España, en progreso

“El mercado ha predicho veinte de las últimas tres recesiones”, afirma un conocido dicho de mercado.

En el caso de España, la situación ha sido atávicamente similar: durante 2010, el mercado de derivados de crédito consideraba que España era un país más arriesgado para invertir que Egipto, ignorando que una satrapía sin clase media es siempre más arriesgada que una imperfecta democracia con asfixiada clase media. No bastó una revolución y el arresto de Mubarak; hace un año el riesgo de Egipto era similar al de España, según el erróneo pronóstico del consabido mercado. Ha hecho falta un golpe de Estado y una cuasi guerra civil en ciernes, así como unos datos positivos sobre España, para que el mercado se caiga de un guindo y reconozca una realidad geopolítica tan evidente.

Hace un año, muchos seguían dando a España por un caso perdido: una combinación de estallido de burbuja inmobiliaria que provocaba crisis bancaria, desapalancamiento sin fin, deflación de activos, estallidos sociales, crisis soberana hasta desembocar en la quiebra de España y su salida del euro. La infame presentación de Carmel, de primavera del año pasado, es un mal ejemplo de dicha tesis.

Recientemente, es mayoría la corriente de opinión que marca que España apenas crecerá en 2014 (véase mi artículo “Por qué el FMI se equivoca”) y que el escenario español es peor que el estancamiento de Japón de los 90.Sin embargo, este verano nos ha regado con un aluvión de datos muy positivos sobre la economía española, a saber:

• Las exportaciones han vuelto a alcanzar un récord histórico desde que se registran series. Han crecido un 8% durante el primer semestre (frente a caídas de las de Alemania, Francia e Italia en el mismo periodo), contra todo pronóstico, ya que se estimaban limitados crecimientos consecuencia de la debilidad del comercio mundial. Con un 34% del PIB, España es ya la segunda potencia exportadora de bienes y servicios de las grandes naciones europeas. A pesar de la fuerte caída de la libra desde 2008 (24%), las exportaciones españolas al Reino Unido suben un 23% en el primer semestre.
• La inversión privada no residencial empieza a mostrar los primeros signos de activación: comienza a subir la utilización de la capacidad (hasta el 76%), se modera la caída de la producción industrial, las matriculaciones de vehículos pesados han entrado en positivo y mejora el consumo eléctrico de las grandes empresas. España presenta una gran oferta de mano de obra cualificada y competitiva, de ahí que la inversión directa extranjera se esté disparando, y poco a poco lo haga la nacional.
• En lo que a consumo respecta, durante los últimos seis meses España ha creado 340.000 puestos de trabajo, y el desempleo se ha reducido en 300.000 personas. La última vez que el país creó este número de puestos en el mismo periodo (afectado por la estacionalidad) fue en 2006, cuando el PIB crecía un 4%.
• La confianza del consumidor, aunque deprimida, está en los mayores niveles del último año y medio, sin duda espoleada por la situación laboral y por una menor inflación que mejora el poder adquisitivo. Las ventas minoristas, también deprimidas, muestran una continua recuperación desde primavera. Las de coches han evolucionado positivamente hasta entrar en positivo, y los mismos datos esperanzadores de disminución agresiva de las tasas negativas recogidas en el primer trimestre se observan en consumo eléctrico o tráfico de autopistas.

Siempre he expresado mi admiración por el poder predictor de los índices de gestores de compra (PMI), que suelen anticipar en seis meses los movimientos del PIB, indicando expansión económica niveles superiores a 50. El PMI español ha subido en poco tiempo de 43 a 51, por encima de Francia e Italia.

En otras palabras, después de siete trimestres de crecimientos negativos, en el trimestre tercero, España está saliendo de la recesión. El riesgo para el futuro cercano es claramente al alza.