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El "credit crunch" continúa, aunque sobre todo para las familias
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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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El "credit crunch" continúa, aunque sobre todo para las familias

El descenso del nuevo crédito no da tregua, lo que hace imposible que el consumo y la inversión salgan de la espiral descendente en la que

El descenso del nuevo crédito no da tregua, lo que hace imposible que el consumo y la inversión salgan de la espiral descendente en la que están sumidos.

Los datos de nuevo crédito del mes de octubre publicados por el Banco de España siguen reflejando una profunda contracción, como puede verse en el gráfico. Respecto al pasado año el crédito cae un 13,6%, aumentando la tasa de descenso respecto a septiembre en casi 2 puntos.

El crédito a las familias es ya sólo el 13,3% del total, mientras que durante la burbuja solía estar sobre el 25%.

Desglosando, vemos que el crédito a las familias se desploma en todos sus componentes. El crédito a la vivienda baja un 43,9% (73,8% respecto a máximos), mientras que el crédito al consumo lo hace un 50,9% (71% respecto a máximos) y el crédito para otros fines un 34,1% (67,3% respecto a máximos).


La situación del crédito a las empresas no es tan mala, pero aun así el crédito de menos de 1 millón de euros baja un 13,9% (54,1% respecto a máximos) y el gran crédito a empresas (más de 1 millón de euros) lo hace un 9,4% (36% respecto a máximos).

Resulta evidente que en estas condiciones es imposible que el consumo y la inversión dejen de caer. Se habla mucho del efecto expulsión (crowding out) provocado por las administraciones públicas cuyas emisiones de deuda en buena medida está comprando la banca, pero se habla mucho menos de este otro efecto crowding out causado por las grandes empresas que, debido a sus mayores posibilidades de obtener crédito, están expulsando del mercado crediticio a las empresas de menor tamaño y sobre todo a las familias, con lo que se profundiza la depresión del consumo y se cierran posibilidades para que surjan esos emprendedores que tanta falta hacen a nuestra maltrecha economía.

El descenso del nuevo crédito no da tregua, lo que hace imposible que el consumo y la inversión salgan de la espiral descendente en la que están sumidos.