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Petróleo y el EI: el enemigo a las puertas
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Roberto Centeno

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Roberto Centeno

Petróleo y el EI: el enemigo a las puertas

La única forma de evitar un atentado yihadista radica en las acciones preventivas. Pero nuestra legislación no facilita a la policía esta prevención

Foto: Dos peshmergas, ante un campo de petróleo en Kirkuk (Irak), cuya producción tuvo que suspenderse por los ataques del Estado Islámico. (Reuters)
Dos peshmergas, ante un campo de petróleo en Kirkuk (Irak), cuya producción tuvo que suspenderse por los ataques del Estado Islámico. (Reuters)

Resulta inaudito cómo el Gobierno y sus medios nos mantienen desinformados –como en casi todo– del creciente peligro que representa la fulgurante expansión en el Norte de África del Estado Islámico (EI), pues significa que tenemos el enemigo a las puertas. La gente pensaba que esta organización despiadada y salvaje era algo lejano, aunque el que los yihadistas detenidos en Cataluña planeasen secuestrar a una persona, ponerle un mono naranja y decapitarla ante las cámaras quizá les haga comprender qué les puede pasar a ellos o sus hijos aquí y ahora. Sin embargo, el Gobierno silencia que, al contrario que Al Qaeda –que es únicamente una organización terrorista–, el EI es una poderosa organización militar de 45.000 fanáticos que no solo se ha mostrado capaz de atentar donde quiere y cuando quiere, sino que también está conquistando vastos territorios donde impone a sangre y fuego su régimen de terror, y que España es su objetivo esencial.

Miles de franceses, alemanes, belgas, españoles, suecos, ingleses, y de decenas de países de Europa y Asia, por no hablar de libios, marroquíes, tunecinos, etc., están siendo atraídos por los éxitos militares del EI como un gigantesco imán. Ven en el Estado Islámico la organización que puede dar sentido a sus vidas y por la que merece la pena luchar y morir, una fuerza capaz de ocupar territorios y con una estrategia y unos objetivos claros de restablecer el Califato desde Persia a los Pirineos. Al-Andalus (es decir, nosotros) es su meta final, después de haber destruido política y físicamente los regímenes que hoy gobiernan los diferentes países musulmanes. Y hoy está atrayendo a tantos miles de europeos –3.500 según fuentes de la inteligencia norteamericana, entre los cuales hay unos 100 españoles– que en algunas de sus brigadas nadie habla árabe.

Los desastrosos errores de EEUU

El general Wesley Clark, excomandante en jefe de la OTAN, provocó un escándalo brutal hace dos meses cuando denunció que el EI fue una creación de EEUU para equilibrar a Hizbulá. Junto con Francia, EEUU los ayudó también con todo su poderío aéreo a derribar a Gadafi y lo intentó con Assad, que solo resistió gracias a Putin. Pero los éxitos militares del EI lo han convertido, como Frankenstein, en un monstruo fuera del control de sus creadores. Los peshmergas kurdos son hoy la principal fuerza terrestre de contención, dado el estado caótico en que se encuentra el ejército iraquí desmantelado por EEUU, aunque este ha empezado a reaccionar en las últimas semanas, y apoyado por 10.000 combatientes tribales ha derrotado al EI en Tikrit y está a punto de recuperar toda la provincia de Ambar. Pero Turquía –que teme más a los kurdos que al EI– está impidiendo que los peshmergas reciban las armas y los suministros necesarios.

El general Wesley Clark provocó un escándalo brutal cuando denunció que el EI fue una creación de EEUU

En este caos total de todos contra todos, en el que –como señalaba recientemente el Wall Street Journal Obama ha perdido completamente el control, EEUU ha estado armando desde 2011 a las facciones radicales contrarias a Bashar el Asad. Hace tres semanas la más importante de ellas, el Frente Al Nusra –armado y financiado por EEUU–, después de duros combates con el ejército sirio, tomó el control de la provincia de Idlib, donde pretende instalar un “Emirato” que compita con el “Califato” del EI, y hoy se encuentra a las puertas de Damasco codo con codo con el EI. En Irak EEUU apoya a los iraníes (chiitas) que ahora han empezado a luchar contra el EI (suníes) aparte de a las tribus, y en Yemen a Arabia Saudí (suní), que combate a los hutties (chiítas), que a su vez están apoyados por Irán. Como dice el Wall Street Journal, es la incoherencia total dentro de una región donde la incoherencia es la regla.

Al mando de las fuerzas del EI en Siria está un antiguo general de Sadam Husein, Abu Ali Al-Ambari, cuyas unidades se encuentran a solo 12 kilómetros de Damasco, que de caer en sus manos y producirse el derrocamiento de Bashar el Assad, elevaría el prestigio de los terroristas a las estrellas. En no mucho tiempo estarían a las puertas de Ceuta y Melilla. En Irak las fuerzas del EI están también al mando de otro general de Sadam Husein, Abu Muslim Al-Turkmeni, y aparte de ello existen doce Administraciones territoriales que gobiernan los territorios ocupados de Irak y Siria, todos naturalmente a las órdenes de Abu Bakr al Bagdadi, autoproclamado califa supremo con el nombre de Ibrahim.

