Elecciones extremeñas en clave económica
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José Carlos Díez

El economista humanista

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Elecciones extremeñas en clave económica

Con la tasa de paro en Extremadura en el 13% y el empleo creciendo un 2%, el PSOE se ha hundido al 26% y el PP no consigue canalizar el descontento. ¿Por qué se ha roto el ciclo político-económico en España?

Foto: Varias personas acuden a votar a un colegio electoral en Extremadura. (EFE/Eduardo Palomo)
Varias personas acuden a votar a un colegio electoral en Extremadura. (EFE/Eduardo Palomo)
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Extremadura es uno de los graneros de votos históricos socialistas donde el PSOE casi siempre había gobernado. En 2011 la economía española había destruido 3 millones de empleos en la peor crisis en ochenta años, la tasa de paro en Extremadura estaba en el 23% y el PSOE sacó el 43% de los votos y se quedó a sólo 3 puntos del PP. Ahora, con la tasa de paro en Extremadura en el 13% y el empleo creciendo un 2%, el PSOE se ha hundido al 26%, 17 puntos por debajo del PP, y en las dos capitales de provincia ha sacado sólo el 17% y en Badajoz es tercera fuerza por detrás de Vox.

Los economistas siempre detectamos una correlación entre el ciclo económico y el ciclo político, que es más que evidente que desde 2015 se ha roto. La economía no ha parado de crear empleo en los últimos 10 años, salvo el lapsus de unos meses de 2020 por el confinamiento, pero el PP salió del Gobierno en 2018 y se hundió en votos hasta 66 escaños, y el PSOE, que está en el Gobierno ahora, se hundió en votos en las autonómicas de 2023, se ha hundido aún más en Extremadura y las encuestas anticipan debacles similares en Aragón, Castilla y León y Andalucía en los próximos meses.

Esto es una labor más de politólogos y sociólogos, por eso en este artículo destacaré algunas tendencias económicas que pueden ayudar a comprender este fenómeno tan complejo que es global y afecta a muchos países desarrollados, pero también emergentes. La principal tendencia es el descontento que ha provocado la globalización combinada con un desarrollo tecnológico tan intenso. La globalización en sus tres canales; el comercio, las finanzas y las migraciones. China ha inundado el mundo de productos industriales a precios más baratos, presionando a la baja sobre los salarios en zonas industriales europeas y de EEUU. La locura financiera ha aumentado la deuda mundial, pública y privada, a sus máximos históricos y en 2008 provocó la peor crisis económica desde la Gran Depresión y las economías aún tienen cicatrices de aquella crisis.

Las migraciones afectan especialmente a España, que es el país del mundo donde más ha aumentado su población por la llegada de inmigración desde comienzos de este siglo y, sumando los hijos de inmigrantes, ya superan los 11,5 millones de personas, el 23% de la población española. Sin entrar en el debate racista que fomenta Vox y la extrema derecha, los economistas defendemos la necesidad de inmigración para paliar el declive demográfico, pero la llegada masiva de inmigración en España se concentra en el segmento de trabajos menos cualificados, ha hundido los salarios generando un grave problema de desigualdad que afecta especialmente a los trabajadores de menos cualificación y a las zonas de menor renta, como es el caso de Extremadura.

Foto: inmigracion-apoyo-crecimiento-pib-per-capita

A eso hay que sumar que Portugal es un país que siempre fue más atrasado que España, pero desde 2015, con el liderazgo del socialista António Costa, lo ha hecho mucho mejor que nosotros y eso perjudica especialmente a provincias limítrofes como Extremadura. Portugal es hoy un país infinitamente menos burocrático que España, con un mercado de trabajo más flexible que el nuestro y para las empresas es mucho más atractivo localizarse al otro lado de la frontera que en Extremadura.

La variable que determina el auge de Vox es principalmente la edad, ya que concentra sus votos en menores de 40 años, especialmente los más jóvenes, urbi et orbi, en el campo y en la ciudad. Crisis intensas como la de 2008 y la pandemia, la llegada masiva de inmigración, un mercado de trabajo tan rígido que protege a los que están y penaliza a los que entran y el agujero negro del sistema de pensiones que ya concentra más de un tercio del gasto público y no deja recursos para el resto de partidas, especialmente la educación, explican que los grandes damnificados de este modelo sean los jóvenes.

