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La crisis en el seguro de transportes
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La crisis en el seguro de transportes

Un pilar básico de la cultura empresarial es el convencimiento de que las empresas no pueden enfrentarse solas a los enormes y complejos riesgos propios de

Un pilar básico de la cultura empresarial es el convencimiento de que las empresas no pueden enfrentarse solas a los enormes y complejos riesgos propios de su actividad, y probablemente, por la situación económica que atravesamos, el seguro es el único capital disponible para la financiación de estos riesgos. Así, debido a la escasez de capitales, el seguro ha potenciado aún más su importancia como uno de los motores que permite el normal desarrollo de la economía, de tal manera que su función nunca ha sido tan importante como ahora. En consecuencia, la figura del gerente de riesgos se ha revelado clave, como personas capaces de entender cuales son los precios de los riesgos y las estrategias de los mercados disponibles.

 

Con independencia de lo anterior, hay pocos mercados que se sustenten más en la “confianza” que el de los seguros, y el ramo de Transportes no es una excepción. Confianza del asegurado en la compañía aseguradora, puesto que a fin de cuentas, la contraprestación por el pago de la prima es el derecho a una incierta indemnización futura de la aseguradora. Confianza de la aseguradora tanto en el asegurado, que no le engañará en sus declaraciones y posibles reclamaciones, como en la estabilidad de la actividad económica, que le permitirá obtener un nivel de ingresos adecuados para hacer frente a las posibles indemnizaciones.

Pues bien, una vez expuesta la necesidad del seguro por la difícil situación económica que atravesamos, esta misma situación está suponiendo una quiebra de la “confianza” en todas las partes implicadas. Los asegurados asisten a la publicación de cifras de resultados que arrojan pérdidas económicas de las compañías aseguradoras, a las bajadas de ratings, a las especulaciones sobre la viabilidad de las compañías, a anuncios de incrementos en las primas, etc.

Por otro lado, las aseguradoras contemplan el descenso de la actividad económica en las empresas en diferentes sectores como el acero, cemento, azulejos y muy especialmente en el de portavehículos, cuyos descensos pueden llegar hasta el 70 por ciento.

Asimismo, las compañías aseguradoras recelan de que se produzca un incremento acusado de la siniestralidad, y es cierto que aunque no tengamos datos oficiales, actualmente estamos apreciando un ligero incremento en el número de las reclamaciones a las aseguradoras por robos e incluso por quema de vehículos, lo que permitiría vaticinar un empeoramiento en los resultados de las aseguradoras. Por otra parte, los suscriptores quieren aumentar sus volúmenes de primas para compensar los previsibles malos resultados, pero cuando temen perder al cliente y sus ingresos, matizan dicha subida, llegando en ocasiones a reducciones de prima sin ningún soporte técnico.

Por último, si bien es consustancial a la propia naturaleza del seguro encontrarnos ante dos posturas contrapuestas:

Primera:  la de la empresa que quiere reducir sus costes para sobrevivir.

Segunda: la de las aseguradoras que quieren incrementar sus ingresos, el recelo actual ha provocado un empeoramiento en estas relaciones.

Creo firmemente, que la solución para superar esta difícil situación no es otra que recuperar la confianza, si bien ésta no ha de ser incompatible con la cautela. Estoy convencido que los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidades y es necesario que empresas y aseguradoras implementen medidas como la reducción y control en los gastos, el estudio detallado de nuevas inversiones, el replanteamiento de sus líneas de negocio, el estudios de rentabilidad por productos, la agilización de procesos, y un largo etcétera. A pesar de todo, la industria aseguradora es estable y posee unos sólidos cimientos, y que contribuirá de manera decisiva a la reconstrucción de nuestra economía. Estoy convencido de que si recuperamos la confianza tanto en nuestros clientes presentes o potenciales, como en nosotros mismos y en nuestras posibilidades, todas las medidas apuntadas serán una gran oportunidad de ser mejores.

José Manuel Castillo, director de transportes y riesgos especiales de Willis Iberia

Un pilar básico de la cultura empresarial es el convencimiento de que las empresas no pueden enfrentarse solas a los enormes y complejos riesgos propios de su actividad, y probablemente, por la situación económica que atravesamos, el seguro es el único capital disponible para la financiación de estos riesgos. Así, debido a la escasez de capitales, el seguro ha potenciado aún más su importancia como uno de los motores que permite el normal desarrollo de la economía, de tal manera que su función nunca ha sido tan importante como ahora. En consecuencia, la figura del gerente de riesgos se ha revelado clave, como personas capaces de entender cuales son los precios de los riesgos y las estrategias de los mercados disponibles.