En tanto que califa, reclama la autoridad religiosa y política sobre todos los musulmanes del mundo y tiene como objetivo aniquilar a los actuales gobiernos y la “reconquista” de Al Andalus, es decir, de España y Portugal hasta los Pirineos. Su organización se sigue financiando con la venta de petróleo producido en las zonas ocupadas, lo que le supone entre 1 y 3 millones de dólares al día. Aparte de ello, se apropió de todo el oro y las reservas del Banco de Mosul al ocupar la ciudad. Por si fuera poco, los funcionarios iraquíes y sirios que trabajan en las zonas ocupadas están obligados a entregarles la mitad de su sueldo.

La mejor policía de Europa, el peor Gobierno

Dentro de nuestro entorno, el EI controla parcialmente Libia, donde el gran puerto petrolero de Es Sider está en sus manos. Y aquí ya no estamos hablando del petróleo de Irak comercializado por contrabandistas, estamos hablando de petróleo de verdad. En territorio argelino, el EI controla por debajo de Tamanraset (1.900 kilómetros al sur de Argel), y lo mismo ocurre con toda la franja del Sahel y buena parte de Nigeria. Si Marruecos cayera en sus manos –y es el objetivo inmediato–, España estaría en estado de guerra. Mientras tanto, una ola silenciosa de yihadistas está invadiendo nuestro país. Solo en Madrid la policía estima que existen unos 2.000, y un centenar de ellos son muy peligrosos. De las 64 mezquitas que existen en la capital, 7 u 8 parecen considerarse radicales (unas 90 de las 1.300 que hay en España).

En España el Gobierno lo lleva haciendo fatal desde hace tiempo. Tiene que ver con el separatismo catalán, tan generosamente financiado por Rajoy, que prefiere musulmanes a ecuatorianos porque los considera más proclives al independentismo, algo lógico porque una Cataluña independiente estaría a merced de los yihadistas. Tiene también que ver con la Alianza de Civilizaciones de Rodríguez Zapatero; y con el 'no me busquéis líos' del cobarde de Rajoy. Sin embargo, y en opinión de la inteligencia de EEUU, España tiene una de las mejores policías de Europa y desde luego la de mayor experiencia antiterrorista por la larga lucha contra ETA, pero con medios extremadamente precarios (apenas pueden pagar 600 euros a los informadores, que son esenciales). Además, el sistema judicial y legal los ata de pies y manos. Y la pantomima de leyes contra el yihadismo que han aprobado los palmeros del Parlamento no aborda lo esencial, como era previsible.

Los políticos han engañado a la sociedad haciéndola creer que está protegida

Si mañana dos o tres 'lobos solitarios' entran en un lugar concurrido y matan a decenas de personas, o secuestran y degüellan a varios rehenes, los culpables tendrán nombres y apellidos: Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Artur Mas y los cientos de diputados que en realidad no son un poder legislativo, sino una panda de palmeros al servicio de un régimen oligárquico. Dirán que han hecho todo lo posible, pero es mentira, no han hecho nada. Lo que es peor, han engañado a la sociedad haciéndola creer que está protegida, cuando en realidad han dejado a España indefensa. No se puede mirar a otro lado. ¿Por qué vamos a mantener activa una bomba que puede explotar en cualquier momento? ¡Deshagámonos de ella! El problema es que tenemos un Gobierno y una oposición de incapaces y traidores.

La única forma de evitar un atentado radica en las acciones preventivas. Pero nuestra legislación no facilita a la policía esta prevención, que podría evitar si se le diesen los medios legales y materiales. Si un imán afirma públicamente que las españolas son unas prostitutas que deben ser lapidadas y que Al Andalus –o sea, España y Portugal hasta los Pirineos– debe ser anexionada por el Califato, ese imán debería ser expulsado del país a las 24 horas. Sin embargo, eso es legalmente imposible, y la izquierda pondría el grito en el cielo si se propusiera, alegando que eso es puro fascismo y violación de los derechos humanos.

Los servicios de inteligencia de la Policía y de la Guardia Civil tienen perfectamente detectados a los yihadistas potencialmente más peligrosos, pero para poder acabar con esta amenaza se necesita modificar la Ley de Extranjería, introduciendo cláusulas de expulsión basadas en la pertenencia, la militancia o la simpatía a organizaciones radicales. Para aquellos que permanecen de forma ilegal en España, y a los que la Policía y la Guardia Civil conocen perfectamente, es prioritario introducir un procedimiento rápido de expulsión. En caso de que tengan permiso de residencia, se debería revocar de inmediato, y si está en marcha un proceso de adquisición de la nacionalidad española, tendría que paralizarse.

