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El PSOE, adalid de la ortodoxia económica
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Juan Carlos Barba

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El PSOE, adalid de la ortodoxia económica

Pese a declararse socialdemócrata, en realidad sus políticas son claramente ortodoxas

Foto: Imagen de iXimus en Pixabay.
Imagen de iXimus en Pixabay.

Estos últimos días, hemos conocido datos alarmantes sobre la evolución de la economía europea, en contraste con los datos de otras economías como las de EEUU o Reino Unido. Se trata de los 'purchasing managers index' (PMI) que publica cada mes Markit Economics. Estos índices son encuestas que se realizan a nivel empresarial y que han demostrado tener una alta correlación con el devenir de la economía. Su ventaja es su sencillez, lo que hace que se puedan conocer datos casi en tiempo real. Junto a las encuestas de confianza empresarial y de los consumidores, son algunos de los indicadores adelantados más importantes que se utilizan en economía.

Los primeros datos de los PMI del mes de agosto correspondientes a EEUU muestran una notable reactivación de la economía, lo que vemos en el siguiente gráfico. En agosto, ha vuelto a la senda del crecimiento tras el brutal varapalo sufrido en los últimos meses. Aunque ha tardado bastante en arrancar, muy probablemente debido a que los estabilizadores automáticos son menores en esa economía, la brusca reacción de la Administración Trump ha hecho que esta mala tendencia se corrija. De esto hablaré más adelante.

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El ejemplo mejor de reactivación, entre las grandes economías occidentales, lo tenemos probablemente en el Reino Unido, que en agosto ha registrado su mayor crecimiento en siete años. Esto se puede ver en el siguiente gráfico.

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Mientras, en Europa han saltado todas las alarmas, pues después de que aparentemente la economía arrancara con fuerza en julio, este impulso se ha perdido casi en su totalidad en agosto, especialmente en los países periféricos como España, como comenta el informe de Markit. Lo vemos en el siguiente gráfico.

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Especialmente desastrosos están siendo los datos de Japón, país relativamente poco afectado por la pandemia. La economía no se ha reactivado ni da indicios de ello. Lo podemos observar en el gráfico siguiente.

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Aunque hay varios factores que influyen en estas diferentes dinámicas de recuperación, como son las medidas tomadas para controlar la epidemia, los citados estabilizadores automáticos o el sector exterior, hay un factor determinante del que se habla muy poco, que es la acción de las administraciones, y especialmente los bancos centrales.

Si analizamos la evolución de la oferta monetaria, muy dependiente de la acción institucional, podemos ver grandes diferencias entre unos países y otros. Empezando por EEUU, vemos cómo la oferta monetaria (M3) se ha incrementado desde febrero a junio en nada menos que 2,72 billones de dólares, es decir, un 17,6%, equivalente al 18,7% del PIB anual de ese país. Es, por supuesto y con mucha diferencia, la mayor y más brusca expansión de la oferta monetaria de la historia. Lo vemos en el siguiente gráfico.

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En la eurozona, mientras, ha aumentado solo en 0,74 billones de euros hasta junio, equivalentes al 6,5% del PIB del área económica. En Japón, este aumento ha sido del 9,9%, mientras que en el Reino Unido ha sido del 12,8%.

Durante la Gran Depresión, uno de los factores clave que contribuyeron a que esta nefasta etapa de la economía mundial durara tanto fue el concepto de liquidacionismo. Esta era una corriente de pensamiento que entendía que si se produce una crisis, es porque la economía no está sana y que la mejor forma de salir de ella es dejar que las parte enfermas de esta mueran y sean sustituidas por empresas nuevas y mejor adaptadas. El tufillo a darwinismo social de este tipo de pensamiento es tal que no puede ignorarse y, lamentablemente, provocó en aquella época innumerables sufrimientos humanos totalmente innecesarios.

