adelante en Portugal, pues no en vano es nuestro tercer socio comercial, así como nosotros somos su primer socio, con un 25% de su total

Foto: Foto: EFE.
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"Ó mar salgado, quanto do teu sal são lágrimas de Portugal"

Fernando Pessoa

Cuando el 17 de mayo del pasado año abandonaron definitivamente Lisboa los inspectores de la troika, los famosos hombres de negro, el país recuperaba por fin su independencia financiera después de un rescate, cinco tramos de ayudas y una caída del PIB de casi un 6% en menos de cuatro años. Los excesos de crédito y gasto público desde la época de la Revolución de los Claveles y los habidos a partir de la entrada en vigor de la moneda única (de la que Portugal es socio fundador, como España) llevaron al país a un crecimiento nominal realmente espectacular, pasando de un PIB de apenas 8.100 millones de euros en 1980 a los casi 180.000 millones del año 2010. En ese día de 2014, Portugal dejaba claro a sus socios europeos que el camino de la recuperación pasaba por la postergación de las políticas de gasto y alejaba, por entonces definitivamente, la sombra de Grecia sobre sus finanzas públicas.

El rescate de 78.000 millones de euros que el primer ministro Sócrates solicitó el viernes santo de 2012 fue la constatación de lo inevitable. La prima de riesgo se encontraba por encima de los 1.000 puntos, aun viniendo de los más de 1.300 que había alcanzado en enero; la nuestra por entonces andaba por encima de los 400, cercana a los máximos del Gobierno de Rodríguez Zapatero de noviembre de 2011 pero lejana aún de los más de 600 puntos que alcanzaría en julio de 2012, cuando parecía evidente para todos que España sería el cuarto país de la eurozona en caer, cosa que no sucedería.

El rescate es la última opción que todo gobernante desea, por lo que supone de pérdida de independencia económica y ese sentimiento tan humano de deshonor y vergüenza. Sin embargo, tal y como Irlanda (que analizamos aquí) y Portugal demuestran, en muchas ocasiones es la única ocasión para meter en vereda a unos políticos que, desde la desaparición del patrón oro y del coeficiente de caja del 100%, no han hecho sino recurrir al crédito y al endeudamiento como criterios de (falso, artificial) crecimiento.

El pasado 4 de octubre, Portugal celebró elecciones legislativas, y en ellas volvía a ser elegida como primera fuerza política la coalición conservadora Portugal al Frente, liderada por Passos Coelho.

De los cuatro años que Passos ha gobernado Portugal, en tres su política ha estado mediatizada por el rescate y la troika. En ese tiempo, las medidas de austeridad han provocado un recorte en las pensiones, en los derechos de los empleados públicos. A cambio, el desempleo ha caído desde el máximo del 17,5% hasta el último dato de septiembre pasado del 12,2%; la Comisión Europea, en sus previsiones del pasado día 5 de noviembre, planteaba una reducción de dos puntos adicionales para finales de 2017.

El Gobierno de Passos ha llevado a cabo privatizaciones de empresas públicas que han supuesto ingresos de 10.000 millones de euros. Subió los impuestos de forma muy importante, trasladando y transformando un problema del Gobierno, el exceso de gasto, en uno de los ciudadanos, el incremento de ingresos públicos mediante la detracción coercitiva del fruto de su trabajo, en una situación de grave crisis; obviamente, mucho mejor hubiese sido recortar drásticamente el peso del Estado en la economía. Hoy, el sector público portugués alcanza ya una proporción idéntica a la que tenía antes del rescate, lo que nuevamente pone de manifiesto que la austeridad, como en España, ha recaído sobre los ciudadanos, no sobre el Estado.

Asimismo, accedió a desprenderse de la “acción de oro” que mantenía el Estado sobre Telecom Portugal, para proceder de esta forma a su liberalización y venta. Y en estos 11 días que ha durado su Gobierno, se ha desprendido de TAP, la línea aérea que, sorprendentemente, seguí siendo 'de bandera'. El déficit público ha descendido del 7,5% hasta el último 3%, con previsiones oficiales europeas del 2,9% en 2016 y del 2,5% en 2017. Es conveniente recordar que Portugal es uno de los tres países europeos que jamás han tenido superávit de las cuentas públicas en los últimos 35 años, junto con Grecia y Francia (de hecho, la última vez que Francia no tuvo déficit fue en 1973; de ello ya hace 42 años).

Es muy importante tomar nota de qué puede ocurrir en adelante en Portugal, pues no en vano es nuestro tercer socio comercial (en 2014, el 7,8% del total de las exportaciones de España se dirigió al país vecino, solo superadas por Alemania y Francia), así como nosotros somos su primer socio, con un 25% de su total, duplicando en importancia al segundo en la lista, Francia. Más del 60% de sus exportaciones tuvo por destino la zona euro en 2014, de forma que, al igual que ocurre con España, una salida del euro (tal y como estuvo a punto de sucederle a Grecia este verano, con la irresponsable posición de un Varoufakis secundado inicialmente aunque abandonado después por Tsipras) derivada de una reversión de las políticas que les han llevado hasta aquí solo puede llevar a la quiebra del país.

Una vez visto lo ocurrido con Grecia, resulta increíble que en tan poco plazo la irresponsabilidad se pueda hacer con el poder en un país de nuestro entorno. Las opciones que tiene el presidente de la república amiga pasan por mantener de forma interina al Gobierno actual hasta la mitad del próximo año (hay elecciones presidenciales que impiden la celebración de legislativas antes), nombrar un nuevo Gobierno de independientes (de designación directa presidencial) o dar la opción de gobierno a la colación de izquierdas liderada por Costa, del partido socialista, acompañado por los parlamentarios comunistas, marxistas y animalistas. Recordemos que solo el trabajo, el esfuerzo y el ahorro hacen progresar a las personas, y con ellas la sociedad en la que nos integramos. El consumo, el gasto desmedido, el recurso a la deuda (supuesto que podamos hacerlo) y el populismo solo funcionan en ciertos libros de texto. Los mismos que nos han traído hasta aquí.

"Ó mar salgado, quanto do teu sal são lágrimas de Portugal"

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