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El Quinto en Discordia

El Quinto en Discordia

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¿Cuánto daño pueden hacer?

No estamos en el mejor momento para tomar decisiones de ningún tipo y menos de inversión. A la precaria situación económica que cada uno lleva como

No estamos en el mejor momento para tomar decisiones de ningún tipo y menos de inversión. A la precaria situación económica que cada uno lleva como puede, hay que sumar la grave crisis política por la que atraviesa España, que ha degenerado en un sainete infumable. O peor que en un sainete en un esperpento, en el que los protagonistas -con el gobierno en el papel estelar- se pasean por el escenario como pollos sin cabeza dando un espectáculo grotesco que podría suscitar algo de conmiseración de no ser por los terribles efectos que para todos tiene el eventual desenlace trágico.

 

Sin embargo, hay que tratar en la medida de lo posible que todo este ruido nos afecte lo menos posible. En primer lugar a la salud –conozco a quien el médico le ha prohibido escuchar a cualquier miembro del gobierno, circunstancia absolutamente comprensible no sólo por lo que dicen, sino por la forma en la que lo dicen- y en segundo lugar a nuestra capacidad de discernimiento, porque al final es lo que nos distingue de ellos, del animal político. 

Si recapitulamos un poco y vemos cuál ha sido el comportamiento de algunos de los distintos índices de renta variable en lo que llevamos de año podemos llevarnos alguna agradable sorpresa. Hay varios índices en positivo, con bolsas como la suiza con subidas superiores al 4%, o la inglesa o la sueca con rentabilidades superiores al 2%. La americana también está en positivo –a menos de un 2,5% de los máximos anuales- como la brasileña o la mexicana.

La volatilidad, como indicador de confianza, a pesar de estar a unos niveles altos (VIX a 18,50) para los parámetros históricos, está por debajo de comienzos de año y muy cerca de los mínimos del año.

Los flujos de dinero en los fondos de renta variable en Estados Unidos han sido positivos en las últimas semanas con casi 8. bn $ de entrada en el último mes.

Y los resultados empresariales del cuarto trimestre del S&P, que han pasado completamente desapercibidos, han provocado subidas generalizadas de las estimaciones para el conjunto del año, situándose el consenso cerca de los 78 dólares frente a los 62 del año 2009 –todavía lejos de los casi 89 de récord histórico, pero no estamos hablando todavía de volver a máximos-.

En España también hemos visto cómo en los últimos días ha recuperado algo -poco para lo que ha caído- el Ibex35, pero quizá haya pasado desapercibido que los indicadores más ligados a la evolución del riesgo país –CDS y diferencial de la deuda española con respecto a la alemana- ha vuelto a los niveles de comienzo del año.

La ineptitud de los que están al mando es insondable, contrastada y lo que es más importante: ya no se le escapa a nadie –ni siquiera a los suyos-. Y tenemos que agradecer al mercado que haya puesto en marcha el cronómetro, y el tiempo, a Dios gracias, juega en su contra. El calendario lo van a fijar los catalanes. Antes de final de año podemos tener novedades. Su capacidad de hacer daño parece que por el momento es limitada. O por lo menos eso parece. Es mejor no darles mucho tiempo para comprobarlo por lo que nos toca.

No estamos en el mejor momento para tomar decisiones de ningún tipo y menos de inversión. A la precaria situación económica que cada uno lleva como puede, hay que sumar la grave crisis política por la que atraviesa España, que ha degenerado en un sainete infumable. O peor que en un sainete en un esperpento, en el que los protagonistas -con el gobierno en el papel estelar- se pasean por el escenario como pollos sin cabeza dando un espectáculo grotesco que podría suscitar algo de conmiseración de no ser por los terribles efectos que para todos tiene el eventual desenlace trágico.

Renta variable