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Fernando Suárez

El Teatro del Dinero

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No, no me mande usted más guardias, prefiero que me mande usted menos estudiantes. Veintidós de Junio de 1941, mientras Alemania consumaba la Operación Barbarroja, se

No, no me mande usted más guardias, prefiero que me mande usted menos estudiantes. Veintidós de Junio de 1941, mientras Alemania consumaba la Operación Barbarroja, se sucedían graves disturbios ante la legación diplomática de Gran Bretaña en Madrid. La ocurrente frase, atribuida a Sir Samuel Hoare, Embajador de Su Majestad en comunicación telefónica con el entonces Ministro de Asuntos Exteriores español, fue desmentida posteriormente por su interlocutor. Y deduzco que me vino a la memoria a propósito de la aparente y súbita contención de los acontecimientos. ¿Refuerzos efectivos, repliegue del caos o tregua latente?

 

En cuestiones de orden, la FED parece tenerlo claro: el tipo de interés ideal sería -5%. Curioso paralelismo con viejas reflexiones de Olivier Blanchard, actual economista jefe del FMI, ya enlazadas en el artículo anterior: El Banco Central no puede reducir los tipos de interés nominales por debajo de cero. Pero con una tasa de inflación del 5%, un tipo de interés nominal del 0% implica una tasa de interés "real" (una vez deducida la inflación), de -5%. Suficientemente baja como para reactivar la demanda si fuese necesario. Sin embargo, cuanto más baja sea la tasa de inflación inicial, menor será el margen de maniobra. Partiendo de 0% de inflación, ¡los tipos de interés reales no pueden caer por debajo de 0%! Y en una situación de deflación, los tipos de interés reales más bajos permanecen positivos.

La Regla de Taylor, otra de esas mágicas ecuaciones que tanto gustan y se profesan como dogma de fe cuantitativo, piedra angular de políticas monetarias discrecionales y juegos con la velocidad y neutralidad del dinero. El pasado 1º de Mayo, el Presidente de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, además de porfiar porque el desempleo no alcance las cotas de 1982, cocina estadística mediante, comentaba que habría que ir pensando en un plan para retirar tanta liquidez inyectada al sistema, antes de que se desaten presiones inflacionistas cuando la economía rebote. Reitero reservas y cuestiones respecto a la reversión del quantitative easing fiduciario y la trampa de liquidez.

Apenas un mes antes, concluyó que tendremos que segregar los aumentos temporales de la base monetaria, asociados a los programas de prestamista de última instancia, de los incrementos más permanentes vinculados a la adquisición directa de valores del Tesoro, MBS y deuda de agencias. Es el crecimiento persistente de la base monetaria lo que propiamente debería esperarse que influyera en la tasa de inflación y, por tanto, tenga influencia sobre las expectativas de inflación y de tipos de interés reales. Los tipos de interés nulos invalidan el principal mecanismo de señalización de la política monetaria, alimentando la incertidumbre. Así que, con el dinero a precio regalado, resulta aconsejable, bien establecer un objetivo de cantidad de droga a suministrar gratuitamente, bien un objetivo explícito de efectos alucinógenos, léase inflación, que ayude a ajustar las primas de riesgo y promueva la asignación eficiente de recursos. De arte.

Comenta Steve Saville que la sustancial inflación monetaria ocurrida en los últimos siete meses probablemente no empezará a ser evidente en los precios cotidianos de bienes y servicios hasta 2010. Además, el IPC probablemente tenderá a la baja a lo largo de 2009. Esto hará que los deflacionistas aparenten estar en lo cierto los próximos trimestres, incluso aunque estén equivocados. Se equivocan porque, aunque los precios desciendan, la inflación estará pasando al cobro una enorme factura económica facilitando la transferencia de recursos al gobierno y negocios fallidos. Los efectos de la inflación monetaria proseguirán su camino a través de la economía en los próximos años, pero el robo se está produciendo ahora mismo.