Los jueces no parecen muy sensibles a la gravedad de la situación, aunque el problema mayor viene de la propia ley

Lo que no puede hacerse es, como ocurre ahora, cerrar los ojos ante esta realidad y seguir siendo extremadamente complacientes o cobardes con nuestros enemigos jurados que quieren nuestra destrucción, gentes que son cercanas o que incluso pertenecen al EI o a Al Qaeda, y que acabarán cometiendo cualquier barbaridad. Desgraciadamente, muchos yihadistas de alto riesgo se están nacionalizando, sobre todo en Ceuta y Melilla, con lo que son inexpulsables. Las rutas de entrada principales de yihadistas son Algeciras desde Marruecos y Ceuta y Melilla, pero más recientemente se ha unido otra potencialmente más peligrosa, porque por ella acceden a España individuos adiestrados en Siria e Irak y con experiencia en combate: América del Sur. Los jueces no parecen especialmente sensibles a la gravedad de la situación, aunque el problema mayor viene de la propia ley, ya que al fin y al cabo los jueces solo pueden cumplirla; y modificarla corresponde a la clase política más incompetente, cobarde y corrupta de todo Occidente.

En este año 2015 los éxitos de nuestra policía han sido espectaculares. Han detenido a 39 yihadistas en diez operaciones diferentes: 6 operaciones y 19 arrestados el Cuerpo Nacional de Policía, 3 operaciones y 9 detenidos la Guardia Civil y, la más reciente, una operación con 11 arrestados por parte de los Mossos D'Esquadra, a los que sorprendentemente la Audiencia Nacional cedió una operación de detención a mayor gloria de Artur Mas –a cuyos Nou Catalans se les acusa de fomentar el extremismo–, cuando correspondía al CPN, que lo había investigado desde el principio. Entre todos ellos, en enero se detuvo a cuatro yihadistas dispuestos a cometer un atentado y a inmolarse, y en marzo a dos plenamente preparados y dispuestos a atentar. En cuanto a los 11 detenidos de esta semana, tenían la intención de atentar en Barcelona y degollar a una o varias personas ante las cámaras.

¡Y resulta que a nuestra izquierda partidaria de la rendición preventiva y de devolver la mezquita de Córdoba al islam le parece fatal la cadena perpetua, le parecen fatal las escuchas y las acciones que restrinjan la libertad de los yihadistas para predicar la violencia y para masacrarnos! ¡Y se opone a que EEUU utilice la base de Morón para el despliegue de sus Fuerzas Especiales para intervenir en el Norte de África en apoyo a los 3.000 efectivos franceses que luchan allí contra el yihadismo, defendiendo nuestras fronteras! ¡Y luego tendrán la desvergüenza de ir a dar el pésame a los familiares de las víctimas si se produce un atentado para salir en la tele!

Finalmente, desde el punto de vista militar –porque antes o después tendrá que intervenir el Ejército– y a pesar de que Rajoy ha dejado a las Fuerzas Armadas sin medios -ha reducido el presupuesto de Defensa un 20% desde 2011!- (mientras despilfarra el dinero como si fuera escombro para alimentar a sus redes clientelares y a la oligarquía del IBEX, que cobra cada año 43.000 millones de ueros de ás en los contratos y servicios a las APP - ¡7,5 veces más que todo el presupuesto del Ministerio de Defensa!), de nuevo tenemos una oficialidad de primera clase con experiencia de combate contra el islamismo radical en Afganistán y en Líbano. Llegado el momento, bien podría ayudar con enorme eficacia a las Fuerzas de Seguridad en su lucha contra el yihadismo. Parafraseando el Cantar del Mio Cid: ¡Qué buena Policía y qué buen Ejército si tuvieran un buen Gobierno!

Resulta inaudito cómo el Gobierno y sus medios nos mantienen desinformados –como en casi todo– del creciente peligro que representa la fulgurante expansión en el Norte de África del Estado Islámico (EI), pues significa que tenemos el enemigo a las puertas. La gente pensaba que esta organización despiadada y salvaje era algo lejano, aunque el que los yihadistas detenidos en Cataluña planeasen secuestrar a una persona, ponerle un mono naranja y decapitarla ante las cámaras quizá les haga comprender qué les puede pasar a ellos o sus hijos aquí y ahora. Sin embargo, el Gobierno silencia que, al contrario que Al Qaeda –que es únicamente una organización terrorista–, el EI es una poderosa organización militar de 45.000 fanáticos que no solo se ha mostrado capaz de atentar donde quiere y cuando quiere, sino que también está conquistando vastos territorios donde impone a sangre y fuego su régimen de terror, y que España es su objetivo esencial.

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