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Roberto Centeno

El Disparate Económico

Por
Roberto Centeno

"Esto lo arreglamos entre todos"

Es la última mamarrachada de Zapatero. No ha tomado medida anticrisis alguna desde el pasado verano y tampoco piensa tomarla. Desde “vamos a reducir el déficit

Es la última mamarrachada de Zapatero. No ha tomado medida anticrisis alguna desde el pasado verano y tampoco piensa tomarla. Desde “vamos a reducir el déficit en 50.000 millones” que afirmó en Davos, la primera cifra que le vino a la mente, a “no reduciremos el déficit hasta que empecemos a crecer”, es decir, no reducirá nada, en Londres, tres semanas después, resume el comportamiento de este hombre incapaz absoluto que sigue negando la gravedad  de la situación y está llevando España a la ruina.

 

Y así las cosas, a través del presidente de las Cámaras de Comercio, el socialista Gómez-Navarro, decidido a ser Presidente de la CEOE, Zapatero ha conseguido sacarle seis millones de euros a las grandes empresas del país para financiar una campaña del voluntarismo más estúpido, más sin sentido y más inútil que cabe imaginar, junto con su televisión favorita, que se va a forrar con ese dinero. Espero, por la dignidad y el decoro de los grandes empresarios y por un mínimo de respeto a los ciudadanos, que además de poner el dinero, no salgan también en la tele de ZP, haciendo el payaso y contándonos que “yes, we can”, porque eso superaría todos los límites de la indignidad y la decencia. Para eso están ya los voceros de la cadena y el sectario Gómez-Navarro, exigiendo que se retire la publicidad a todos los medios contrarios a Zapatero.

Y ésta es la política del personaje, inimaginable en cualquier país civilizado. Es lo que decía la Sra. Salgado hace unos meses a un empresario amigo, que le contaba angustiado la situación límite en la que se encuentra el tejido productivo del país, y le preguntaba qué medidas pensaban tomar. “Ninguna” le respondería la Sra. Salgado, “el Presidente, que es una persona tremendamente intuitiva y no se ha equivocado nunca, ha dicho que no hagamos nada, porque la crisis se arreglará sola”. No vamos a hacer “nada”, pero “ tranquilo, verás como todo se arregla”. Hoy piensa justo lo contrario, pero no lo dice.

Ser o no ser, ésa es la cuestión

 

Lo era en tiempos de Shakespeare, lo fue antes y lo será siempre, pero muy particularmente en tiempos de tribulación y crisis. Los grandes empresarios no pueden permanecer como espectadores distantes ante la disgregación de la economía y de la nación española, y mucho menos llorar y lamentarse en privado en lugar de plantarse en público, ignorando como diría Cicerón “los viejos valores de la patria atropellados por la avidez de poder, de dinero y por el odio partidista”.

Y sin embargo esto es lo que hay. Los que tienen poder para hablar, para exigir y para actuar, no lo hacen, mientras que la mayoría silenciosa no tiene ninguna posibilidad de impedir la ruina. Y la oposición, con su filosofía arriolista  lo tiene muy claro, “el hundimiento de España nos dará la victoria y el poder, así que se hunda”. Por eso se han sentado a la puerta sin hacer nada, absolutamente nada, a la espera de ver pasar el cadáver de su enemigo, mientras contemplan impasibles la ruina de España.

Es también un auténtico escándalo que la patronal, que representa solo al 20% de las empresas del país, dirigida por un personaje que ni paga a sus trabajadores, pacte con los sindicalistas de pesebre que representan a menos del 8% de los trabajadores, una subida salarial del 1%, cuando después del modelo de Estado y la inviabilidad de buena parte del sistema financiero, la productividad es nuestro tercer gran problema. Hemos perdido 15 puntos respecto a Europa, y estos insensatos que no representan a nadie pero que tienen el poder político, pactan con una inflación cero una subida en lugar de una fuerte bajada, que es lo que necesita imperiosamente la economía del país, a lo que se une un absentismo que triplica el europeo y más de 300.000 liberados sindicales que viven literalmente del cuento.

Ser o no ser, esa es la cuestión, y los grandes empresarios ya han decidido: seis millones de euros para “ayudar a generar confianza”; es decir, para repartirlos en publicidad entre los medios afectos a Zapatero y sus secuaces. Luego en privado juran y perjuran que no era eso lo pactado. Pues si no sois capaces de plantaros y de decir en voz alta lo que decís en voz baja, por lo menos no pongáis el dinero para que este irresponsable siga engañando a los españoles. Pero pagarán y se callarán, serán cómplices del desastre porque “no quieren problemas”: han decidido no ser.  “Aceptaste el deshonor para evitar la guerra, tienes el deshonor y tendrás la guerra”, Churchill a Chamberlain, 1938.

