El Teatro del Dinero
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Asia in, USA out
Fue pura casualidad. Uno de esos caprichos del destino que brinda el encuentro de quienes, compartiendo vecindad, por divergentes circunstancias vitales rara vez están llamados a
Fue pura casualidad. Uno de esos caprichos del destino que brinda el encuentro de quienes, compartiendo vecindad, por divergentes circunstancias vitales rara vez están llamados a conocerse. Se disculpa por no hablar español y departimos trivialmente hasta que, poco a poco, se siente familiar, como en casa. La comodidad hace que el insider, curtido top NCO, cambie de registro, devenga outsider y confiese, con sorprendente entereza, America's broke.
La nación ha vuelto a ser seducida con un nuevo crédito de ilusión y confianza: Roosevelt tuvo la radio, Kennedy la televisión y, la gran esperanza negra, internet y los medios sociales. Presidente 3.0 en histórica ocasión. Conjeturamos sobre la duración del optimismo prestado por tanta expectativa fabricada a golpe de marketing político. Tarde o temprano, le pedirán cuentas. El éxtasis mediático tras el consenso del G-20, turning point & unprecedented steps, dejará atrás la cuarentena de buenos propósitos, imagen de unidad y parches baldíos, pese a que algunos seguirán abonados al ingenuo buenismo o la estulticia talantosa. Vivan las fotos de familia.
Convenimos en la idea de unos Estados Unidos históricamente ligados a la economía de casus belli, con un presupuesto de defensa que ha doblado en la última década, incremento del 62% sólo entre 2001 y 2008, época en la que la apelación al miedo y al mesianismo desviaron la atención mediática de los verdaderos problemas norteamericanos. La Guerra Fría como última gran contienda ideológica global. La IV Guerra Mundial, tan silenciosa y silenciada, se libra en otros campos de batalla, en pos del control de recursos estratégicos. Recursos escasos versus ilimitados papelillos de colores. Times have changed.
Policromía fiduciaria para un mecanismo de asignación de factores, según libre albedrío entre oferta y demanda, roto, kaput, finito. Unidades monetarias y precios expresados en ellas, pura entelequia. Lo sé, argumento reiterativo, circular, pero es que no hay más. A nuestros ínclitos patriarcas sólo les interesa su economía-ficción de palco vip, sin querer enterarse de qué va realmente la película en el gallinero. O peor aún, fuerzan súbitos giros de guión, desde comedia romántica a melodrama, ocultando la improvisación de un terrorífico final con tintes gore. Ni la cansina insistencia en el fracaso conceptual de Bretton Woods y del sistema fraccional de reservas como origen de esta catástrofe financiera, les priva de cantar milongas. Décadas de desequilibrios superpuestos y siguen mirando hacia otro lado, no vaya a ser que les toque poner algo de cordura, lo único que al parecer no gastan.
Empeñados en combatir la ya inadmisible irracionalidad acumulada con mayores dosis de irracionalidad, insisten en la consabida estrategia de cartelización fiscal para, según la versión oficial, proteger nuestras finanzas públicas y sistemas financieros. Hay que tener la jeta pétrea. El objetivo último, tan evidente, repatriar los millones de millones que llevan fundidos en rescates y estímulos inservibles a costa del sufrido contribuyente y sus herederos, sin necesidad de desmantelar sus obscenos despilfarros públicos, prebendas y gollerías. Ah, y con barra libre de extorsión tributaria a la vista. Adicionales e imaginativos planes de estímulo hacen buenas las peores previsiones del FMI sobre déficits públicos y crecimiento global. El problema sigue siendo el mismo, pero las aparentes soluciones no hacen sino agravarlo. Desperdiciada otra oportunidad histórica de ser medio cabal, medio decente y medio honesto.
