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Juan Manuel López-Zafra

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Alcanzar un sueño

Desde 2008, el Leicester City desarrollaba una metodología científica para evaluar el rendimiento de sus jugadores

Foto: Jamie Vardy celebra un gol con sus compañeros del Leicester. (Reuters)
Jamie Vardy celebra un gol con sus compañeros del Leicester. (Reuters)

"We know next season everything will be different, but the fans are dreaming. Keep dreaming. Why wake up?", Claudio Ranieri

El dos de mayo conmemora diversas efemérides; en Madrid, recordamos el alzamiento contra los franceses en 1808; en el PSOE, celebran la fundación del partido en Casa Labra, en 1879. En la ciudad inglesa de Leicester, en cambio, celebran algo mucho más prosaico, pero para ellos mucho más importante: el tercer aniversario del campeonato de liga que el equipo local logró en 2016. Algo que puede parecer intrascendente, pero que, para los estudiosos de la ciencia de datos, representa uno de los mayores hitos de esta reciente disciplina.

Sin embargo, solo 14 meses antes, el Leicester City se retiraba a los vestuarios, hundido en la tabla tras una nueva derrota en la Premier, esta contra el Tottemhan Hotspur por cuatro goles a tres. Con esta derrota, el Leicester sumaba 180 largos días en la última posición de la tabla. Nada sorprendente para un equipo recién ascendido a la división de honor de la liga inglesa. Diez años en la segunda división, en los que un empresario tailandés se hizo con el equipo en 2010 para tratar de recomponerlo. El año del ascenso, el Leicester había brillado en segunda división, la Football League, alcanzando la cifra récord de 102, lo que les permitió resarcirse del terrible final de la temporada anterior, en la que en un solo minuto del último minuto de la última jornada fallaron un penalti y encajaron un gol en la jugada posterior contra el Watford, quedando eliminados del ascenso a la Premier. Bastaron, sin embargo, nueve jornadas para que el Leicester se encontrase, de nuevo, en zona de descenso; en lo que, para todos, parecía su desgraciada zona de confort.

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Sorprendentemente, la reacción se produjo a falta de ocho jornadas, cuando sus partidos empezaron a contarse por victorias; solo un empate, en la penúltima jornada, para lograr 22 de los 24 puntos en juego y acabar situados en una cómoda decimocuarta posición, alejados claramente del descenso. Para hacernos una idea de las dimensiones del equipo, el montante gastado en fichajes durante las cuatro temporadas que se cerraban en la 2014-2015 ascendía a menos de 17 millones de euros en un total de 12 jugadores. Solo los fichajes de Di Maria por el Manchester United y de Diego Costa por el Chelsea, al principio de esa temporada de la salvación del Leicester, habían alcanzado los 75 y 40 millones de euros, respectivamente. Los 20 equipos de la Premier gastaron 1.210 millones de euros en fichajes en esta temporada; 12 millones correspondieron al Leicester, menos de un 1% del total.

Para la temporada siguiente, el equipo se reforzó invirtiendo algo más de 38 millones de euros en nuevos jugadores, pero esa cantidad seguía representando solo algo más del 2,5% de un mercado que volvió a batir récords; solo tres equipos estuvieron por debajo en cuanto al coste de la plantilla; si el suyo fue de 53 millones de libras, el de los dos equipos de Manchester juntos (el City y el United) superó los 800 millones; 10 equipos gastaron más del doble que el Leicester. El presidente del club sentó a Claudio Ranieri en el banquillo, y el equipo se dispuso a enfrentarse a otra temporada en que las apuestas sobre su victoria final se pagaban entonces a 5.000 libras por libra apostada.

Foto: Claudio Ranieri, mejor entrenador de 2016 para la FIFA. (REUTERS)

Desde 2008, el club desarrollaba una metodología científica para evaluar el rendimiento de sus jugadores. Poco a poco, el equipo de ciencias del deporte crecía, dirigido por Paul Balsom y apoyado muy de cerca por Matt Reeves. En todos esos años, no hubo apenas rotación de sus miembros y sí, en cambio, incorporaciones que, poco a poco, fueron acumulando el conocimiento necesario derivado del análisis de los datos. Nada se dejaba al azar. Uno de los principales objetivos del equipo de científicos de datos fue, desde sus orígenes, proteger a los jugadores de las lesiones.

