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El ajuste del sector exterior ha terminado
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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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El ajuste del sector exterior ha terminado

Sin embargo, esto se debe a la depresión de la demanda interna, lo que no nos debe hacer sentir satisfechos.El mes de noviembre ha cerrado con

Sin embargo, esto se debe a la depresión de la demanda interna, lo que no nos debe hacer sentir satisfechos.

El mes de noviembre ha cerrado con un extraordinario resultado en los datos de la balanza de pagos, que ha cerrado con un saldo positivo de 1.777 millones, el mejor de toda nuestra historia. Es especialmente significativo que esto haya ocurrido en un mes que tradicionalmente ha sido muy negativo como es noviembre. Baste recordar que en el mismo mes de 2007 el saldo negativo fue de 10.410 millones. 

En el gráfico de la semana podemos ver la impresionante corrección de este importantísimo dato económico, que al fin y al cabo nos informa de si los españoles, como conjunto, necesitamos o no pedir dinero prestado al exterior. No debemos olvidar que todos nuestros problemas vienen del hecho de que durante muchos años tuvimos que ir pidiendo prestado al exterior, a través básicamente de cajas de ahorro y bancos, ingentes cantidades de dinero -casi 1 billón de euros– que se utilizaron principalmente para financiar nuestra burbuja inmobiliaria. Cuando la burbuja explotó y fue evidente para los prestamistas extranjeros que no podríamos devolver la deuda, fue cuando los mercados se cerraron primero para el sector privado y, posteriormente, cuando el Gobierno se empeñó en avalar a cajas y bancos, al sector público.

 

Aunque tomando los últimos 12 meses aún tenemos un déficit corriente del 1,42% del PIB, no cabe duda de que antes del verano estaremos en positivo, tres trimestres antes de lo que parecía hace simplemente un año.

Analizando los diferentes componentes de la balanza de pagos, nos podemos dar cuenta de que la balanza comercial sólo fue negativa en 776 millones (frente a los 1.791 de noviembre de 2011). Esto no se ha debido a la mejora de las exportaciones, que según Aduanas fueron menores que en 2011, sino a la caída de las importaciones debido a la crisis que asola el país. Sorprende que no coincidan los datos de Aduanas y del Banco de España, ya que los primeros son 631 millones de euros peores. Esperemos que pronto se aclare la razón de esta discrepancia.

Mayores recortes en el gasto público sólo provocarán que se profundice en esta espiral destructiva de deuda-deflación y que sea imposible que la economía española remonteLos servicios también mejoran con fuerza, pasando la balanza de éstos de un saldo positivo de 2.054 millones en noviembre de 2011 a 2.400 millones en el mismo mes de este año. En este caso hay aumento, según el Banco de España, tanto en ingresos como en pagos, aunque mucho mayor en los primeros.

La balanza de rentas mejora con muchísima fuerza gracias a que los pagos al exterior por este concepto se han hundido desde 5.791 millones el pasado año a 3.889 millones en éste. Esto se debe al desplome en la rentabilidad de las inversiones extranjeras en España por la crisis.

Por último, la balanza de transferencias también mejora muy notablemente tanto por el incremento de transferencias desde el exterior como por la disminución de las enviadas desde España (incluidas las remesas de los emigrantes). Una vez más, ello se debe a la pésima situación económica de España.

En estas condiciones carece de todo sentido el continuar con una política deflacionaria de depresión de la demanda interna como está haciendo actualmente el Gobierno. Cualquier manual de economía nos dice que hay que sanear el sector financiero hasta conseguir que vuelva a fluir el crédito al sector privado y en ningún caso recortar el déficit hasta que la economía esté claramente en positivo. 

En estos momentos el descenso en salarios y beneficios empresariales está provocando que la capacidad de repago de la deuda -y por lo tanto la morosidad- sea cada vez menor a pesar de la disminución de la deuda del sector privado, lo que hace que la banca esté cada vez más ahogada y no pueda cumplir su función básica de financiar las actividades productivas. El incremento de la morosidad prácticamente es igual a todas las ayudas prestadas a la banca. Mayores recortes en el gasto público sólo provocarán que se profundice en esta espiral destructiva de deuda-deflación y que sea imposible que la economía española remonte. Urge, pues, un cambio de rumbo radical con una Europa que se comprometa de verdad al saneamiento de un sector financiero absolutamente colapsado por el estallido de la burbuja, una política industrial seria que permita dar rienda suelta a las potencialidades de nuestro capital humano y una moratoria en la reducción del déficit hasta que retorne el crecimiento económico.

Sin embargo, esto se debe a la depresión de la demanda interna, lo que no nos debe hacer sentir satisfechos.