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La supuesta 'desaceleración' de España
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Ignacio de la Torre

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La supuesta 'desaceleración' de España

Cada dato 'negativo' ha sido magnificado por la prensa achacándolo al incierto resultado electoral, como el estancamiento de las compraventas de vivienda del cuarto trimestre

Foto: Fachada del Banco de España. (EFE)
Fachada del Banco de España. (EFE)

Las recientes elecciones generales han generado un punto de inflexión en lo que al tratamiento de datos económicos respecta. Cada dato 'negativo' ha sido magnificado por la prensa achacándolo al incierto resultado electoral.

Así, por ejemplo, el estancamiento de las compraventas de vivienda del cuarto trimestre fue relacionado con las elecciones, evidente estulticia, ya que el 90% del trimestre tuvo lugar antes de los comicios. La caída de la cifra de compraventa en enero (-2%) también se asoció al proceso electoral, y sin embargo la clara subida de febrero (16%) ha pasado desapercibida. Lo mismo cabe decirse del consumo, con diferencia el más importante factor de nuestra economía. El índice de confianza del consumidor (ICC) que mide el CIS mensualmente ha caído en enero, febrero y marzo, lo que ha generado temibles titulares de muchos medios ('Hundimiento de la confianza' y demás).

Sin embargo, no se señaló que 1) a pesar de la caída, el nivel absoluto del ICC sigue en niveles históricamente altos y que b) los consumidores no han puesto su bolsillo donde han puesto su boca, así los datos de consumo de enero y de febrero han sido extremadamente fuertes, algo que tampoco ha tenido mucho eco mediático, a pesar de su enorme relevancia. El consumo aumenta porque sube el empleo (3%) y los salarios comienzan una tímida recuperación (1,1%, según datos de convenios). A su vez, nuestro mercado de trabajo ha sido responsable de aproximadamente la mitad de la reducción de desempleo en toda la zona euro. El que nuestro país esté generando empleo y reduciendo desempleo en volúmenes históricos es un éxito colectivo del que deberíamos congratularnos.

El que nuestro país esté generando empleo y reduciendo desempleo en volúmenes históricos es un éxito colectivo del que deberíamos congratularnos

Sin embargo, el énfasis mediático suele centrarse en la desaceleración del ritmo de creación de empleo, que pasa del 3,2% al 3% (en términos de EPA, la estadística laboral de mayor calidad), o al 2,8% (INEM). A modo de comparativa, el empleo en la zona euro crece al 1,2%, es decir, que España crea empleo a mucho más del doble que la zona euro, y sin embargo el acento mediático se centra en la desaceleración de cuatro décimas. Por último, la caída del índice de confianza empresarial del primer trimestre también fue tratada con enorme alarma, y sin embargo la subida que se ha producido en el segundo trimestre (al contemplar mucho decisor que el mundo no se ha acabado con un Gobierno en funciones y que la gente sigue consumiendo) ha sido ignorada.

Mientras, los relevantes datos que apuntalan el crecimiento, como la expuesta fortaleza del consumo (ventas minoristas), el nuevo récord que va a suponer el turismo internacional (que crece a ritmos del 10% en lo que va de año), la fuerte recuperación del turismo nacional (una industria muy relevante en el PIB), con las pernoctaciones de nacionales en hoteles españoles subiendo al 10% en 2016, la recuperación de la construcción de vivienda (los visados de nueva vivienda suben al 42%), o la abundancia de crédito barato (flujos de nuevo crédito creciendo a doble dígito, y los diferenciales de crédito en mejores condiciones que en la mayoría de países de nuestro entorno) pasan desapercibidos en muchos titulares.

La irresponsabilidad fiscal de España, que analizamos en nuestra última columna, es un fracaso colectivo, pero por otro lado explica, junto con la relevante deuda pública (99% del PIB), por qué el margen de actuación política es limitado. En la práctica, la formación que salga elegida para gobernar tendrá que aprobar un programa de gobierno muy similar, buscando equilibrar las cuentas y tomando medidas que apuntalen el crecimiento económico. Estas medidas serán tomadas debido a la presión que ejerce la zona euro, a la que debemos corresponsabilidad fiscal por muchos motivos, entre otros constitucionales.

La economía, amigos lectores, no se basa en titulares, sino en números, los números que suponen la agregación de las decisiones que tomamos los ciudadanos, las empresas y los gobiernos. ¿Se produce desaceleración en España? Es posible que en lugar de crecer un 0,8% en tasas intertrimestrales (3,2% en interanuales), la economía española crezca al 0,75% durante el primer y segundo trimestres (un 3% interanual), o sea, una desaceleración de dos décimas. Este crecimiento anualizado del 3% contrastará con el 1,4% al que crecerá la zona euro, o el 0,6% de EEUU durante el primer trimestre.

Ese, señores, es el titular, que un año más España liderará el crecimiento económico de las grandes naciones de Occidente.

Los políticos tendrán poco margen para alterarlo. Lo que sí pueden hacer es gestionar los indudables riesgos que tenemos a medio plazo. Para eso hace falta un ejercicio de honestidad ciudadana, y que opinemos y exijamos acción política pensando en el medio plazo.

En esto último soy más pesimista.

Las recientes elecciones generales han generado un punto de inflexión en lo que al tratamiento de datos económicos respecta. Cada dato 'negativo' ha sido magnificado por la prensa achacándolo al incierto resultado electoral.