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Y Bernanke cogió su fusil
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José Ramón Iturriaga

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Y Bernanke cogió su fusil

Bernanke no engaña a nadie. En alguna ocasión había dicho que, si fuera necesario, la Fed debería tirar dinero desde helicópteros. De ahí su mote, “helicopter

Bernanke no engaña a nadie. En alguna ocasión había dicho que, si fuera necesario, la Fed debería tirar dinero desde helicópteros. De ahí su mote, “helicopter Ben”. Pues ya le va quedando menos. La última medida que acaban de anunciar desde la Reserva Federal, en la que se amplían los colaterales admisibles para su descuento, va en esa línea. Si a esto sumamos la más que previsible bajada de 75 puntos básicos de la semana que viene, vemos que le van quedando pocos cartuchos en la canana. Su margen de actuación cada vez va siendo menor.

Y aunque la bolsa se lo haya tomado bien en un primer momento, no parece más que un parche, una medida que soluciona las dificultades de liquidez a corto plazo por las que algún grande está pasando –¿Bear Stearns quizá?- pero que no ataca la raíz del problema: el mercado de crédito está muerto. Y no hay precios porque el mercado no sabe lo que valen todos esos instrumentos tan sofisticados que los bancos de inversión se habían sacado de la chistera. Y no sabemos lo que valen porque el precio de lo que hay debajo de los mismos – casas en muchos casos- no para de bajar. Llegará un momento en el que las casas dejaran de caer y tendremos una idea de lo que valen esos instrumentos. Entonces aparecerán los buitres al olor de la carroña y pondrán un suelo al mercado.

A diferencia de otras ocasiones, la magnitud del problema es tal que hace muy difícil que se puedan adoptar otras medidas al margen del mercado. En el caso del LTCM los afectados cabían en una sola sala. Los damnificados por el subprime no creo que quepan ni en el Bernabeu. Además –y es otra de las razones por lo que todavía no vislumbramos la luz al final del tunel- todavía no tenemos noción de hasta donde se extiende. El goteo de cadáveres no para: últimamente aseguradoras, hedge funds y lo que es más preocupante fondos que por su naturaleza no deberían tener activos en riesgo. Un rescate masivo sería a corto plazo la solución, como hemos visto en alguna otra ocasión. Hoy por hoy no parece posible porque no hay bolsillo que lo aguante. Sin embargo, aunque sea más doloroso, quizá compense purgar los excesos: que cada palo aguante su vela.

Que la medida de rescate se haya adoptado en momentos tan señalado como en los que se ha producido –momentos prácticamente de pánico en las bolsas- puede ser fruto de la casualidad pero permítanme dudarlo. La Fed está tratando por todos los medios que no le crezcan los enanos. Si al problema que supone en el consumidor americano la caída a plomo del precio de las viviendas sumamos el impacto que tiene el desplome de la bolsa, no sólo en la riqueza sino también en la confianza, entendemos que la autoridad monetaria trate de pararlo. Sin embargo no le arriendo la ganancia. No es recomendable tratar de coger un cuchillo cayendo.

Nice try Ben.

Bernanke no engaña a nadie. En alguna ocasión había dicho que, si fuera necesario, la Fed debería tirar dinero desde helicópteros. De ahí su mote, “helicopter Ben”. Pues ya le va quedando menos. La última medida que acaban de anunciar desde la Reserva Federal, en la que se amplían los colaterales admisibles para su descuento, va en esa línea. Si a esto sumamos la más que previsible bajada de 75 puntos básicos de la semana que viene, vemos que le van quedando pocos cartuchos en la canana. Su margen de actuación cada vez va siendo menor.

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