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José Carlos Díez

El economista humanista

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37 horas como síntoma

El principal precedente de reducción de jornada por ley fue en Francia con las 35 horas que se implantó en 2000 y Francia sigue teniendo un problema de productividad, como los que describe Draghi en su informe para mejorar la competitividad

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Daniel González)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Daniel González)
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El Consejo de Ministros ha aprobado la reducción de la jornada laboral por ley a 37,5 horas a la semana. Las leyes las aprueba el Parlamento y este Gobierno tiene varadas sin apoyos parlamentarios decenas de leyes y parece que esta será una más ya que Carles Puigdemont, el principal centro de poder en esta legislatura, ha dicho que no va a apoyarla.

No obstante, la idea refleja bien lo desenfocada que está la política económica de este Gobierno y la ausencia de un plan que permita aumentar, además del empleo, la productividad y los salarios y reducir la precariedad y la desigualdad que sigue siendo una de las mayores de Europa y de los países desarrollados en todo el mundo. La idea surge de Yolanda Díaz y Sumar y tuvo en frente al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que al final tuvo que ceder por petición personal de Pedro Sánchez, según se ha publicado. Cuerpo ha fichado como presidente de su Consejo de Productividad a Juan Francisco Jimeno que fue mi profesor de macroeconomía y teoría del crecimiento en la Universidad de Alcalá y que ha sido muy claro: “Reducir la jornada por ley no parece la mejor manera, mejor por convenio”.

Sorprende que sea Yolanda Díaz quien prefiera regular por ley y suplantar la labor de los sindicatos en los convenios, siendo hija de un líder sindical que ha luchado para establecer los derechos sindicales e institucionalizar la negociación colectiva, algo que el franquismo no permitía. Más difícil de entender es que los sindicatos prefieran regular la jornada laboral por ley que por convenio, como recomienda Juan Francisco Jimeno.

La medida es populista y está basada en decirles a los españoles que pueden trabajar menos y cobrar lo mismo. El problema es que la realidad y la evidencia empírica nos dicen lo contrario. El principal precedente de reducción de jornada por ley fue en Francia con las 35 horas que se implantó en el año 2000 y Francia sigue teniendo un problema de productividad, como los que describe Mario Draghi en su informe para mejorar la competitividad de la economía europea.

Foto: Un camarero durante su jornada laboral en un bar de Madrid. (Europa Press/Jesús Hellín)

Economía viene del griego, la ciencia del hogar, y se basa en el estudio de millones de decisiones de empresas, familias, estado y sistema financiero que acaban determinando la productividad, los salarios y la renta por habitante. Desde el año 2000, Francia, España y toda Europa tienen un serio problema de productividad y su renta por habitante crece menos que la de EEUU pero especialmente mucho menos que la de China y los nuevos competidores asiáticos.

Recomiendo leer el libro del catedrático de Harvard Philippe Aghion ' El poder de la destrucción creativa' que actualiza la evidencia empírica disponible en el mundo sobre las teorías que el economista Joseph Schumpeter que publicó en 1911. Los modelos económicos convencionales decían que para mejorar la productividad hay que aumentar el número de máquinas por trabajador. Por ejemplo eso sucedió con la llegada del tractor y la cosechadora, aumentó significativamente la productividad agrícola, los trabajadores del campo emigraron a la ciudad a trabajar en la industria y los servicios y aumentaba la productividad total de todos los factores. Eso pasó en España, principalmente en los años sesenta, y es lo que ha pasado en China desde 1980.

Foto: La productividad en el trabajo. (Pexels)

Pero las nuevas teorías del crecimiento empiezan a estudiar la relación de la productividad con el I+D, con el capital humano y la educación, con el mercado de capitales, con el tamaño de la empresa, con la regulación y la burocracia, con la internacionalización de las empresas, etcétera como explica Aghion magistralmente en su libro. Por ejemplo, España tiene una grave crisis de accesibilidad a la vivienda, especialmente para los jóvenes, y la principal causa es que llevamos 15 años produciendo menos de 100.000 viviendas al año, la mitad que el promedio histórico. El Gobierno propone como solución aumentar la construcción de viviendas, pero el principal cuello de botella es la burocracia que eterniza los trámites administrativos para aumentar la oferta de suelo disponible para construir cerca de los núcleos urbanos con mayor crecimiento de creación de hogares.

Si a los funcionarios que tienen que aprobar esos trámites les reduces la jornada de trabajo un 6% a la semana, lo que sucederá es que la burocracia aumentará y la crisis de vivienda será aún mayor en el futuro. Lo que recomendamos los economistas sería aprovechar los fondos europeos para digitalizar y modernizar la administración pública y que utilicen sistemas de inteligencia artificial que eliminen a los funcionarios sus labores más rutinarias y con los mismos trabajadores públicos, no se les puede despedir, tardar mucho menos tiempo en poner viviendas disponibles para jóvenes en el mercado.

Cuando las empresas consiguen aumentar la productividad, llega el momento de la negociación colectiva y determinar las condiciones de trabajo que incluyen, por supuesto, las horas trabajadas. Es lo que han hecho los sindicatos y las patronales desde que se aprobó la Constitución y se recuperó la libertad sindical y la jornada laboral se ha reducido en España unas 200 horas anuales desde que murió Franco.

El Consejo de Ministros ha aprobado la reducción de la jornada laboral por ley a 37,5 horas a la semana. Las leyes las aprueba el Parlamento y este Gobierno tiene varadas sin apoyos parlamentarios decenas de leyes y parece que esta será una más ya que Carles Puigdemont, el principal centro de poder en esta legislatura, ha dicho que no va a apoyarla.

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