“The pain in Spain”

Y mientras tanto, el deterioro de las cuentas públicas continúa imparable. Por primera vez un mes de enero, el de mayores ingresos por los pagos de IVA y Sociedades, se ha cerrado en negativo, mientras que CCAA y ayuntamientos ya no pagan a nadie, y deben más de 35.000 millones; y los pasivos del sector público empresarial de los que responde el Estado ascienden ya a 197.278 millones y ni uno ni otro figuran como deuda, ¡un 22,4% del PIB! Afortunadamente para Zapatero, los mercados todavía no se han percatado del gigantesco nivel de ocultación de la realidad en España.

Y en éste sentido creo que resulta muy ilustrativo el último análisis de John Mauldin,  con el  título que encabeza éste apartado. Para Mauldin los déficits de España, si no se controlan, pondrán en serio peligro al euro, del que pronostica su caída hasta la paridad con el dólar. “Los líderes españoles han recorrido Europa y EEUU proclamando que no son Grecia, y sin embargo su déficit (9%) juega en la misma liga, y además tienen otros problemas”. Mauldin infravalora tremendamente la realidad: el déficit provisional no es el 9 sino el 11,4%, y el definitivo superará el 12%; pero eso el oficial, el real supera el 16%. Si manejara esta cifra ¿en qué liga cree que jugaría España?

 Mauldin recoge también la opinión de Ray Dole y del equipo de Bridgewater, que maneja 80.000 millones de dólares en fondos, y aunque McCoy ya lo comentó aquí extensamente el pasado miércoles, señalando luces y sombras, creo obligado resaltar la parte del informe que me parece indiscutible. Al contrario que mi admirado McCoy, no creo que Campa convenciese a nadie en EEUU, entre otras cosas porque Zapatero no va a asumir recorte impopular  alguno: “creemos que la deuda soberana de España presenta mucho más riesgo del que reflejan las primas -¡¡ en base a fundamentales creen que la prima de riego de España debería estar en 650 puntos básicos, un nivel de bonos basura!!- ya que pensamos que existe un alto riesgo de que España no sea capaz de colocar la deuda que necesita, y no hay posibilidad de que el gobierno pueda reducir su déficit (incluso aunque quisiera hacerlo), debido a la enorme cantidad de vencimientos de deuda, a que el Ejecutivo es débil y muy socialista, y sostenido por una colección de facciones independentistas. También, el sector financiero tiene enormes problemas de deuda que han escondido bajo la alfombra, en lugar de enfrentarse a ellos vía reestructuración”.

“Además, los flujos de caja (cuenta corriente y presupuestario) son extremadamente malos, y el nivel de vida de España -y particularmente el modelo de Estado añado yo- no depende solo de las refinanciaciones de deuda antigua, sino que necesita nueva deuda en cantidades significativas”.

Para Mauldin el sufrimiento de los españoles para poner las cuentas en orden va a ser enorme, pero cree, y yo lo suscribo al 100%, que el gobierno no hará nada hasta que se vea obligado a ello por los mercados.

Hace unos días en Málaga, ante unos militantes aterrados ante la posibilidad de que se les acabe el chollo, Zapatero exclamaría, “pagamos menos intereses que el año pasado, es sencillamente inmoral dudar de la solvencia de España”. Lo que es inmoral es que un presidente mienta sin rubor: pagamos más de todo, primas de riesgo e intereses, los ingresos cubren menos de la mitad de los gastos, el resto es endeudamiento, el mayor desajuste fiscal desde el siglo XVI. Y lo que no es una inmoralidad sino una infamia, es ignorarlo y llevar al desastre a esta gran nación.

Es la última mamarrachada de Zapatero. No ha tomado medida anticrisis alguna desde el pasado verano y tampoco piensa tomarla. Desde “vamos a reducir el déficit en 50.000 millones” que afirmó en Davos, la primera cifra que le vino a la mente, a “no reduciremos el déficit hasta que empecemos a crecer”, es decir, no reducirá nada, en Londres, tres semanas después, resume el comportamiento de este hombre incapaz absoluto que sigue negando la gravedad  de la situación y está llevando España a la ruina.

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