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Mejor revolución laboral que reforma laboral
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J. Jacks

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Mejor revolución laboral que reforma laboral

Ya tenemos reforma laboral. El despido será más barato, se crea un nuevo contrato fijo, se reforma la negociación colectiva y las empresas podrán descolgarse de

Ya tenemos reforma laboral. El despido será más barato, se crea un nuevo contrato fijo, se reforma la negociación colectiva y las empresas podrán descolgarse de los convenios nacionales en caso de dificultades económicas.

Según el Presidente de la CEOE, “es una reforma en la buena dirección”. Esperemos por el bien de todos que Gobierno y CEOE tengan razón. Pero, ¿es esta la reforma que el país necesita? ¿No hay nada más que reformar?

¿Quién crea empleo? O lo hace el sector público o el privado. Si el Gobierno limita su déficit, solo queda el sector privado. Pues habrá que favorecer al sector privado para que cree empleo.  ¿Y cómo está el sector privado? ¿Qué sector privado empresarial tenemos?

La primera característica es su escaso tamaño. El 99.88% son Pymes con menos de 249 empleados. Nueve de cada 10 empresas en España tienen menos de 6 empleados.

La segunda es su proliferación. A pesar de la fama de falta de carácter emprendedor, en el 2005, solo Italia tenía más Pymes que España. La economía española tenía un 48% más que el Reino Unido, un 37% más que Alemania y un 11% más que Francia.

La tercera característica es su escaso valor añadido y productividad. Las Pymes alemanas y las británicas crean 250% más valor añadido que las españolas y las francesas un 40% más. Pero el valor añadido por empleado es mayor que el de los trabajadores alemanes, franceses y británicos. 

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La cuarta es su reducido nivel. El 97% tienen ingresos anuales menores a 3 millones de euros. La quinta es su concentración. El 77% de ellas están en el sector servicios y el comercio.

Si España no tiene menos espíritu emprendedor que la media, no tiene menos Pymes y sus trabajadores no crean menos valor añadido que el resto de la UE, entonces, ¿qué falla?

Fallan muchos elementos, entre ellos las empresas y los empresarios. España, en general, no tiene Empresarios para competir en el mundo globalizado de la UE y Asia y las empresas no pueden competir en precios con Asia porque la batalla está perdida. El país tiene empresarios pero concentrados es sectores de bajo valor añadido y productividad.

Para que una empresa pueda competir necesita básicamente cinco factores:

1) Un empresario innovador, “un agente del proceso de creación” Schumpeteriano.

2) Acceso a capital o crédito para empezar o expandir su negocio.

3) Factores de producción, tierra y humano preparados profesionalmente.

4) Un producto que colocar y vender en el Mercado.

5) Una regulación publica favorable a la creación y expansión de su negocio.

Si faltan alguna de estas cinco condiciones, no puede existir (o permanecer abierta) una empresa y por tanto, no habrá creación de empleo.

¿Se dan esas condiciones hoy en España? ¿Se darán con la reforma laboral y la financiera?

El primer factor es el Empresario. El boom inmobiliario creó empresas y “empresarios” pero pocos empresarios, alguien, como decía Schumpeter, capaz de provocar cambios “revolucionarios” en la economía introduciendo nuevos productos, métodos de producción, abriendo nuevos mercados y cambiando la organización de las empresas.

Para que esto ocurra, los empresarios deben saber de Economía, de finanzas, de leyes, de marketing, deben saber hacer planes de negocio, estudios de mercado...

¿Cuántos empresarios así tenemos en España?

¿Favorece en algo esta reforma la aparición de estos empresarios? Quizás.

El segundo factor el de la financiación. Si después de la mayor década de desarrollo de la economía española, las empresas no han creado un “colchón” de liquidez para los malos momentos, ¿cuándo lo van a hacer? ¿No tendrán un plan de negocio equivocado?

Por otra parte, en la situación actual de restricción del crédito, las entidades no están en condiciones para expandir el crédito porque no les interesa prestar a empresas y si a los Estados y porque la demanda de crédito es inexistente. Por ello, es fundamental que la Administración pague sus deudas y cumpla la Ley.

¿Mejora en algo esta reforma la situación financiera de las Pymes? No.

El tercer factor son los factores de producción y en concreto el factor humano.

Si España quiere salir de esta crisis no puede aparecer en el puesto 26 de 34 países en el Informe Pisa y el nivel de la Universidad española debe de dejar de ser una calamidad.

Mientras la Universidad no prepare a los estudiantes para el mercado mundial, no hay nada que hacer. En Alemania y el Reino Unido, Universidad y empresa están unidas en educación e I+D. La Universidad complementa la investigación que desarrolla la empresa. No somos más tontos que el resto de Europa, pero no se soluciona nada sin preparación.

¿Mejora en algo esta reforma la situación de la Universidad? No.

El cuarto factor es un producto para vender.

Las empresas no pueden dedicarse otra década a vivir del inmobiliario. Hay que crear una “revolución” en la forma de pensar de las empresas, con nuevos bienes y métodos de producción. Los mercados están. África está a dos pasos, Asia a unas semanas y existe internet. Si la producción no sale en España, se saca fuera.

Por último, la parte pública. No podemos estar entre Armenia y Bulgaria en facilidades para hacer negocio. Si el Gobierno (el anterior, este o el que venga) no entiende que es también su responsabilidad competir en un mundo global, mal iremos.

¿Mejora en algo esta reforma la situación de la facilidad para hacer negocios? No.

Esperemos que el Gobierno no se quede en estas medidas y que continúe con el resto de medidas necesarias.

Sorprende que la CEOE este contenta con las reformas y que solo se fije en el despido. Ya lo tienen. Ahora ¿qué? Y sorprende los sindicatos, más preocupados por su pérdida de poder en las empresas que por el futuro de la economía, los trabajadores y desempleados.

Decía Schumpeter que una cosa es el “crecimiento” y otra el “desarrollo”. Crecer es aumentar la producción, alterar datos, un proceso que no transforma la sociedad ni crea ningún impacto en la sociedad salvo endeudar más y más a los ciudadanos.

El desarrollo implica transformar cualitativamente la sociedad y la economía, no por la manipulación del sistema monetario sino por la aparición del empresario innovador que crea nuevos bienes, nuevos métodos de producción y nuevos mercados.

Ya tenemos reforma laboral. El despido será más barato, se crea un nuevo contrato fijo, se reforma la negociación colectiva y las empresas podrán descolgarse de los convenios nacionales en caso de dificultades económicas.

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