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Desafíos insensatos de un presidente con vocación de sheriff
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José Ignacio Bescós

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José Ignacio Bescós

Desafíos insensatos de un presidente con vocación de sheriff

Dice haber leído mucho a Borges y admirar la poesía del paisano Gamoneda.  Igual sí e igual no.  Otras monas vistieron traje cultural de seda de

Dice haber leído mucho a Borges y admirar la poesía del paisano Gamoneda.  Igual sí e igual no.  Otras monas vistieron traje cultural de seda de Malher, Machado e hijos, sastrería de postín.  Para mí que de lo que se empachó este caballero fue de novelas de El Coyote y de Marcial Lafuente Estefanía.  No se explica de otra forma ese afán suyo por jugar a ser Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”.

Teatrero hasta las cachas, ya debimos tentarnos la ropa cuando en el debate presupuestario de la cosecha de 2002 el actor secundario Bob Sevilla, hoy enfadado con el prota, cambió de rumbo en su camino hacia el estrado para soltarle los papeles a Rodríguez Cooper, dispuesto al duelo al sol con Montoro Kid.  Ridículo entonces el show, como ridícula fue aquella sentada ante el paso de la bandera e los EE.UU. Como ridículo fue  aquello de que había resistido ante “los poderosos” a cuenta de las peticiones de los empresarios para llevar a cabo la reforma laboral.  Sí, los mismos “poderosos” a los que ahora convoca, too little, too late, para que ayuden a recontraprestigiar la marca España que nuestro entrañable sheriff lleva arrastrando todo este tiempo.

Supongo que es esa necesidad humana de explicar lo inexplicable, de dar una causa providencial al qué hace un chico como yo en un sitio como éste.  Así, te toca la lotería y sientes el roce de la mano de un Dios que privilegia a los elegidos.  Y más si encima tienes empalagosos hagiógrafos que alimentan tu bov(b)ariano exceso de literatura con párrafos como este:

 "Un personaje que nos recuerda mucho al mito de Arturo, aquel joven que se coronó rey. El mito es bien conocido: a la muerte de Uther, el soberano, el reino se había sumido en el desconcierto y el desgobierno; los nobles se disputaban el trono, pero sólo aquel que arrancase la espada de la piedra sería el elegido. Pero no fue ninguno de los barones, sino Arturo (...) quien arrancó limpiamente la espada. (...) Pocas veces nos encontramos una trayectoria política que la literatura nos ayude a ver tan claramente." (Suso del Toro, “Madera de Zapatero”)

Escritores a sueldo, periodistas de ida y vuelta, empresarios a la vera, artistas del compadreo... ¡Malditos, vosotros, los familiares, inevitables golosos, cortesanos voraces, cortesanos pertinaces sobre su mente infantil! (homenaje a ese Guerra vociferante que calla cuando de verdad toca levantar la voz)  Cuánto mal le han hecho al país incitando al insensato a lanzarse a desfacer entuertos, el último de los cuales nos va a costar un disgusto de los gordos.

“Zapatero aconseja desistir a los que apuestan contra España”  ¿Gary Cooper?  ¿Arturo?  Hace tiempo que el presidente perdió lo que Bousoño llamó “asentimiento” del lector y hoy y aquí llamamos “credibilidad política”.  Sin ella, no hay ni épica ni lírica, sino chiste y broma cruel.  Siendo benévolos, un pobre y desquiciado Alonso Quijano levantado por las aspas de un mercado que ni siente ni padece.  Siendo algo menos buenos y poniendo el caso a la verdadera altura literaria del personaje, el paisano de “Nobleza baturra”, montado en un burro en medio de la vía, diciéndole al tren que amenaza por pasarle por encima aquello de “chufla, chufla, que como no te apartes tú...”

A estas alturas, con Irlanda fuera de combate, Alemania y Francia abriendo un cortafuegos a la altura de los Pirineos y con la aguja del bono largo apuntando a la zona de peligro (aún muy por encima del 5% a pesar de la corrección reciente), el tren no se va a apartar porque sí.  Así que, ¡por sus muertos, señor Presidente, persevere en las medidas valientes como las de ayer, aunque sea a rastras!  ¡Y no me vuelva a provocar a los traders, hombre de Dios, que no estamos en situación! 

