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La inversión extranjera se hunde en la primera mitad del año
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Juan Carlos Barba

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La inversión extranjera se hunde en la primera mitad del año

La falta de interés por invertir en España demuestra la ausencia de reformas de calado por parte del GobiernoFrente al discurso triunfalista del Gobierno, que achaca

La falta de interés por invertir en España demuestra la ausencia de reformas de calado por parte del Gobierno

Frente al discurso triunfalista del Gobierno, que achaca a las reformas la ligera reactivación económica que estamos viviendo, datos como la debacle de la inversión directa extranjera en España lo desmienten. Como vemos en el gráfico, ha bajado un 56% en el primer semestre respecto al mismo período del pasado año. Es el peor arranque de año desde 2011, en plena recaída de la Gran Recesión.

Y para rematar el negro panorama las empresas españolas han perdido también el interés por invertir en nuestro mercado, ya que, como vemos en el siguiente gráfico, la inversión directa española en el exterior ha aumentado un 57% en el primer semestre respecto al pasado año, siendo también la mayor cifra desde 2011.

Estos datos por sí solos desmienten la pretensión de que la economía española se ha hecho más atractiva gracias a las reformas emprendidas por el Gobierno. Es evidente que, si fuera así, el efecto sería el contrario: el capital español preferiría invertir aquí y el extranjero acudiría cada vez más.

Y es que, si lo pensamos detenidamente, ¿qué mejoras ha introducido el Gobierno? ¿Subidas de impuestos? ¿Falta de estabilidad regulatoria? ¿Las tarifas eléctricas más caras [casi] de Europa?

Tampoco podemos hablar de que el factor trabajo se haya abaratado en el sector industrial, ya que si bien los costes laborales bajaron ligeramente (a precios constantes) durante los tres últimos años del Gobierno de Zapatero, tras la entrada del nuevo Gobierno han vuelto a subir. Esto lo vemos en el gráfico siguiente, que representa los costes laborales en la industria a precios constantes de 2000.

Sí que ha habido un descenso en los costes laborales de los servicios, pero ello se debe en buena medida al aumento del empleo a tiempo parcial (menores salarios mensuales) y a la creación de empleos de pésima calidad.

Mientras, el éxito del Gobierno en vender el fin de la crisis ha provocado que esa mitad del país que apenas la ha sufrido provoque un mini-boom del consumo interno. Esto ha hundido la balanza por cuenta corriente, provocando que se rompa récord tras récord en la ya inmensa deuda externa que nos aplasta. En el gráfico vemos cómo la evolución de la balanza corriente (diferencia respecto al año anterior) está actualmente al nivel de los peores momentos de la burbuja (2005-2007).

Entonces, ¿cómo se está financiando todo este agujero? La respuesta la tenemos en el siguiente gráfico, que representa las entradas de dinero por venta de deuda pública al extranjero, que actualmente está en máximos históricos.

Es decir, que el Gobierno está financiando indirectamente ese mini-boom insostenible de consumo aprovechando la bonanza de los mercados para apilar inmensas cantidades de deuda sobre la montaña que ya existía. Y esto, hay que decirlo claramente, es el camino directo al desastre.

La falta de interés por invertir en España demuestra la ausencia de reformas de calado por parte del Gobierno

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