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Aumenta el riesgo de que España vuelva a entrar en recesión
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Álvaro Anchuelo

Hablando Claro

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Aumenta el riesgo de que España vuelva a entrar en recesión

Se acumulan los indicios de que nuestro país puede estar a punto de sufrir una recaída en la contracción económica. Si tal cosa sucediese, conllevaría dramáticas

Se acumulan los indicios de que nuestro país puede estar a punto de sufrir una recaída en la contracción económica. Si tal cosa sucediese, conllevaría dramáticas consecuencias. Los ingresos públicos están ligados a la actividad de la economía y se resentirían. Menores ingresos de lo previsto obligarían a recortes más drásticos del gasto público para cumplir el objetivo de déficit. Estos efectos, con ser graves, serían sólo los más inmediatos.

A ellos se sumaría el afianzamiento de la percepción de que España no está en camino de disminuir sus problemas de alto endeudamiento privado y público en términos del PIB mediante el crecimiento de éste. La situación de la banca también empeoraría, al deteriorarse las perspectivas de morosidad y el valor de la deuda pública española que acumula en sus balances. Esto a su vez desataría el temor a un aumento brusco de la deuda pública, ante las mayores necesidades de recapitalización de la banca. Por todo ello, el asunto de una posible recaída en la recesión, por mínima o temporal que fuera, no es baladí.

La luz de alarma que se ha encendido con más fuerza ha sido la del Índice de Gestores de Compras (Purchasing Managers´ Index – PMI). Se trata de un indicador elaborado mensualmente mediante encuestas a las principales empresas privadas de manufacturas y servicios. Sus resultados suelen anticipar con mucha exactitud el comportamiento del PIB. Los recientes datos del mes de julio son muy llamativos

Un valor del índice de 50 significa que no se espera que la producción varíe; valores superiores indican crecimiento e inferiores contracción. El valor para España en julio ha sido de 46´1, el más bajo desde hace 19 meses, lo que alerta del peligro de recesión. Para el conjunto de la zona del euro, el índice es de 51´1. Se trata del valor más bajo en 22 meses y apunta hacia el estancamiento de la producción, tras cuatro meses de caídas significativas. Los valores para Alemania (52´5) y Francia (53´2) hacen esperar una ralentización de su crecimiento, pues están en mínimos de 21 y 23 meses, respectivamente. Italia, la tercera economía de la eurozona, sufre también riesgos de recaída en la recesión, con un índice de 49´1.

Se puede argumentar que este indicador no es infalible (ninguno lo es), pero sus resultados no contradicen al más elemental sentido común. Disponemos ya de informes fiables sobre el comportamiento de la economía española en el primer semestre de 2011. El más completo es el informe trimestral del Banco de España. El cuadro que presenta es el de una economía estancada, que sólo crece mínimamente gracias al sector exterior. En el segundo trimestre, la actividad se ha debilitado todavía más.

El PIB ha registrado una variación intertrimestral del 0´2%, que rebaja la tasa interanual al 0´7%. Este resultado se obtiene de la suma de una demanda nacional que cae un 1´9% (con más fuerza que en el primer trimestre) y una demanda exterior neta que eleva su aportación positiva hasta los 2´6 puntos. Traducido al castellano: lo único que permite a la economía española asomar mínimamente la cabeza por encima de la recesión es el tirón exterior. Éste se sustenta en el crecimiento de nuestros vecinos y en el buen comportamiento del turismo (ayudado por la inestabilidad en el norte de África).

Por lo demás, todos los grandes problemas siguen vivos. El ajuste del sector de la construcción no ha concluido. Siguen cayendo tanto el empleo del sector como el consumo aparente de cemento, las compraventas registradas y el precio de la  vivienda (a un ritmo interanual del 5´2% en el período abril-junio). El desapalancamiento del sector privado apenas se ha iniciado. El ratio de endeudamiento de los hogares ha caído poco desde el inicio de la crisis (véase el gráfico 24 de la página 66), y el contexto actual es de descenso en el valor del patrimonio de las familias. Esto seguirá lastrando el consumo. Por ejemplo, las matriculaciones de vehículos particulares cayeron entre abril y junio un 35%, tres puntos más que en el primer trimestre. La sequía del crédito a familias y empresas se mantiene (como recoge el gráfico 4 de la página 16).

Pensemos ahora en los efectos que pueden tener sobre esta economía, casi estancada durante el primer semestre, los últimos acontecimientos. Recientemente, la crisis de la deuda soberana ha impactado de lleno en España. Tanto es así, que nuestra economía está ahora mismo en la UVI. Sólo se sostiene artificialmente gracias a la respiración asistida del BCE, que proporciona liquidez a las entidades financieras españolas (para las que se han cerrado los mercados) y compra deuda pública española en el mercado secundario. Las repercusiones negativas de estos sucesos se transmitirán por diversos canales.

Las condiciones de acceso a la financiación de familias y empresas experimentarán un endurecimiento adicional. No olvidemos que las necesidades nacionales de financiación externa neta siguen siendo del 4% del PIB. La confianza de consumidores y empresarios se resentirá. La necesidad de nuevos planes de consolidación fiscal afectará también negativamente a la demanda nacional.

Para remate, esta crisis de la deuda soberana española se produce en un contexto más amplio de ralentización económica internacional, que ya anunciábamos en un artículo de principios de junio. Algunos países vecinos (Portugal, Italia y Francia) están siendo afectados por la crisis de la deuda y han tenido que aplicar nuevos recortes. Estos países con crecientes problemas son los destinos principales de nuestras exportaciones, que se verán en consecuencia afectadas. El 8´9% de las exportaciones españolas se dirige a Portugal, el 8´8% a Italia y el 18´3% a Francia.

Mientras tanto, el PSOE se encuentra plenamente inmerso en una campaña electoral en la que vende el mensaje de que la recuperación económica ya se ha producido (gracias a sus políticas), sólo resta consolidarla y eso permite al candidato RbCb prometer pequeñas alegrías que hasta ahora no eran posibles. Pero esta gente ¿en qué mundo vive? Lo cierto es que la crisis continúa rugiendo y la sociedad española sigue sin estar psicológicamente preparada para hacerla frente. Nadie le ha dicho nunca desde los distintos poderes públicos la verdad sobre lo que sucede o cómo solucionarlo. Si el PSOE, el PP y sus aliados nacionalistas no reciben ahora un severo y merecido castigo en las urnas ¿para cuándo lo dejaremos?

Se acumulan los indicios de que nuestro país puede estar a punto de sufrir una recaída en la contracción económica. Si tal cosa sucediese, conllevaría dramáticas consecuencias. Los ingresos públicos están ligados a la actividad de la economía y se resentirían. Menores ingresos de lo previsto obligarían a recortes más drásticos del gasto público para cumplir el objetivo de déficit. Estos efectos, con ser graves, serían sólo los más inmediatos.

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