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Lo que nos cuesta el “Y tú más…”
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Juan Carlos Martínez Lázaro

El Observatorio del IE

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Lo que nos cuesta el “Y tú más…”

“Y tú más…”. Simplificando, esta ha sido la respuesta que nuestro sistema político ha venido dando al tema de la corrupción. Durante años, la corrupción individual

“Y tú más…”. Simplificando, esta ha sido la respuesta que nuestro sistema político ha venido dando al tema de la corrupción. Durante años, la corrupción individual o la colectiva (la financiación irregular de los partidos) se ha utilizado como arma política. Cuando un cargo público o político de un partido ha sido acusado de haber cobrado comisiones para sí o para el propio partido, inmediatamente las otras fuerzas políticas y los medios de comunicación afines, lo han utilizado para desprestigiar al partido al que pertenecía o pertenecían esas personas. Y el partido al que pertenecía o pertenecían esas personas ha tratado siempre de negarlo, minimizarlo o exculparlo. Y cuando ya no podía seguir negando lo evidente, se ha distanciado y ha lanzado el mensaje que se resumía en el “y tú más…”

Cuando el PSOE ha acusado al PP por el caso Gürtel, el PP le ha contestado con el caso de los ERE de Andalucía. Cuando el PP ha acusado a PSOE con el caso Campeón, el PSOE le ha contestado con el caso de la Diputación de Orense. Y eso por no hablar de las versiones regionales, como Unió Mallorquina y los mil procesos a los que se enfrentan, Convergència y el caso Palau, Unió y el caso Pallerols, el PNV y el caso De Miguel, o el famoso GIL y el expolio de Marbella… Aquí ya todos acusaban a todos.

En general, nos ha escandalizado la corrupción cometida por miembros de partidos a los que no somos afines y, en general, hemos negado, disculpado o minimizado  la corrupción cometida por el partido al que ideológicamente lo somos. Si soy votante/simpatizante/afín al PP, he pensado que el caso Gürtel sonaba a montaje de los socialistas o de algún juez progre, mientras que lo de los ERE de Andalucía era una golfada. Y viceversa. Como los seguidores de un equipo, que siempre se indignan de los favores arbitrales al rival, y pasan por alto o justifican cuando los árbitros se equivocan a su favor.

En general, nos ha escandalizado la corrupción cometida por miembros de partidos a los que no somos afines y, en general, hemos negado, disculpado o minimizado la corrupción cometida por el partido al que ideológicamente somos afinesEn esta pugna partidista del Y tú más…”, lo que hasta ahora no hemos tenido en cuenta es lo que nos ha costado, y nos cuesta, a los ciudadanos la corrupción. Porque si una empresa tiene que pagar a un sujeto o a un partido para que le adjudiquen un contrato, en el precio de esa adjudicación irá incluida la comisión que vaya a tener que pagar. Es decir, este servicio vale 10, pero como tendré que pagar 2 de comisión, pues se lo vendo a la Administración de turno a 12. Y, en principio, todos contentos: la empresa que lo vende, la Administración que lo compra con un dinero que no es suyo, los ciudadanos que disfrutan de ese servicio, el que se lleva la comisión o el partido al que pertenece, si es que para él era el dinero. Esto es en principio, porque al final, el sobreprecio de 2, los únicos que lo vamos a pagar económicamente somos los ciudadanos. Seguramente, durante mucho tiempo, no nos dimos cuenta porque todas esas obras o servicios se financiaban con deuda y con más deuda. Pero las épocas de los endeudamientos se han acabado y ahora nos toca pagarla. Y lo estamos haciendo con más impuestos y/o con menos servicios.

Lo que me pregunto y me indigna es pensar cuánto de mis impuestos está teniendo que ser dedicado a pagar las comisiones que se han venido cobrando  desde hace muchos años por unos y por otros. Porque esto empezó hace ya mucho, pero que mucho tiempo. ¿O es que no recuerdan el caso Naseiro o el caso Filesa, por poner sólo algunos ejemplos?

El día que los españoles dejemos de ver a la corrupción bajo el prisma de la lucha política y la veamos como lo que es, como un robo al resto de los ciudadanos, que somos los que nos toca pagarla, y se lo hagamos ver a nuestros políticos, tal vez consigamos acabar con ella, o al menos, mantenerla en parámetros mínimos. Lo que no es de recibo es haber institucionalizado un sistema de mordidas para partidos y particulares, que ha pasado a formar parte del paisaje cotidiano y que sólo nos ha molestado cuando implicaba a los adversarios políticos, pero sin medir nunca su impacto económico en nuestros bolsillos. 

“Y tú más…”. Simplificando, esta ha sido la respuesta que nuestro sistema político ha venido dando al tema de la corrupción. Durante años, la corrupción individual o la colectiva (la financiación irregular de los partidos) se ha utilizado como arma política. Cuando un cargo público o político de un partido ha sido acusado de haber cobrado comisiones para sí o para el propio partido, inmediatamente las otras fuerzas políticas y los medios de comunicación afines, lo han utilizado para desprestigiar al partido al que pertenecía o pertenecían esas personas. Y el partido al que pertenecía o pertenecían esas personas ha tratado siempre de negarlo, minimizarlo o exculparlo. Y cuando ya no podía seguir negando lo evidente, se ha distanciado y ha lanzado el mensaje que se resumía en el “y tú más…”