Baile de malditos en la lista negra, ora dentro, ora fuera. Adivina, adivinanza. Mortero bastardo de cal, cemento, y osada arena. Los azares de la vida estrechan relaciones. Quid pro quo. Hace tiempo referí que, tarde o temprano, el socio más poderoso del Consejo de Administración de la Aldea Global estaba llamado a dejar de serlo. La imposición de su propia moneda, impregnada del humo de las impresoras fiduciarias, en inaceptable estado comatoso. Los YATEs norteamericanos (IOU, Ya Te pagaré) hacen agua, se hunden. Y el resto de socios, atrapados en el dilema del prisionero, vacilan entre cooperar o no cooperar, that is the question. Seguir aceptando al dólar como divisa de referencia y reserva internacional, o buscar su propia utilidad de manera independiente, primando el interés propio y la posible salvaguarda de sus economías y áreas comerciales, mediante una desvinculación más o menos progresiva del greenback vía decoupling. El tiempo pasa, poniendo todo y a todos en su lugar.
Hasta ahora, la estrategia seguida ha sido la de Tit for Tat pero, una vez sobrepasado el punto de no retorno, sólo queda una huída desesperada hacia la única salida de emergencia, antes de la segura e incendiaria quiebra del sistema. Arde Roma. Las dos opciones sobre la mesa ya las conocen: una nueva divisa de reserva internacional, basada en los Derechos Especiales de Giro del FMI, atendiendo a la propuesta original china; y/o una moneda global, según la iniciativa que pasó de bluf kazako a la gran promesa del Acmetal en un santiamén. La visita de Estado seguro incluye un intenso debate al respecto. ¿Hiper-regionalización monetaria como paso previo a una única divisa mundial...?
De momento, China ya ha emprendido su camino. Siendo el mayor tenedor de instrumentos financieros denominados en dólares, trata de evitar el consabido círculo perverso de dinero = deuda a través una superdivisa y el refuerzo de sus programas de currency swaps. Todo ello en un contexto de intensa cooperación regional, tanto en el seno de la ASEAN cuanto del particular desarrollo de la ASEAN+3, habida cuenta la vital importancia de su área comercial. La esperada reunión de la EAS, al traste por los disturbios en Tailandia.
Su estrategia parece tener varios objetivos, entre los que se me ocurren, en primer lugar, presionar para acabar con el abyecto sistema fiduciario internacional del dollar standard mediante la imposición de la susodicha divisa de reserva, en añoranza de la pretérita propuesta keynesiana del Bancor, basado en los precios de una treintena de materias primas esenciales. Segundo, responder a la insistente amenaza norteamericana sobre la manipulación del yuan, promoviendo un descenso en la demanda de dólares y posicionando su propia moneda como referencia en el comercio internacional. En tercer lugar, reivindicar su papel como actor principal en cualquier reforma financiera global, a pesar de sus particularidades geopolíticas y las dificultades en la relación entre los miembros del Plus Three, con India y, en menor medida, Australia y Nueva Zelanda, haciendo de contrapeso ante su creciente poder en la zona Asia-Pacífico. Y, finalmente, reforzar los lazos comerciales con productores de materias primas y recursos estratégicos, mediante su irrupción en áreas de influencia tradicionalmente vetadas por ser su moneda aún inconvertible.
Imparable proceso. Del gold dinar como reemplazo del dólar estadounidense en países islámicos, al khaleeji del Consejo de Cooperación del Golfo, cada vez más inclinado hacia una currency board frente al peg cambiario con el billete verde. Oriente aparenta tenerlo claro: Asia in, USA out.
Fue pura casualidad. Uno de esos caprichos del destino que brinda el encuentro de quienes, compartiendo vecindad, por divergentes circunstancias vitales rara vez están llamados a conocerse. Se disculpa por no hablar español y departimos trivialmente hasta que, poco a poco, se siente familiar, como en casa. La comodidad hace que el insider, curtido top NCO, cambie de registro, devenga outsider y confiese, con sorprendente entereza, America's broke.