La actividad comercial cae a tasas récord en abril

Tras la tregua de marzo la crisis del comercio se recrudece en abril

Cuando en diciembre de 2007 las ventas del comercio no alcanzaron las expectativas y quedaron por debajo de las de 2006 pocos imaginaban que estaba a punto de comenzar la peor crisis de nuestra historia y que 52 meses después las ventas seguirían cayendo, y a la mayor velocidad de todo el período.

Tras estos casi cuatro años y medio de crisis las ventas al por menor sólo han crecido en dos de los 52 meses (ambos en 2010) transcurridos desde entonces y bajan ya un 21% desde los máximos de 2007. En el gráfico podemos ver que, tras el breve paréntesis de 2010, el desplome es ya equivalente al de 2008-2009. La situación de las grandes superficies (línea azul), que en la primera fase de la crisis había sido similar a la media, es ahora todavía peor que la del comercio en general.

En el siguiente gráfico se ven las tasas de variación interanual. Como puede apreciarse, en abril las tasas (deflactadas y corregidas de calendario) están al peor nivel de toda la crisis para el comercio en general (ligeramente peores que los máximos de 2008-2009) y para las grandes superficies (en este caso mucho peores que cualquier otro valor).

Dentro del comercio podemos distinguir entre la alimentación, que cae el 4% desde el inicio de la segunda fase de la crisis (10% desde el inicio de ésta) y el resto que, al ser productos en general no de primera necesidad, tienen descensos mucho más importantes: un 12% desde 2010 y un 24% desde 2007.

La crisis, que más bien se debería calificar ya de depresión por su profundidad y de gran depresión por su duración, lejos de dar signos de estar cerca de terminar no hace sino recrudecerse, con los indicadores adelantados (PMI de servicios o indicadores de confianza) desplomándose a cada vez mayor velocidad. El indicador de confianza del consumidor marcó en abril el nivel de 31,9 (uno de los peores datos de toda la serie) y el PMI de servicios 42,1, un nivel sumamente bajo.

También es muy posible que la falta de confianza en el futuro que reflejan las encuestas sea en buena medida responsable de este pésimo comportamiento del consumo. A pesar de que había muy pocas razones objetivas para ello, muchos ciudadanos confiaban en que un cambio de gobierno propiciaría una mejoría de la situación. La improvisación, torpeza, falta de coordinación con Europa y descontrol demostrados por el ejecutivo han sido tan patentes que no pueden haber dejado de ejercer un nefasto efecto sobre la confianza del consumidor.