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Sobre la recesión en los EEUU
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Ignacio de la Torre

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Sobre la recesión en los EEUU

Como la economía se compone de 'espíritus animales', es suficiente con que todos pronostiquemos que va a ocurrir una recesión para que se cumpla

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

El economista Samuelson se mofaba de su profesión diciendo que “los economistas hemos predicho nueve de las últimas cinco recesiones”, alegando cómo muchas veces se explican bien fenómenos del pasado, pero no siempre se acierta pronosticando el futuro. En parte, esto se produce por un cierto sesgo cognitivo negativo, proceso paradójicamente inverso al de los analistas de bolsa, que suelen tener un sesgo positivo a la hora de pronosticar resultados empresariales.

En los últimos meses, se ha escrito mucho sobre la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión en 2020. Como escribí hace unas semanas, según Duke University, más de dos terceras partes de los directores financieros de los EEUU estiman que se va a producir una recesión ese año 2020, y como la economía se compone de 'espíritus animales', es suficiente con que todos pronostiquemos que va a ocurrir una recesión para que se cumpla (basta con que consumamos e invirtamos menos…).

Foto: Imagen de un 'trader' de Wall Street. (EFE)

Los argumentos que se esgrimen para pronosticar una recesión son, entre otros: primero, la economía de los EEUU normalmente presenta ciclos expansivos de cinco años de media, seguidos de recesión, actualmente llevamos nueve; este argumento no me merece mucho respeto, empresas y consumidores no dejan de comprar porque un reloj nos anuncie que ha pasado un tiempo determinado; segundo, la subida de tipos de la Fed más el impacto de la reducción de su balance se traduce en un endurecimiento de las condiciones monetarias que puede desencadenar una recesión; así ha sucedido con todas las recesiones desde la Segunda Guerra Mundial: vinieron precedidas de endurecimiento monetario por parte de la Fed, y tercero, el fin de los estímulos fiscales (otoño de 2019), un dólar fuerte, un excesivo crecimiento de la deuda corporativa, una posible corrección de la bolsa y una coyuntura mundial muy débil podrían gestar una recesión que se materializaría en 2020.

Los argumentos en defensa de que la economía norteamericana no entrará en recesión sino que se observará una suave desaceleración serían: a) el consumo es el principal sector de la economía, como el crecimiento del empleo es sano y además suben los sueldos, no es fácil anticipar un escenario en que los norteamericanos gasten menos, algo que sería casi necesario para provocar una recesión, b) aunque la Fed ha endurecido la política, desde enero transmite mensajes mucho más laxos en el sentido de que las subidas de tipo se han acabado, c) aunque ha subido la deuda corporativa, esta se encuentra todavía en límites más que razonables, y d) no existen argumentos para afirmar que haya una burbuja inmobiliaria a nivel nacional.

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (EFE) Opinión
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La plasmación gráfica de este debate es la curva de tipos. En teoría, los tipos a largo plazo (10 años) deberían ser más altos que los tipos a corto (dos años), para reflejar su mayor riesgo. Cuando los tipos a largo son inferiores que los tipos a corto, se habla de que la curva de tipos está 'invertida'. Desde la Segunda Guerra Mundial, siempre que la curva se ha invertido ha sucedido una recesión unos trimestres más tarde desde la inversión. En este momento, la curva no está invertida, pero se ha aplanado mucho durante el último año, de forma que la curva está a unos 20 puntos básicos para invertirse. Si observamos la curva de cinco años contra un año, esta ya está invertida.

Parte del problema estriba en el alarmismo que la palabra 'recesión' genera en todos nosotros. Una recesión técnica no es más que dos trimestres de crecimiento negativo (Italia, por ejemplo, está atravesando una, y ha perdido el 0,3% de PIB). Una 'gran recesión' es la confluencia del estallido de una burbuja inmobiliaria, una crisis bancaria y una recesión. Estas últimas, aunque presentes dolorosamente en nuestra memoria, son poco habituales (en Occidente, solo ha habido una en 50 años). En mi opinión, si EEUU atraviesa una recesión en 2020, será una recesión técnica, no una gran recesión, por lo que sus consecuencias serán acotadas.

Una 'gran recesión' es la confluencia del estallido de una burbuja inmobiliaria, una crisis bancaria y una recesión

Samuelson se reía de las profecías económicas aludiendo al número de recesiones que realmente ocurrieron (cinco) frente a las estimadas (nueve). Otro economista dijo: “Es verdad, pero el mercado ha predicho cinco de las últimas nueve recesiones”.

Ahí está el problema, en dictaminar si el mercado refleja en sus valoraciones el riesgo aquí descrito.

El economista Samuelson se mofaba de su profesión diciendo que “los economistas hemos predicho nueve de las últimas cinco recesiones”, alegando cómo muchas veces se explican bien fenómenos del pasado, pero no siempre se acierta pronosticando el futuro. En parte, esto se produce por un cierto sesgo cognitivo negativo, proceso paradójicamente inverso al de los analistas de bolsa, que suelen tener un sesgo positivo a la hora de pronosticar resultados empresariales.

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