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Trece hipocresías para 2013
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Ignacio de la Torre

El Observatorio del IE

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Trece hipocresías para 2013

Las verdades son siempre a medias, la realidad no es la misma para todos. Quien quiera oír, que oiga, quien quiera gritar que grite... ¿Hay alguna

Las verdades son siempre a medias, la realidad no es la misma para todos. Quien quiera oír, que oiga, quien quiera gritar que grite... ¿Hay alguna de estas hipocresías que le suene familiar?

Primera: la supuesta 'independencia' de una porción minoritaria, pero representativa, de consejeros mal llamados independientes. La independencia se pierde en algunos casos por a) retribuciones exorbitantes, que pueden convertir a los consejeros en aduladores; b) ignorancia manifiesta del consejero hasta el punto de no saber contabilidad financiera, lo que no es óbice para que sean situados en la comisión de auditoría, aunque hayan figurado en comisiones similares en bancos quebrados; c) amistad íntima con el primer ejecutivo, o d) pertenencia del consejero a otras firmas que hacen negocios con la firma “aconsejada”, lo que les hace perder la independencia. También está el caso de gente que computa en los cuatro supuestos anteriores, pero sigue siendo denominado “independiente” con total hipocresía.

Segunda: la actitud manifiestamente descarada de muchos directivos españoles, que han defendido a capa y espada abaratar el despido mientras ellos se dotaban de cláusulas de blindaje cada vez más abusivas.

Tercera: la mal llamada “retención del talento” con el dinero del accionista: que el blindaje expuesto en la segunda hipocresía sirva para “blindar” a ciertos directivos que han resultado ser campeones mundiales de la destrucción de valor es un elenco del disparate y de la inmoralidad.

Cuarta: la actitud de Hacienda, que fuerza a autónomos y a pymes a pagar el IVA devengado por contratos no pagados por las Administraciones Públicas. Si el autónomo se retrasa en el pago, Hacienda le persigue implacablemente; si es la Administración quien lo hace, no hay persecución alguna. Bienvenidos a la España feudal.

Quinta: la defensa con la boca llena de la ética empresarial y la responsabilidad social corporativa. Se saca pecho hacia fuera para prohibir sobornos con objeto de conseguir contratos, pero se mantiene a imputados, a convictos o a delincuentes con crímenes prescritos en el Consejo de Administración.

Sexta: la pasividad de los ciudadanos ante un sistema judicial organizado por castas. Partidos políticos y sindicatos no tienen responsabilidad penal. Las empresas sí. El aforamiento, que en su origen defendía a diputados de los abusos del Rey, hoy no tiene defensa lógica. Los políticos lo utilizan impunemente, a pesar de su responsabilidad en los actos. Se otorga un tercer grado con celeridad si se pertenece a “la casta”. Entiendo que los líderes de una secta se aprovechen de sus prebendas, pero ¿por qué los ciudadanos seguimos militando en la secta tolerando estos abusos?

Séptima: la no asunción de responsabilidades por los más de cincuenta mil millones de euros de los contribuyentes inyectados y ya perdidos en bancos y cajas insolventes. El que nadie pida perdón ni afirme haberse equivocado muestra que queda poca gente entre los culpables con un mínimo de honor.

Octava: la insolente actitud de mucho analista y comentarista anglosajón, dándonos lecciones de ortodoxia fiscal y monetaria a los españoles. Discúlpenme, pero tanto el Reino Unido como los EEUU acabarán 2012 con un déficit fiscal superior al de España, y nosotros estamos realizando un ajuste total de 11% de PIB. ¿Y ellos?

Novena: la falacia de mucho político alemán que critica al sur de Europa y no debate con su electorado dos verdades como templos; primera: que Alemania fue el primer país de la zona euro rescatado, cuando el BCE compró masivamente bonos griegos al 85% de su valor a la banca alemana cuando valían un 35% como mucho, convirtiendo una pérdida 100% alemana y privada en una pérdida 29% alemana y pública; y segunda: que la mezcla de vino bueno (Burdeos) y malo (tintorro) produce porquería. El euro fue una mezcla de vinos buenos y malos, y la debilidad de la divisa resultante ha permitido a Alemania convertirse en la potencia económica que hoy es a través de exportaciones. Con el Deutsche Mark esto nunca habría sucedido.

Décima: la última “gallardonada”, defender tras la investidura que el órgano de gobierno sea elegido por los jueces (en sus palabras “es mejor que los médicos elijan al director de un hospital a que lo hagan los políticos”), a dar marcha atrás para que los políticos sigan nombrando al CGPJ por “razones de Estado”. Puah.

Undécima: Francia, que criticó duramente la intervención unilateral en Irak de los EEUU, crítica aplaudida por millones de pardillos, para ahora intervenir unilateralmente en Mali ante la apatía de los mismos pardillos.

Duodécima: Obama, que expresó su oposición a Guantánamo también con múltiple cariño y simpatía de los pardillos, para no sólo no haberla cerrado, sino haber incrementado por cuatro los asesinatos de dirigentes terroristas a través de aviones no tripulados (drones); perdónenme, pardillos: ¿qué es más discutible, encerrar a supuestos terroristas o asesinarlos? ¡Enhorabuena, jurados del Premio Nobel de la Paz!

Decimotercera: muchos estamentos de la universidad española, que a pesar de llevar varios años enviando al paro a la mitad de sus licenciados siguen enrocados en sus intereses creados sin defender una profunda reforma que permita hacer frente a su parte de responsabilidad sobre una de las mayores tragedias de nuestra nación: el paro juvenil.

En la saga de El Padrino, el cardenal que pronto sería elegido Papa con el nombre de Juan Pablo I coge una piedra de una fuente y dice: “¿Ve usted esta piedra? Ha estado durante años rodeada de agua, pero esta no ha permeado en su interior a pesar del tiempo; así es el cristianismo, agua que muchas veces es incapaz de permear en el ser humano”.

Vista la fijación del Evangelio contra la hipocresía se antoja muy actual la reflexión del cardenal.