Reeves, como responsable del área de condición física, era consciente de que, pese a las mejoras tecnológicas, el número de lesiones y sus desencadenantes eran los mismos que 10 temporadas atrás en el tiempo. La mayor presión sobre los jugadores, sometidos a una actividad física creciente, no ayudaba en absoluto, incrementando los riesgos cada vez más. Así que Reeves decidió que ese era el principal punto de mejora, especialmente en una plantilla que, como la suya, no podía permitirse ausencias derivadas de lesiones. Y aunque los accidentes son inevitables, el equipo de ciencias del deporte puso todo su empeño en una gestión profesional de los eventos de riesgo.

Esa aproximación llevó a que, durante la temporada 2015-2016, el Leicester City perdiera solo 275 días acumulados por lesiones de sus jugadores, frente a los 1.137 días que le costaron las lesiones al Arsenal, finalmente segundo en la liga. Solo en ocho ocasiones algún jugador estuvo más de dos jornadas sin poder vestirse, frente a las más de 24 para su rival directo. Y podemos hablar de gestión profesional desde el momento en que los dirigentes del área eran conscientes no solo del impacto directo de una lesión en el rendimiento previsto por el entrenador sino, también, del efecto financiero de mantener un activo improductivo durante varias sesiones.

Foto: Kasper Schmeichel, uno de los artífices de la histórica temporada del Leicester City (Reuters)

En esa tarea, el empleo de dispositivos tecnológicos conectados resultó esencial. Así, el equipo fue pionero en el uso de la tabla Nordbord para monitorización de tendones y para determinar, gracias a ella, los niveles óptimos de carga en entrenamiento, limitando el riesgo de lesiones por sobrecarga. En combinación con los dispositivos de geolocalización por GPS, en este caso proporcionados por el OptimEye S5 de Catapult, las sesiones de entrenamiento del Leicester permiten acumular varios gigabytes de información acerca de distancias recorridas, velocidades alcanzadas, tiempos de reacción, superficie abarcada del terreno de juego, cambios de ritmo… Esto permite al equipo de preparadores físicos diseñar planes de entrenamiento completamente personalizados para cada jugador, en virtud de sus características físicas (y psicológicas) particulares.

No es por casualidad que el Leicester City fue el equipo que más goles metió en contraataques de la temporada. La planificación de los entrenamientos jugó un papel esencial, pues los técnicos contaban con algo más que la opinión de los jugadores acerca de su estado: tenían en su poder los datos de la semana anterior, además de los proporcionados por las cámaras de seguimiento de los estadios, que, en combinación con programas de análisis de imagen, permitían responder casi a las mismas preguntas que los monitores de GPS empleados en los entrenamientos.

Esas cámaras de seguimiento de las que los estadios se iban dotando desde que, en 1995, Prozone Sports diseñó su uso y desarrolló un 'software' específico para ofrecer conocimiento adicional a los equipos técnicos. Cuando, en mayo de 2015, STATS anunció su adquisición, la empresa de Leeds mantenía una base de datos de más de 100.000 jugadores y registraba más de 12.000 eventos deportivos cada año. Los datos financieros del acuerdo no se hicieron públicos (ninguna de las dos sociedades cotizaba), pero se sabe que los últimos ingresos de Prozone alcanzaron los 75 millones de dólares.

Foto: Claudio Ranieri vive un complicado momento en el Leicester City (Reuters)

La temporada 2015-2016 consolidó el trabajo desarrollado. Los 'foxes' fueron el primer equipo que ganaba un campeonato de liga en su segunda temporada en la Premier. Fueron el último equipo en perder un partido en esa temporada, en la séptima jornada con el Arsenal; su delantero, Jamie Vardy, logró marcar de forma consecutiva en 11 jornadas, rompiendo la marca conseguida por Ruud van Nistelrooy cuando marcó en los ocho últimos partidos de la jornada 2002/2003 y en los dos primeros de la siguiente, con el Manchester United. Se trataba del primer equipo que lograba el campeonato sin haber acabado entre los tres primeros de la temporada anterior.

El premio a una larga dedicación y entrega por parte del equipo de ciencia de datos, en colaboración directa con el técnico, fue el campeonato. Sin embargo, ese mismo equipo siguió al frente del club la temporada siguiente, en la que nunca superaron la novena posición, en la que Ranieri (el mismo que había admitido que la siguiente temporada sería distinta, pero que había que soñar) fue despedido en febrero, tras una racha de cinco derrotas consecutivas, en la que cayeron en cuartos de final de la Champions contra el Atleti. Los datos son imprescindibles en la gestión empresarial actual, pero no lo son todo. Aunque, en esta ocasión, ayudaron a alcanzar un sueño.

"We know next season everything will be different, but the fans are dreaming. Keep dreaming. Why wake up?", Claudio Ranieri