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PGE 2016: Los más irreales en 40 años
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Roberto Centeno

El Disparate Económico

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Roberto Centeno

PGE 2016: Los más irreales en 40 años

Se trata de unos presupuestos destinados exclusivamente a tratar de engañar a un número suficiente de ciudadanos de cara a las elecciones generales para evitar que el PP salga del Gobierno

Foto: El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. (Reuters)
El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. (Reuters)

La semana pasada me había despedido de ustedes hasta septiembre, pero el asombro que me han causado los Presupuestos 2016 [aquí puede seguir en directo los datos comunicados por Montoro] elaborados deprisa y corriendo por orden de Rajoy, y los más irreales en 40 años, hacen obligado el señalar las contradicciones más obvias. Se trata de unos presupuestos destinados exclusivamente a tratar de engañar a un número suficiente de ciudadanos de cara a las elecciones generales para evitar su salida del Gobierno, algo metafísicamente imposible porque, aunque el PP fuera el partido más votado –lo que está por ver a la vista de su cobardía, rayana en la traición ante el desafío soberanista en Cataluña–, ni PSOE ni Ciudadanos apoyarían jamás un gobierno con Rajoy al frente.

Y como era de esperar de unos presupuestos que carecen del menor criterio de política económica y son electoralismo en estado puro, simplemente no hay por dónde cogerlos. Si los PGE han sido desde que comenzó la crisis unos presupuestos de ciencia ficción para convencer a los ciudadanos de que la crisis se había acabado y, en consecuencia, cualquier parecido con la realidad fue siempre mera coincidencia, en los de este año, cuadrados a martillazos, el voluntarismo y la fantasía alcanzan cotas nunca vistas. Para empezar nada mejor que analizar el grado de cumplimiento de los PGE 2015, mucho menos fantasiosos que los actuales, y elaborados en tiempo y forma, y no en 20 días como los actuales.

Los ingresos por cotizaciones sociales se preveía que crecieran al 7%, y lo están haciendo al 1,3% en lo que va de año; la recaudación tributaria debería crecer al 5,4%, y está creciendo al 3,6%. Sólo gracias a la reducción de las prestaciones por desempleo, donde están dejando a cientos de miles de personas tiradas en la cuneta (500.000 más previstas para 2015) en la más absoluta desesperación (algo que a Rajoy y su banda les importa un pimiento) y a los menores intereses pagados gracias al BCE, el déficit no se ha ido a las estrellas. Aunque sí será con toda seguridad superior al de 2014, tanto por los descuadres entre ingresos y gastos de la Seguridad Social, que llevarán el déficit al 1,5% frente al 0,6 % presupuestado, como por las CCAA, de las que 11 de 17 no cumplirán ni de lejos los objetivos previstos, sino que los doblarán o los multiplicarán por tres.

Son unos presupuestos que carecen del menor criterio de política económica y electoralismo en estado puro; no hay por dónde cogerlos

Las desviaciones son tan brutales que se comentan por sí mismas, y ello aunque la economía esté creciendo al 3% oficial y, según Rajoy, hayamos entrado en un círculo virtuoso, una patraña que ha calado en los medios y muchos analistas que prefieren quedarse en la superficie sin molestarse en mirar lo que hay debajo; no en vano, estamos en agosto. Porque ahora resulta que por primera vez en la historia de la economía cuando un país necesita endeudarse en 7,5 euros para crear un euro de riqueza, como ocurrió en 2014 y volverá a ocurrir en 2015, en el que el endeudamiento más que doblará al crecimiento, eso es entrar en círculo virtuoso, algo que no está escrito en los libros, y no en un camino hacia el abismo, que es como estamos en realidad. El tema es tan escandaloso y tan obvio que no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza a los heraldos de la recuperación.

Y si vamos al déficit exterior, tres cuartos de lo mismo. Las exportaciones están creciendo, pero menos que las importaciones, por lo que nuestra deuda neta exterior cada vez es mayor y no menor. Además, para los amantes del círculo virtuoso, habría que recordarles que, de nuevo, el déficit exterior sigue siendo un elemento limitativo del crecimiento y no lo contrario que proclaman los que sólo hablan de la exportaciones y se olvidan de las importaciones. Y en cuanto al déficit público, este es simplemente de traca. El Gobierno se ha comprometido con Bruselas a bajarlo al 2,8% frente a más del 5,5% con que acabaremos este año de alegrías de gasto y bajadas de impuestos electoralistas, lejos del 4,2% comprometido. Y resulta que todas y cada una de las medidas anunciadas en los PGE-2016 van en sentido contrario: más gasto social, más inversiones y nuevas rebajas fiscales. O sea, el milagro de los panes y los peces en versión actual. Realmente Rajoy piensa que los españoles somos imbéciles.