Foto: EC.
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Tan grave llegó a ser la situación que en 1933 el sistema bancario de los EEUU estaba a punto de colapsar debido a la inacción del presidente Hoover, y el presidente Rooselvet, durante sus primeros días en el poder, tuvo que garantizar el 100% de los depósitos bancarios a través de la Reserva Federal. Peor todavía fue lo que ocurrió en Alemania, donde la cerrazón de Bruning, continuada después por Von Papen, llevó a millones de familias a la indigencia, provocando una violencia política brutal. Ello facilitó la llegada al poder del ominoso Adolf Hitler, que rápidamente viró a políticas económicas fuertemente expansivas.

Aunque no se puede comparar exactamente ese liquidacionismo con lo que estamos viendo hoy día en la eurozona y en España, no cabe duda de que las instituciones públicas podrían hacer mucho más, como demuestran los datos anteriores, especialmente los de EEUU. Unas políticas fuertemente expansivas por parte del sector público, que contribuyeran a dar trabajo a muchas personas necesitadas, serían muy positivas, y no se están dando. Pero la situación es tan grave que sería necesario aplicar medidas mucho más ambiciosas, como reducir la jornada laboral complementando el 100% del salario por parte del sector público y medidas de soporte directo a los sectores económicos y a las personas más afectadas. Si Bruselas no lo hace, es obviamente porque está dominada por ideas económicas absolutamente anticuadas y que responden a una ideología que es heredera de ese liquidacionismo al que he hecho referencia.

Unas políticas fuertemente expansivas por parte del sector público, que contribuyeran a dar trabajo a muchas personas necesitadas, serían muy positivas

¿Y qué margen de maniobra tiene España? Pues mucho más de lo que parece, por mucho que diga el Gobierno. El tipo de interés del bono español a 10 años se encuentra prácticamente en mínimos históricos (0,31% mientras escribo estas líneas), lo que quiere decir que el Estado se financia a día de hoy prácticamente gratis. La situación de millones de personas es crítica, pues se han quedado sin sus trabajos o pequeños negocios, o bien su facturación se ha desplomado espectacularmente. Y mientras, las medidas aprobadas por el Gobierno, muy escasas de por sí, siguen sin hacerse efectivas, como es el caso del ingreso mínimo vital, del cual apenas se han aprobado expedientes a día de hoy.

Sería el momento de que nuestro Gobierno, que en la práctica es lo mismo que decir el PSOE, ya que los poderes recaen sobre Sánchez, tomara medidas drásticas de expansión del gasto con el fin de cubrir las necesidades básicas de estas personas y a su vez impulsar la demanda y propiciar que la economía del sector privado arrancara. Pero no es así. Tenemos un PSOE incapaz de estar a la altura de las circunstancias, dominado por una ideología atroz —neoliberalismo— que no se creen ni sus propios adalides (véase lo que está haciendo EEUU) y sometido totalmente a los poderes foráneos.

Europa, moralmente, no puede en ningún caso someter gratuitamente a la miseria a una parte de la población española y, si lo hiciera, en ningún caso puede un Gobierno que estuviera al servicio de los intereses de sus ciudadanos admitir eso sin antes pelearlo hasta el final y, al menos, ganar la batalla moral contra Bruselas. Pero el Gobierno que tenemos desde luego no está al servicio de sus ciudadanos, sino de intereses extranjeros a los que nada importan los ciudadanos españoles.

Estos últimos días, hemos conocido datos alarmantes sobre la evolución de la economía europea, en contraste con los datos de otras economías como las de EEUU o Reino Unido. Se trata de los 'purchasing managers index' (PMI) que publica cada mes Markit Economics. Estos índices son encuestas que se realizan a nivel empresarial y que han demostrado tener una alta correlación con el devenir de la economía. Su ventaja es su sencillez, lo que hace que se puedan conocer datos casi en tiempo real. Junto a las encuestas de confianza empresarial y de los consumidores, son algunos de los indicadores adelantados más importantes que se utilizan en economía.