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Cómo nos afecta la caída de los bonos
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Ignacio de la Torre

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Cómo nos afecta la caída de los bonos

Hemos vivido diez años de dinero barato. El futuro recordará 2017 como el año en el que el dinero comenzó a encarecerse. A largo plazo lo agradeceremos

Foto: Intercambio de dinero.
Intercambio de dinero.

Hace unos días Mario Draghi desató una enorme tormenta en los mercados de bonos soberanos con unas declaraciones en Sintra (Portugal) en las que avisaba de una previsible normalización de la política monetaria del BCE en el futuro. En la práctica lo que venía a avisar Draghi es que el BCE no puede seguir inyectando indefinidamente 60.000 millones de euros al mes en los mercados, especialmente en un contexto en el que la economía de la zona euro crece con fuerza, al mejor ritmo desde el inicio de la crisis.

Las reacciones a dichas palabras, a pesar de que fueron luego matizadas, han sido virulentas. Así, el bund alemán ha caído con fuerza, lo que ha hecho subir su rentabilidad a máximos de 18 meses, caídas que han contagiado a muchos bonos soberanos, como el italiano o el español. Lo interesante de la situación es que dichas palabras también provocaron intensos movimientos en bonos como el australiano, el norteamericano, el japonés o el canadiense. El motivo es que si el mercado financiero trabaja con la hipótesis de que existe un comprador marginal con un volumen de inyección muy elevado (en este caso, el BCE), esa compra sostiene los precios en muchos casos absurdos de muchos bonos de la zona euro, lo que hace desplazarse el dinero a otros bonos, como el de los EEUU, el argentino (Argentina acaba de emitir un bono a cien años al 8%...) o el australiano. Sin embargo, si se cuestiona la hipótesis del comprador último, entonces cabe replantearse el precio del resto de bonos, que en muchas situaciones también se encuentran en terrenos absurdos.

placeholder Mario Draghi. (EFE)
Mario Draghi. (EFE)

Como también se puede coligar el hecho de que otros muchos activos se encuentran en valoraciones muy exigentes, en especial la bolsa de los EEUU, es interesante observar cómo estos días las caídas de los bonos soberanos han sido parejas a correcciones de las bolsas, algo lógico en el sentido de que al caer un bono sube su rentabilidad, y por lo tanto sube la tasa de descuento para traer a presente los beneficios de las acciones, lo que hace reducir el valor presente de una acción. Por lo tanto la hipótesis de que “si caen los bonos subirá la bolsa ya que el dinero tiene que ir a algún lado” es más que cuestionable.

Es cierto que si la subida de rentabilidad de los bonos se debe a una mejor percepción sobre el crecimiento futuro de la economía el escenario no es tan negativo, sin embargo en las últimas semanas no se ha producido una mejora de estimados de crecimiento: la corrección de los bonos se debe sencillamente a un cambio en la política monetaria, cambio que sí responde a una mejora en la economía, pero dicha mejora ocurrió antes y ya se reflejó en el precio de la bolsa y otros activos como el crédito en los primeros meses del año.

Los avisos del BCE no vienen en solitario

Evaluemos los siguientes pasos: el BCE proseguirá su intervención verbal avisando gradualmente a los mercados de un cambio en política monetaria. En Otoño creo que anunciará una subida del tipo de depósito a cero, así como un “tapering”, a saber, una reducción del volumen de compras hasta llegar a cero, que sería aplicable desde Enero de 2018 de forma que las compras se acabarían el segundo semestre de ese año preparando el terreno para la primera subida de tipos de intervención, a final de 2018, lo que afectaría al Euribor los trimestres anteriores. Mientras, la FED comenzará también en Otoño de 2017 un proceso aún más avanzado: reducir su enorme balance, reducción que se irá acelerando en su intensidad desde 10.000 millones de dólares mensuales hasta 50.000, tal y como ya ha avanzado Yellen. Mientras, la FED proseguirá con su subida de tipos hasta llegar al 3% en 2019.

Estos movimientos de subidas de tipos, menor nivel de compras de activos o reducción de balance también se llevarán a cabo en los próximos meses por los bancos centrales de Japón, China, Canadá, Australia, Inglaterra, Suecia o Suiza. En conjunto, habrá menos dinero artificial inyectado en los mercados y el precio del dinero subirá globalmente.

El impacto de este importante cambio en la actuación de la mayoría de los bancos centrales será lento pero profundo y duradero para ciudadanos y empresas. La retirada de estímulos o su menor inyección, provocarán correcciones graduales de los mercados, tanto de bonos como de bolsas, y por extensión a otros activos alternativos, en especial el mercado global de oficinas. En mi opinión en este contexto la gestión activa volverá a ganar protagonismo sobre la pasiva, ya que surgirán importantes oportunidades en activos infravalorados.

placeholder Janet Yellen.
Janet Yellen.

Los gastos financieros de ciudadanos y empresas poco a poco se encarecerán. Muchas grandes empresas y los gobiernos mantienen deuda a largo plazo emitida a tipos fijos, por lo que el proceso de encarecimiento de la deuda ocurrirá, pero será más gradual. Sin embargo la mayoría de las PYMES y los ciudadanos, con deudas a corto plazo a tipo variable, en especial la hipotecaria, tendrán que pagar más intereses y más rápidamente por sus deudas. Será un proceso gradual, pero llegará y durará muchos años.

Aunque este proceso sea doloroso, será lento, pero es necesario, ya que de mantener muchos años el dinero barato se alimentan las burbujas, y las burbujas, como bien sabemos, acaban generando enormes daños.

Hemos vivido diez años de dinero barato. El futuro recordará 2017 como el año en el que el dinero comenzó a encarecerse. A largo plazo lo agradeceremos.

Hace unos días Mario Draghi desató una enorme tormenta en los mercados de bonos soberanos con unas declaraciones en Sintra (Portugal) en las que avisaba de una previsible normalización de la política monetaria del BCE en el futuro. En la práctica lo que venía a avisar Draghi es que el BCE no puede seguir inyectando indefinidamente 60.000 millones de euros al mes en los mercados, especialmente en un contexto en el que la economía de la zona euro crece con fuerza, al mejor ritmo desde el inicio de la crisis.

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