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José Ramón Iturriaga

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¡A comprar un poquito!

En las últimas semanas el mercado se ha pasado de frenada. Basta con ver lo que han hecho las curvas de tipos americana y europea al

En las últimas semanas el mercado se ha pasado de frenada. Basta con ver lo que han hecho las curvas de tipos americana y europea al calor de las declaraciones de las máximas autoridades monetarias. El movimiento ha sido tan salvaje que en muchas tesorerías todavía deben estar con la fregona recogiendo la sangre: esto si que es un cisne negro, comparable a que España sea capaz de ganar a Italia en cuartos y no muchos de los que nos cuentan por ahí. El cambio de discurso ha sido muy radical pero sorprende como el mercado lo ha puesto en precio -¡en un solo día!- sin que haya habido ningún cambio sustancial en el cuadro macro: actividad a la baja –según que regiones, desplomándose- e inflación descontrolada en los próximos meses como casi todo el mundo ya descontaba. En este escenario creo que si bien los bancos centrales pueden amagar no creo que lleguen a dar, sobre todo cuando –y ahora sí- los comparables de precios van a ser mucho más favorables en la última parte del año. Para mi la carrera dialéctica entre Bernanke y Trichet se parece mucho a la de la película Gigante en la que dos coches se lanzaban contra un precipicio y ganaba el último que saltara del coche. A Trichet puede que no le abra la puerta si tira mucho de la cuerda…

A las bolsas además de toda la movida con la curva –que, por otra parte, era más que suficiente- hay que sumarle el impacto que ha tenido un nuevo capítulo doble del vaudeville que están protagonizando las financieras: Lehman Brothers, el Lázaro de los bancos de inversión y las macro ampliaciones de capital, no basta con anunciarlas hay que suscribirlas.

Así las cosas, las bolsas han corregido mucho y muy rápido desde máximos del mes pasado y ya estamos otra vez en mínimos del año sin pasar por la casilla de salida.

Mi visión sobre el cuadro macro no ha variado para nada. El guión se va cumpliendo al pie de la letra y todo apunta a que la desaceleración va a ser más larga y profunda de lo que cabía anticipar y que ésta se va a trasladar a la parte no financiera de la economía y por ende a los resultados empresariales. Sin embargo, me parece que el mercado se ha “pasao” a la hora de descontar riesgos inflacionistas. Mi escenario central continúa siendo el de una crisis al modo tradicional, es decir, en la que los precios son un indicador retardado y por lo tanto en algún momento del final del año empezarán a dar síntomas de desaceleración. Por lo tanto, me sorprende la vuelta que se ha dado la curva de tipos y que el mercado este poniendo en precio la posibilidad real de subidas de tipos sustanciales y sostenidas por parte del BCE en el próximo futuro. Creo que este movimiento da una oportunidad de compra en todas aquellas compañías que consideramos como “proxys” al bono.

En cuanto a lo sucedido con las financieras, creo que a estos niveles de valoración, el mercado debería empezar a discriminar entre aquellos bancos que ya han completado –de momento al menos- sus necesidades de balance y aquellos que no. Por lo tanto, y a corto plazo porque considero que la cuenta de resultados de los bancos va a continuar bajo mucha presión en los próximos trimestres, creo que puede resultar interesante jugar una eventual normalización de la situación en las financieras a través de aquellos bancos que ya han cubierto sus necesidades de capital.

Sin duda veremos la bolsa por debajo de los niveles actuales. Pero se trata de un proceso paulatino en el que el mercado tiene que ir asimilando que esta crisis es más larga y profunda que las que hemos visto últimamente y que como tal se va a trasladar a los resultados de las empresas no financieras. Como esto no se va a producir de un día para otro, creo que resulta razonable tratar de aprovecharse de eventuales rebotes de mercado en momentos puntuales como el actual en el que el mercado se ha podido pasar de frenada ya que la amplitud de los rangos lo justifican sin que por ello cambie para nada mi visión extraordinariamente cauta y cada vez más compartida a largo plazo.

Sólo advertirles que esta apuesta puntual por la bolsa no es como consecuencia de haber visto torear a José Tomás. Podría serlo. La corrida del día 5 fue una experiencia mística.

En las últimas semanas el mercado se ha pasado de frenada. Basta con ver lo que han hecho las curvas de tipos americana y europea al calor de las declaraciones de las máximas autoridades monetarias. El movimiento ha sido tan salvaje que en muchas tesorerías todavía deben estar con la fregona recogiendo la sangre: esto si que es un cisne negro, comparable a que España sea capaz de ganar a Italia en cuartos y no muchos de los que nos cuentan por ahí. El cambio de discurso ha sido muy radical pero sorprende como el mercado lo ha puesto en precio -¡en un solo día!- sin que haya habido ningún cambio sustancial en el cuadro macro: actividad a la baja –según que regiones, desplomándose- e inflación descontrolada en los próximos meses como casi todo el mundo ya descontaba. En este escenario creo que si bien los bancos centrales pueden amagar no creo que lleguen a dar, sobre todo cuando –y ahora sí- los comparables de precios van a ser mucho más favorables en la última parte del año. Para mi la carrera dialéctica entre Bernanke y Trichet se parece mucho a la de la película Gigante en la que dos coches se lanzaban contra un precipicio y ganaba el último que saltara del coche. A Trichet puede que no le abra la puerta si tira mucho de la cuerda…

Banco Central Europeo (BCE)