Sumemos a esto el drama de la vivienda, que acumula un déficit de unas 700.000 viviendas construidas por el fuerte aumento de la creación de hogares, intensificado por la inmigración masiva, también ayuda a explicar el cabreo de los jóvenes. Ni todos los jóvenes se volvieron de extrema izquierda tras el 15-M y votaron a Podemos, ni todos los que votan ahora a Vox son de extrema derecha. Están hartos y la corrupción de los dos grandes partidos, la Gürtel en el PP y toda la basura que conocemos ahora del PSOE de Pedro Sánchez, amplifica el fenómeno. El PSOE de Felipe González y de Juan Carlos Rodríguez Ibarra consiguieron sacar a Extremadura del subdesarrollo de los Santos Inocentes gracias a la educación universal. Hoy la mayoría de jóvenes extremeños van a la universidad, tienen más conocimiento, mejor currículum y más méritos que el candidato Miguel Ángel Gallardo, que encima está imputado por enchufar el hermano de Pedro Sánchez cuando era presidente de la Diputación.

A eso sumemos que el PSOE ha dejado de ser español y negocia en secreto con partidos independentistas el cupo catalán, que los extremeños saben que les quitará recursos para su sanidad y su educación. Y ha dejado de ser obrero, los trabajadores perciben que dan prioridad a los temas ambientales, de género, etcétera, que al empleo, los salarios la vivienda, la educación y lo que siempre importó al votante mediano que es el que permite conseguir mayorías para gobernar, aprobar leyes y transformar la sociedad.

Habrá más variables que explican que Extremadura haya pasado de ser un feudo socialista a que PP y Vox sumen el 60%, lo mismo que sucede en Andalucía. Yo aprendí siendo muy joven que cuando identificas un problema debes aportar soluciones o tú te conviertes en parte del problema. Yo sigo confiando en el potencial de los españoles para progresar en la era de la tecnología global, como hemos hecho en los últimos 65 años. Hacemos muchas cosas bien y con pocos cambios España podría volver a funcionar, progresar, reducir el descontento social y volver a un sistema político estable que garantice la gobernabilidad.

Extremadura es la región de Europa con más placas fotovoltaicas por habitante, tiene viento, agua y una central nuclear y esa es la combinación perfecta para tener una energía abundante y más barata que tus competidores y tener el desarrollo industrial que la historia les negó y que es la causa principal de su bajo nivel de renta. Los extremeños están dentro del euro, tienen las hipotecas y los créditos a sus empresas más baratos de Europa. ¿Qué necesitan? Primero y principal, red eléctrica para conectar esas nuevas fábricas. Luego vivienda, preferiblemente de protección social y a precios asequibles para que los nuevos trabajadores puedan vivir. Necesitan un tren que tenga catenaria eléctrica, que no les deje tirados en medio del campo y que les conecte con Madrid y con Lisboa y un buen aeropuerto para volar al mundo y ser competitivos.

España necesita una ley que ponga orden en los flujos migratorios como hacen, por ejemplo, en Australia. Necesita un estado digitalizado y ágil que ayude a progresar y no que ponga palos en las ruedas para el desarrollo. Necesita industrializarse y para eso necesita incorporar más tecnología en los bienes y servicios que produce. Y necesita recuperar la meritocracia para que los jóvenes vuelvan a creer en el sistema y en las instituciones, especialmente en los partidos políticos. Hay que quitar de los puestos dirigentes a los apparatchik, de todos los partidos, cuyo único mérito ha sido tragar cosas que van en contra de la dignidad humana y decirle siempre sí al líder para tener un trabajo y un sueldo con el que financiar su ciclo vital.

Yo vivía en una familia de clase alta hasta 1975 y la crisis me llevó a vivir en una familia de clase baja. Me crie en una familia monoparental de baja renta y sin precedentes universitarios y debería haber fracasado en mis estudios y hoy tener un salario precario. Pero mi madre me enseñó a esforzarme, a respetar a todo el mundo, a hacer el bien y no mirar a quién, a ser feliz, a cumplir mis obligaciones para exigir derechos y me ha ido muy bien en la vida. Es lo mismo que ella aprendió de sus padres y lo mismo que yo enseñé a mis hijos. Ahora doy clases y conferencias por toda España, estoy muy en contacto con los jóvenes, entiendo su frustración y sus miedos, yo también los tuve a su edad, pero yo soy el ejemplo de que en España el ascensor social funciona. Si a esos chavales la vida también les va bien, yo tendré una mejor pensión y por eso voy a ayudar en todo lo que pueda para que lo consigan.

Extremadura es uno de los graneros de votos históricos socialistas donde el PSOE casi siempre había gobernado. En 2011 la economía española había destruido 3 millones de empleos en la peor crisis en ochenta años, la tasa de paro en Extremadura estaba en el 23% y el PSOE sacó el 43% de los votos y se quedó a sólo 3 puntos del PP. Ahora, con la tasa de paro en Extremadura en el 13% y el empleo creciendo un 2%, el PSOE se ha hundido al 26%, 17 puntos por debajo del PP, y en las dos capitales de provincia ha sacado sólo el 17% y en Badajoz es tercera fuerza por detrás de Vox.

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