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Jesús Sánchez-Quiñones

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¿Ha cambiado algo?

Tras el descanso estival el escenario económico y bursátil presenta ciertas variaciones respecto a la situación previa al verano y mantiene algunas de las incertidumbres y

Tras el descanso estival el escenario económico y bursátil presenta ciertas variaciones respecto a la situación previa al verano y mantiene algunas de las incertidumbres y temores anteriores, principalmente sobre el sector financiero.

 

La mejor noticia económica del verano ha sido la caída del precio del petróleo un 20% desde los máximos del mes de julio. Como consecuencia, las presiones inflacionistas se han reducido significativamente como demuestran los primeros datos de precios conocidos en los últimos días de agosto. Salvo nuevas subidas descontroladas del precio del petróleo, muy improbables, lo peor de la inflación habrá quedado atrás. Así lo estiman los miembros de la Reserva Federal. Por tanto, se disipa el riesgo de estanflación de la economía.

La caída del precio del crudo ha coincidido en el tiempo con una desaceleración notable del crecimiento económico. Los datos de crecimiento del segundo trimestre en Francia y Alemania reflejan contracción de la economía en ese periodo, mientras que España ha crecido un escaso 0,1%. La excepción procede de EEUU con un crecimiento en el segundo trimestre del 3,3% aunque difícilmente mantenible en los siguientes trimestres. Las previsiones de crecimiento de los Organismos Internacionales apuntan a rebajas adicionales del crecimiento para 2008 y 2009. En este escenario no parece muy plausible una vuelta del precio del crudo a los máximos de este año.

Menores riesgos inflacionistas y mayores riesgos sobre el crecimiento llega a los bancos centrales a moderar sus discursos. La Reserva Federal parece aplazar, al menos hasta 2009, una posible subida de tipos. El BCE, siempre mucho más lento en reaccionar, sigue hablando del peligro de la inflación. No obstante, el mercado ya empieza a descontar bajadas de tipos de interés, aunque tardarán en llegar.

Durante agosto hemos asistido a nuevos capítulos de la crisis financiera. Primero con los problemas de algunas entidades americanas al haber vendido “inadecuadamente” activos ARS (auction rate securities) a clientes, teniéndoles que indemnizarles y, por tanto, aportando nuevas pérdidas a sus sufridas cuentas de resultados. Por último, los problemas de las dos agencias hipotecarias americanas, Fannie Mae y Freddy Mac, han vuelto a sembrar la duda sobre todo el sistema bancario americano. Las pérdidas de los activos mantenidos en cartera por las dos agencias provoca pérdidas significativas en su cuenta de resultados y una merma de la fortaleza de sus recursos propios.

La importancia de las dos agencias reside en que entre ambas poseen o garantizan alrededor de 5 trillones (americanos) de dólares en hipotecas, casi la mitad de todo el mercado de deuda hipotecaria americana. Prácticamente todas las entidades financieras americanas son tenedoras de bonos emitidos por ambas entidades. El temor a un derrumbe de los dos gigantes podría provocar una hecatombe en los mercados financieras. Los rumores o comentarios sobre una posible nacionalización de las dos entidades han estado presente durante todo el verano.  Afortunadamente, en los últimos días de agostos ambas entidades han conseguido colocar en el mercado sin dificultad sus emisiones periódicas de papel a tipos de interés razonables, la ha provocado fuertes rebotes en su cotización.

En definitiva, pese a la permanencia de algunos nubarrones en el horizonte de las entidades financieras, la situación a principios de septiembre es algo mejor para las bolsas que la existente antes del verano, aunque la volatilidad seguirá presente en el mercado en los próximos meses.

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

Tras el descanso estival el escenario económico y bursátil presenta ciertas variaciones respecto a la situación previa al verano y mantiene algunas de las incertidumbres y temores anteriores, principalmente sobre el sector financiero.

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