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Bolsa y 9 de marzo
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José Ramón Iturriaga

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Bolsa y 9 de marzo

Aunque la campaña electoral como tal comenzó hace pocos días, de verano a esta parte, gobierno y principal partido de la oposición llevan planchándonos la oreja

Aunque la campaña electoral como tal comenzó hace pocos días, de verano a esta parte, gobierno y principal partido de la oposición llevan planchándonos la oreja con la cosa económica que se ha convertido sorprendentemente en el tema central de debate. Fuera de la postura lógica de partida tanto de gobierno –no es para tanto- como de la oposición –el final está cerca-, el nivel de la discusión ha dejado mucho que desear y ha degenerado en una subasta por el voto del incauto: ¿quién da más? Así la cosa, no es de extrañar que haya gente que haya puesto en venta su voto en Internet, me parece mucho más consecuente.

No es porque la situación no sea lo suficientemente grave como para un análisis en profundidad de sus causas y sus posibles soluciones. Ni es –sinceramente lo creo- porque estos dos partidos no cuenten en sus filas con gente preparada como para proponer algo más que medidas oportunistas, poco estudiadas, en general injustas y con muy poco recorrido. Me inclino a pensar que la clase política tiene un muy bajo concepto del nivel de los electores, vamos que piensan que somos idiotas.

Y tengo que reconocer que el seguir los dos “combates” del siglo que hemos presenciado hasta hoy no ha servido para que me reconcilie con la clase política. Es muy triste ver cómo se pueden llegar a manipular unos datos para sacar unos gráficos en el que las rayas te acaban dando la razón. Causa estupor con que frialdad se puede negar la evidencia y decir una cosa y la contraria. En definitiva, resulta increíble que se imponga el criterio de los jefes de campaña al sentido común.

Al final, el 10 de marzo tendremos un nuevo gobierno que se tendrá que enfrentar con un panorama macroeconómico desolador. Los dos principales partidos no presentan grandes diferencias en sus programas económicos. Las más notables son en tema fiscales pero no son muy significativas.

El riesgo más grave para la economía es que el nuevo gobierno nazca vendido a partidos nacionalistas o de corte izquierdoso porque dificultaría mucho el llevar a cabo cualquier tipo de reformas. A priori, esto es lo que tiene pinta que va a pasar. La opción más beneficiosa para enfrentarnos al temporal sería un gobierno de concentración nacional entre los dos partidos nacionales. Esta opción es muy poco probable.

Un cambio de gobierno también afectará a los sectores más regulados, fundamentalmente el eléctrico y aquellos ligados a infraestructuras. También afectaría los procesos de concentración que hay en marcha en función del sesgo más o menos intervencionista que adopten desde Moncloa. En principio los dos partidos nacionales mantienen líneas parecidas en estos temas pero tienen amigos distintos.

Por lo tanto, el panorama para las bolsas no es nada halagüeño porque el gobierno que salga no tiene pinta de poder hacer frente de manera efectiva a lo que se nos viene encima. Y, en otro orden de importancia, que nadie crea que las normas que rigen los sectores regulados están escritas sobre roca: ¿se imaginan al señor Pizarro de ministro de Industria? Y que las OPAs seguras no existen.

Lo bueno es que en bolsa también se puede ganar dinero vendiendo…

*José Ramón Iturriaga, socio de Abante Asesores

Aunque la campaña electoral como tal comenzó hace pocos días, de verano a esta parte, gobierno y principal partido de la oposición llevan planchándonos la oreja con la cosa económica que se ha convertido sorprendentemente en el tema central de debate. Fuera de la postura lógica de partida tanto de gobierno –no es para tanto- como de la oposición –el final está cerca-, el nivel de la discusión ha dejado mucho que desear y ha degenerado en una subasta por el voto del incauto: ¿quién da más? Así la cosa, no es de extrañar que haya gente que haya puesto en venta su voto en Internet, me parece mucho más consecuente.

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