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S&P hace un favor a España
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Jesús Sánchez-Quiñones

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S&P hace un favor a España

Guste o no, el papel de las agencias de calificación (rating) sigue siendo fundamental en el funcionamiento de los mercados de renta fija, incluidos los de

Guste o no, el papel de las agencias de calificación (rating) sigue siendo fundamental en el funcionamiento de los mercados de renta fija, incluidos los de deuda pública. Sus advertencias no deben caer en saco roto por las consecuencias que sus calificaciones crediticias tienen sobre los emisores calificados.

 

A mayor calificación crediticia (rating), menor coste de financiación y mayor facilidad de colocación de los bonos de un determinado emisor. La mayoría de los inversores institucionales, fondos de pensiones y fondos soberanos y compañías de seguros entre otros, sólo invierten en emisiones de emisores con un rating mínimo. Determinados inversores dejarán de invertir en la deuda pública de un país concreto sólo por el hecho de haber perdido su nivel de rating. Ante una bajada de la calificación crediticia por parte de las agencias de rating numerosos inversores se verán obligados por sus propios estatutos a deshacerse de la deuda pública del país que ha visto reducida su calificación crediticia.

El propio Banco Central Europeo otorga a las agencias de rating un poder extraordinario, aun siendo entidades sin regular y sin supervisar. Cuando las entidades financieras solicitan financiación al BCE, éste les requiere el depósito de activos en garantía con una calificación crediticia mínima (actualmente BBB-). Si la entidad financiera que solicita la financiación no dispone de activos en su balance con al menos ese rating, no podría acceder a la mayor fuente de financiación que existe en este momento, el BCE.

La rebaja del rating de Grecia, y la “perspectiva negativa” sobre se evolución futura, ha hecho temer que la deuda pública griega pueda llegar a una calificación mínima tal que no pudiera ser utilizada por los bancos griegos como garantía para obtener financiación del BCE. Teniendo en cuenta que prácticamente el 50% de la deuda pública griega es adquirida por las entidades financieras locales, ello supondría que el estado heleno tendría unas dificultades casi insalvables para colocar su crecimiento volumen de deuda pública.

El aviso de S&P a España de rebajar la “perspectiva” (outlook) de su calificación crediticia a “negativa” no implica una bajada del rating de forma inmediata. S&P considera que las expectativas actuales de la economía española son peores que las existentes en enero cuando rebajó el rating de España. La agencia augura un mayor deterioro de las cuentas públicas españolas y una mayor debilidad económica en España que para el conjunto de los países del euro.

En caso de no conseguir poner en marcha un plan creíble de reformas, entre ellas la del mercado laboral, y de saneamiento de las finanzas públicas españolas, la rebaja efectiva del rating será inevitable en algún momento de los próximos dos años.

Como han manifestado diversos consejeros del BCE, los argumentos utilizados por S&P son difícilmente rebatibles”. De momento es un aviso que debería llamar a la acción para evitar que se dicho aviso se convierta en otra bajada del rating de España con las negativas consecuencias que tendría: mayor coste de la deuda, tanto pública como privada, mayor dificultad de colocación e incremento de la percepción de riesgo país.

De momento el aviso recibido parece haber  caído en saco roto.

 

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

Guste o no, el papel de las agencias de calificación (rating) sigue siendo fundamental en el funcionamiento de los mercados de renta fija, incluidos los de deuda pública. Sus advertencias no deben caer en saco roto por las consecuencias que sus calificaciones crediticias tienen sobre los emisores calificados.