Consecuencias económicas
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La industria logra la ansiada recuperación en V y vuelve a los niveles precrisis
La producción industrial de España está ya en niveles similares a los que había antes del estallido de la crisis, una recuperación vertical que no está acompañada por el sector público
La industria ha conseguido hacer realidad la gran esperanza de todas las empresas cuando empezó la crisis del coronavirus: una recuperación vertiginosa para retomar en unos meses los niveles de producción previos a la pandemia. Los datos del INE publicados el miércoles confirmaron las expectativas más optimistas: el nivel de producción industrial en octubre fue ya muy similar al registrado en el mes de febrero, antes de la irrupción del coronavirus en Europa.
Ni la segunda ola del virus ni el regreso del estado de alarma y las restricciones a la movilidad consiguieron frenar la recuperación de la industria en octubre y sumó así su sexto mes consecutivo de recuperación ininterrumpida. Entre marzo y abril la producción llegó a hundirse un 32%, pero desde entonces acumula un crecimiento superior al 45%, lo que ha permitido recuperar en apenas medio año una caída histórica (todos los datos corregidos de estacionalidad y calendario).
Se trata de una recuperación acelerada a la que han contribuido diversos factores. El primero de todos, la buena salud financiera de las empresas en el momento en el que estalló la pandemia, lo que les ha permitido soportar pérdidas millonarias sin destrucción de tejido productivo. La segunda es la propia característica temporal de la crisis, lo que da un horizonte esperanzador que no se repite en otras crisis. Y la tercera, la activación de una batería de ayudas desde las administraciones públicas para garantizar su supervivencia, principalmente los ERTE, para rebajar los costes salariales y los avales del ICO para garantizar la liquidez.
Estos factores permitieron una recuperación de manual en el sector industrial: cierre con congelación de rentas y recuperación rápida sin destrucción de tejido productivo. Solo las previsiones más optimistas estimaban un crecimiento tan rápido como el experimentado. A pesar de las limitaciones de la movilidad, la industria ya no tuvo ningún tipo de restricción a la actividad económica desde el verano. Ya sin este lastre y con la capacidad instalada intacta, la recuperación de la oferta se produjo rápidamente, incluso más rápido que la de la demanda. Y el hecho de que la producción siguiera creciendo en octubre, en plena segunda ola, indica que los sectores que no están afectados por las restricciones siguen recuperándose rápidamente.
La industria cuenta con otro impulso que no tiene el sector servicios: la recuperación de la demanda externa a través de las exportaciones. Algunos de los grandes sectores manufactureros de España, como es el caso del automóvil, están beneficiándose de la recuperación de la demanda en Europa, que está más avanzada que en España. En octubre la fabricación de automóviles y otros equipos de transporte fue nada menos que un 9% superior a la de febrero, antes de la pandemia.
En las últimas semanas también se ha recuperado de forma intensa el sector de los bienes intermedios, que son aquellos productos utilizados como insumos en otras industrias. Este dato es el que mejor recoge la evolución general de la industria, ya que forma parte de la cadena de suministro para todos los sectores. En comparación con el mes de febrero, la producción de octubre fue casi un 1% superior en esta actividad.
Pero todos los sectores no se han recuperado al mismo ritmo. Los peores datos se producen en las actividades de bienes de equipo, con una caída del 2,5% en comparación con el mes de febrero. Se trata de máquinas y todo tipo de instrumentos utilizados para producir, lo que significa que su demanda depende de la inversión de las empresas. Desde el estallido de la crisis, el tejido productivo ha optado por sobrevivir con lo que tenía, limitando sus niveles de inversión, lo que explica que este sector todavía esté en ‘horas bajas’.
La recuperación de la industria es una buena noticia para España y mala al mismo tiempo. La desindustrialización que ha sufrido el país desde la década de los ochenta hace que el peso del sector que está tirando de la recuperación sea muy bajo en comparación con otros países. Esto explica, en parte, por qué los datos económicos de España son mucho peores que los de los socios europeos.
La industria ha logrado la ansiada recuperación en V, pero los servicios de bajo valor añadido están sufriendo una recaída desde mediados de octubre como consecuencia de la vuelta de las restricciones. Se está produciendo, por lo tanto, una recuperación en K que provoca que unas actividades estén saliendo rápidamente de la crisis y otras vayan a seguir en una situación muy delicada durante varios meses más. Estas últimas tendrán que esperar a la vacuna para lograr una recuperación consistente. Hasta ese momento, todo apunta a que la hostelería y el comercio vivirán un calvario con semanas de altibajos muy lejos de los niveles previos a la crisis.
La industria ha conseguido hacer realidad la gran esperanza de todas las empresas cuando empezó la crisis del coronavirus: una recuperación vertiginosa para retomar en unos meses los niveles de producción previos a la pandemia. Los datos del INE publicados el miércoles confirmaron las expectativas más optimistas: el nivel de producción industrial en octubre fue ya muy similar al registrado en el mes de febrero, antes de la irrupción del coronavirus en Europa.