¿Quién sabía lo de Ausbanc? Todos los banqueros levantan la mano, ahora

Martes, 19 de abril. Lleno hasta la bandera en el Hotel Villa Magna de Madrid. El XXIII Encuentro del Sector Financiero, organizado por Deloitte, 'ABC' y Sociedad de Tasación, se ha convertido en una cita obligada dentro de la banca. Por lo que se dice y, sobre todo, por quién va a decirlo, porque participan varios de los principales protagonistas de la vida financiera española.

El periodista de 'ABC' y Cope Ángel Expósito fue el primero en coger el micrófono para pronunciar las palabras de bienvenida. Y fiel al estilo que le caracteriza, aludió directamente a una de las grandes polémicas de los últimos días. La presunta red de extorsión tejida por Luis Pineda, presidente de Ausbanc, y Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias. Lo de presunta parece ser una simple prevención jurídica... al menos para las decenas de asistentes presentes este martes en el Villa Magna. Porque Expósito pidió primero que levantaran la mano aquellos a los que les sorprendía todo lo que está saliendo de Pineda y Bernad. Y apenas se vieron manos. Y luego preguntó a la inversa: a quién no le sorprendía. Y las manos subieron de forma abrumadora; prácticamente de manera unánime.

Hasta la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, se sumó a ese resultado minutos después. "A mí no", respondió a una pregunta de un periodista acerca de si le sorprendía todo lo que estaba saliendo de Luis Pineda y Ausbanc. Añadió que siempre se había preguntado "de qué viven y cómo" algunas organizaciones de ese tipo. Y tuvo reflejos, eso sí, para matizar que si no había hecho nada ni denunciado nada se debía a que eso no forma parte de su jurisdicción y a que concernía a los extorsionados ponerlo en conocimiento de la policía.

El mundo financiero estaba al tanto de las prácticas extorsionadoras que gastaban Pineda y Bernad. Pero la banca prefirió el silencio. O acceder a esa extorsión

Y así, de repente, resulta que el mundo financiero, representado en buen número en ese encuentro, sabía lo que, presuntamente, se traían entre manos Pineda y Bernad; y estaba al tanto de las prácticas extorsionadoras que, presuntamente de nuevo, gastaban. Pero la banca -y el resto de los presuntamente extorsionados- prefirió el silencio. O acceder a esa extorsión, como, siempre presuntamente, ocurrió con Unicaja. Pero nada de denuncias durante tantos años. Y ahora, cuando todo aflora, todo el mundo lo sabía, como si lo contrario fuera una deshonra. O no estar en la onda de lo que se mueve en los mentideros, en los reservados de los mejores restaurantes.

Ese silencio tal vez respondió a la voluntad de no generar más polémica en un sector, el bancario, que no anda sobrado de reputación en los últimos tiempos y al que difícilmente se le concede el beneficio de la duda -o incluso la presunción de inocencia-. O tal vez a la poca confianza en que las denuncias sirvieran para algo. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones suena convincente. Ni propia de un país desarrollado. Ni serio. O que aspire a serlo. Todo muy 'berlanguiano'.