Buena semana a todos, y tengan cuidado ahí fuera.

Dice haber leído mucho a Borges y admirar la poesía del paisano Gamoneda.  Igual sí e igual no.  Otras monas vistieron traje cultural de seda de Malher, Machado e hijos, sastrería de postín.  Para mí que de lo que se empachó este caballero fue de novelas de El Coyote y de Marcial Lafuente Estefanía.  No se explica de otra forma ese afán suyo por jugar a ser Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”.

Teatrero hasta las cachas, ya debimos tentarnos la ropa cuando en el debate presupuestario de la cosecha de 2002 el actor secundario Bob Sevilla, hoy enfadado con el prota, cambió de rumbo en su camino hacia el estrado para soltarle los papeles a Rodríguez Cooper, dispuesto al duelo al sol con Montoro Kid.  Ridículo entonces el show, como ridícula fue aquella sentada ante el paso de la bandera e los EE.UU. Como ridículo fue  aquello de que había resistido ante “los poderosos” a cuenta de las peticiones de los empresarios para llevar a cabo la reforma laboral.  Sí, los mismos “poderosos” a los que ahora convoca, too little, too late, para que ayuden a recontraprestigiar la marca España que nuestro entrañable sheriff lleva arrastrando todo este tiempo.

Supongo que es esa necesidad humana de explicar lo inexplicable, de dar una causa providencial al qué hace un chico como yo en un sitio como éste.  Así, te toca la lotería y sientes el roce de la mano de un Dios que privilegia a los elegidos.  Y más si encima tienes empalagosos hagiógrafos que alimentan tu bov(b)ariano exceso de literatura con párrafos como este:

 "Un personaje que nos recuerda mucho al mito de Arturo, aquel joven que se coronó rey. El mito es bien conocido: a la muerte de Uther, el soberano, el reino se había sumido en el desconcierto y el desgobierno; los nobles se disputaban el trono, pero sólo aquel que arrancase la espada de la piedra sería el elegido. Pero no fue ninguno de los barones, sino Arturo (...) quien arrancó limpiamente la espada. (...) Pocas veces nos encontramos una trayectoria política que la literatura nos ayude a ver tan claramente." (Suso del Toro, “Madera de Zapatero”)

Escritores a sueldo, periodistas de ida y vuelta, empresarios a la vera, artistas del compadreo... ¡Malditos, vosotros, los familiares, inevitables golosos, cortesanos voraces, cortesanos pertinaces sobre su mente infantil! (homenaje a ese Guerra vociferante que calla cuando de verdad toca levantar la voz)  Cuánto mal le han hecho al país incitando al insensato a lanzarse a desfacer entuertos, el último de los cuales nos va a costar un disgusto de los gordos.

“Zapatero aconseja desistir a los que apuestan contra España”  ¿Gary Cooper?  ¿Arturo?  Hace tiempo que el presidente perdió lo que Bousoño llamó “asentimiento” del lector y hoy y aquí llamamos “credibilidad política”.  Sin ella, no hay ni épica ni lírica, sino chiste y broma cruel.  Siendo benévolos, un pobre y desquiciado Alonso Quijano levantado por las aspas de un mercado que ni siente ni padece.  Siendo algo menos buenos y poniendo el caso a la verdadera altura literaria del personaje, el paisano de “Nobleza baturra”, montado en un burro en medio de la vía, diciéndole al tren que amenaza por pasarle por encima aquello de “chufla, chufla, que como no te apartes tú...”

A estas alturas, con Irlanda fuera de combate, Alemania y Francia abriendo un cortafuegos a la altura de los Pirineos y con la aguja del bono largo apuntando a la zona de peligro (aún muy por encima del 5% a pesar de la corrección reciente), el tren no se va a apartar porque sí.  Así que, ¡por sus muertos, señor Presidente, persevere en las medidas valientes como las de ayer, aunque sea a rastras!  ¡Y no me vuelva a provocar a los traders, hombre de Dios, que no estamos en situación! 

Buena semana a todos, y tengan cuidado ahí fuera.