Las bolsas suben ajenas a la realidad, financiando el crédito de optimismo en la ansiada recuperación en forma de V, lideradas por los sectores más castigados durante el crash y con volúmenes dispares en derivados, tanto CME como EUREX. Fantasía que me lleva a rescatar un excelente artículo de hace casi un año, firmado por James Montier: Otra de las lecciones importantes de Japón es que nunca las acciones que te llevaron a la burbuja te sacan de ella. Por ejemplo, en el Japón post-burbuja fueron los hambrientos de capital, automóviles y eléctricas, los ganadores. Igual que la recuperación del mercado USA tras la burbuja puntocom no fue liderada por las tecnológicas, sino por mineras, materiales básicos y financieras. Aquéllos privados de capital lo hacen mejor durante las secuelas del pinchazo de una burbuja, no aquéllos atiborrados de él. Esto sostiene que no es probable que sean los valores financieros quienes nos lideren a un rally sostenido.

Mucho ha llovido desde entonces, pero como si nada. Los estímulos fiscales y la recuperación de las bolsas, orientados a relanzar el consumo a través de la mejora de las expectativas y el aumento de la riqueza financiera. Efecto Pigou como vía de escape a la liquidity trap. Entonces describía su perplejidad respecto a la manera en que los inversores jaleaban las ampliaciones de capital como el equivalente en una inversión a ser asaltado, volverse y darle las gracias al delincuente, quizá ofreciéndose a llevarle al cajero y entregarle más dinero. Van a seguir sobrando rateros, me temo.

Hoy, esa imposible solvencia consistente en estar desempeñado de deudas, ser capaz de satisfacerlas y merecer crédito, mañana devendrá en acabose. ¿Insolvencia, toxicidad, pelusilla bajo la alfombra tal vez? Ni mota. Todos ahítos de activos reales o financieros divinos de la muerte que, por razones espurias, no encuentran comprador ni precio adecuado. Miopía de los agentes, ineficiencias del mercado, expectativas sesgadas. La solución, menos estudiantes. Valorar mark-to-market tenía la ventaja de engordar beneficios y bonus de gerencia en épocas de siemprealcismo, ahora que hay vacas flacas y cuarentena de pluses, ya no es menester. Sin red, el más difícil todavía en precios dirigidos, sustentando los pilares del sistema fiduciario. ¿Quién dijo miedo? Tirar con pólvora del rey è molto facile e divertente.

Pretender que las cosas no están como están, además de pueril, es una estrategia muy peligrosa. Al momento de escribir estas líneas siguen sin trascender resultados oficiales de los Stress Tests, a pesar de las filtraciones de última hora sobre BofA y Citi. Aunque hace un par de semanas John Browne adelantaba ya sus impresiones, nada halagüeñas. Tanto por la irrealidad de los supuestos asumidos cuanto por la previsible manipulación de los resultados: Dieciséis de los diecinueve bancos a prueba, técnicamente insolventes. Más de lo habitual, se entiende. Interesante análisis también el de Martin Hutchinson, definiendo como zombis a varias de las entidades examinadas, con algo más de 5 billones de dólares en activos, casi la mitad de la muestra. Calderilla embozando el perverso secreto de la pirámide.

Parches para un inmenso globo pleno de agujeros al que se sigue insuflando aire a tal presión, que reventará por fatiga de material. At any time. Otro engañabobos refinanciando un nuevo crédito de tiempo hasta el próximo susto. Mientras tanto, ficción envuelta en mendaz propaganda pasando por verdad verdadera. Espejismos en desiertos de demanda a precios de oasis de realidad. E tutti contenti, o quasi. Panorama para llorar.

No, no me mande usted más guardias, prefiero que me mande usted menos estudiantes. Veintidós de Junio de 1941, mientras Alemania consumaba la Operación Barbarroja, se sucedían graves disturbios ante la legación diplomática de Gran Bretaña en Madrid. La ocurrente frase, atribuida a Sir Samuel Hoare, Embajador de Su Majestad en comunicación telefónica con el entonces Ministro de Asuntos Exteriores español, fue desmentida posteriormente por su interlocutor. Y deduzco que me vino a la memoria a propósito de la aparente y súbita contención de los acontecimientos. ¿Refuerzos efectivos, repliegue del caos o tregua latente?