Pero si piensa que somos imbéciles, en el caso de los pensionistas el tema bate ya todos los récords de mendacidad. Habla de subir las pensiones cuando el Gobernador del Banco de España acaba de reconocer en el Parlamento que el nivel actual de las pensiones públicas es insostenible, y cuando la Autoridad Fiscal Independiente acaba de cuantificar la afirmación del Gobernador diciendo que para que sean sostenibles las pensiones de viudedad y de orfandad, que suponen el 20% del total con más de 19.000 millones de euros anuales, deben pasar a pagarse con cargo a impuestos porque es imposible seguir asumiéndolas con las cotizaciones sociales. ¿Y de dónde narices van a salir 19.000 millones de euros en impuestos en el país con mayor presión sobre las familias de toda la OCDE? Esto significa que las pensiones tendrán que bajar en España un 20% de media para poder sostenerse, lo que implica que no hay ruindad ni mentira de la que Rajoy no sea capaz con tal de engañar a los pensionistas para que le voten. La insostenibilidad de las pensiones forma parte sin duda del círculo virtuoso.

Ahora resulta que cuando un país necesita endeudarse en 7,5 euros para crear un euro de riqueza significa entrar en un círculo virtuoso

Y hablando de impuestos. La última memoria de recaudación tributaria que acaba de publicarse pone cifras a lo que todos sabemos: que en España los ricos no pagan impuestos. Se refería concretamente a las empresas del IBEX que en 2013, último año conocido, pagaron de media un mísero 6%, debido a las deducciones, créditos fiscales y beneficios diversos, aunque el tipo nominal es del 30%. Cifra que compara con un 15% para el resto de empresas y las pymes, y un 16,7% de media de retención de los asalariados. De los 44.800 millones ingresados por el Impuesto de Sociedades en 2007 se ha pasado a sólo 18.700 en 2014. Y para 2016, gracias al círculo virtuoso que ha puesto en marcha nuevas rebajas fiscales, el tipo teórico del impuesto pasará del 28% al 25%. Pero como el papel lo aguanta todo, los PGE 2016 subirán los ingresos y se reducirán los gastos, sobre todo de la cobertura del paro, que se reducirá en 5.500 millones de euros. ¡Esos son presupuestos sociales y lo demás son novelas! Porque la mayor parte de esta cantidad provendrá de rebajas en la cobertura, no de un menor paro.

En septiembre analizaré en detalle el cuadro macroeconómico que sustenta esta gran patraña electoralista, pero antes quiero recordar los grandes logros económico-sociales de la legislatura de Rajoy, que sin duda terminará este año. Ha elevado la deuda total (pasivos en circulación) en 590.000 millones de euros, la mayor cifra de nuestra historia en términos de PIB en sólo tres años y medio. Ha conseguido que España tenga la más injusta distribución de la renta y la riqueza de toda la UE, algo que es motivo de grave preocupación en Bruselas. Casi uno de cada tres niños se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. Ha conseguido el mayor nivel de paro juvenil de Europa, y los parados de larga duración –2,5 millones– siguen sin conseguir empleo, como señalaba la última EPA, algo que, salvo excepciones como Ángel Laborda, ningún analista se ha dignado comentar. El empobrecimiento de la clase media y de la clase trabajadora ha sido el mayor en 60 años, y la subida de la presión fiscal sobre ambas, la mayor de nuestra historia.

Y todo esto, no nos olvidemos, lo ha conseguido Rajoy con las condiciones más favorables que se puedan imaginar: tipos de interés cero, petróleo a mitad de precio y dinero ilimitado gratis del BCE. Imaginen el desastre cuando esta situación cambie. Los tipos de interés empezarán a subir en otoño en EEUU y el QE podría terminar en septiembre de 2016. Aparte de su triunfalismo irracional, este es el problema de fondo de los PGE 2016: ignorar totalmente la extrema vulnerabilidad de una economía que necesita captar entre 250.000 y 300.000 millones de euros anuales, cuyos desequilibrios fundamentales crecen en lugar de reducirse y los PGE se quedan al margen de cualquier criterio racional de política económica. Son unos irresponsables totales.

La semana pasada me había despedido de ustedes hasta septiembre, pero el asombro que me han causado los Presupuestos 2016 [aquí puede seguir en directo los datos comunicados por Montoro] elaborados deprisa y corriendo por orden de Rajoy, y los más irreales en 40 años, hacen obligado el señalar las contradicciones más obvias. Se trata de unos presupuestos destinados exclusivamente a tratar de engañar a un número suficiente de ciudadanos de cara a las elecciones generales para evitar su salida del Gobierno, algo metafísicamente imposible porque, aunque el PP fuera el partido más votado –lo que está por ver a la vista de su cobardía, rayana en la traición ante el desafío soberanista en Cataluña–, ni PSOE ni Ciudadanos apoyarían jamás un gobierno con Rajoy al frente.

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