¿Cuál ha sido el impacto de los aranceles de Trump?

El desarrollo teórico de la economía en el último siglo ha sido muy intenso, pero sigue siendo una ciencia eminentemente empírica. Ya disponemos de evidencia del impacto de los aranceles de Trump desde la primavera y en el último número de la revista Cuadernos de Información Económica de Funcas el economista alemán Daniel Gros hace un interesante análisis. La ventaja del libre comercio es la sencillez administrativa, lo cual permite que sean las decisiones individuales de las empresas y los consumidores los que decidan; qué bienes se producen, dónde se producen, cuándo se producen, quién los produce, cómo los produce, etcétera. Así empezó el desarrollo económico de la especie humana, miles de años antes que existiera la ciencia económica, y así empieza el primer capítulo de los manuales de economía. El problema del proteccionismo de Trump es que es un sistema extremadamente burocrático e intervencionista y la historia nos enseña que a largo plazo tiene efectos desastrosos sobre la riqueza de las naciones.

Con la maraña administrativa que ha montado Trump en menos de seis meses, es muy difícil calcular el arancel medio de la economía americana y el arancel medio por países. Gros ha usado un sencillo indicador fácil de calcular. Las importaciones se registran en la aduana y son un dato de registro muy fiable y el arancel es un impuesto y los datos de recaudación también son de registro y son muy fiables. En la era del dato es sencillo calcular este indicador en tiempo real. Y además, Gros ha calculado el arancel implícito sobre el conjunto de la economía, que es una simple regla de tres multiplicando la recaudación del impuesto, dividido por las importaciones por país, por el porcentaje de bienes sujeto al arancel. Estos algoritmos ya fueron usados seguramente por el sefardí Maimónides en Córdoba en el siglo XII.

Su política comercial proteccionista ya está más o menos definida, aunque sigue tomando medidas aleatorias como amenazar a China con un arancel mayor. El Congreso da al presidente el mandato de la política comercial y eso le da a Trump un arma de negociación con países que utiliza a discreción para su política exterior. El problema es que un arancel es un impuesto que provoca un menor crecimiento. Trump dice que lo pagarán las empresas del resto del mundo y que no tendría impacto sobre la economía americana. Pero un arancel es un impuesto directo sobre las ventas que aumenta el precio. Dependiendo de las condiciones de oferta y demanda y el nivel de competencia de cada mercado, las empresas pueden trasladar un porcentaje de esa subida de costes a los consumidores. El economista jefe de Goldman Sachs ha estimado que en EEUU un tercio de los aranceles impuestos por Trump ya se han trasladado a los precios finales que pagan los votantes y que el próximo verano se habrá trasladado el 65%. Recordemos que en noviembre del próximo año los americanos deberán ir a votar de nuevo para renovar las mayorías de Trump en el Congreso y en el Senado. Y recordemos que con Joe Biden en la Casa Blanca el empleo creció mucho, el problema fue la inflación provocada por la crisis del gas en 2021 y empobreció a los votantes.

Como nos enseñó Albert Einstein, dentro del caso hay un orden, aunque no es sencillo identificarlo. EEUU concentra la mayor parte de sus exportaciones con México y Canadá y el arancel medio efectivo, recaudación sobre volumen de importación, de ambos países está entre el 20% y el 25%. Pero la mayor parte de esas importaciones son bienes intermedios que las empresas americanas necesitan para producir en EEUU y la mayor parte no van a tener arancel, de momento. Sólo el 8% de los bienes importados desde México tienen nuevo arancel y sólo el 16% de los que vienen de Canadá y por eso el arancel medio implícito sobre el total de importaciones es tan sólo del 2% para México y del 4% para Canadá. Como cualquier impuesto directo sobre las ventas, los nuevos aranceles tienen un efecto contractivo sobre el consumo, la inversión y el empleo y aumentan la inflación, pero la intensidad es pequeña.

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Para Europa, el arancel medio está siendo del 13%, afecta al 61% de los bienes que exportamos a EEUU y por eso el arancel medio efectivo es del 6%, mayor que el de Canadá y México pero de nuevo contenido en términos de impacto negativo sobre empleo e inflación. El problema es para China, ya que Trump ha grabado un arancel medio del 44% al 86% de los productos importados y el arancel efectivo es del 37%. Y Trump sigue amenazándoles con subirles el arancel al 100%.

¿Cuál ha sido el impacto sobre las importaciones por países? Las importaciones desde México, Canadá y Europa están estancadas durante el verano, igual que elempleo y el consumo de EEUU. O sea, México no exporta más porque sus clientes americanos no consumen más, no por los aranceles que ha puesto Trump. Si el consumo repunta, seguramente las exportaciones mexicanas volverán a crecer y Trump habrá fracasado en su promesa de proteger a los trabajadores industriales americanos de Michigan, Ohio y Pensilvania que fueron claves para que pudiera volver a la Casa Blanca.

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Pero las importaciones desde China se han desplomado casi un 50% este año. En 2007, antes de la Gran Recesión, China creció un 14%, en 2019, antes de la pandemia, un 6%, la previsión del FMI para el año que viene es del 4% y su estimación de crecimiento potencial a medio plazo del 3% y viendo el desplome de exportaciones y el frenazo del comercio mundial que ha provocado la guerra arancelaria de Trump seguramente será aún menor. China, tras el pinchazo de su burbuja inmobiliaria y los aranceles de Trump, tiene un serio problema y, lejos de cambiar su modelo económico, está en una huida hacia delante, endeudándose sin sentido.

¿Cuál ha sido el impacto del proteccionismo de Trump en EEUU? La creación de empleo se ha frenado en seco con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Y el impacto de los aranceles ya está aumentando la inflación, aunque ese efecto se notará con más intensidad el próximo año. La causa principal es la incertidumbre que ha generado su política económica, especialmente los aranceles, y su estilo de negociación, completamente aleatorio, impulsivo, caótico. Las familias y las empresas toman muchas de sus decisiones hoy, mirando al futuro con incertidumbre. Los economistas recomendamos a los gobiernos reducir al máximo esa incertidumbre en la definición de su política económica para favorecer la inversión y la creación de empleo. Trump sabe más que los economistas, como ha dicho varias veces, pero la realidad es muy tozuda y la evidencia rechaza esa hipótesis. Las luces rojas se han encendido ya en la Casa Blanca, por eso Trump despidió a la directora de la oficina de estadísticas que publica los datos de empleo y de inflación y pidió al presidente de Goldman Sachs que despidiera a su economista jefe.

En una crisis es clave reconocer que estás en crisis. Negar la realidad y continuar por el camino equivocado, como está haciendo Trump, suele agravar la crisis.