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Empiece a preocuparse por su pensión ahora o tendrá un problema
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Empiece a preocuparse por su pensión ahora o tendrá un problema

La reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno la pasada semana tendrá una aplicación gradual, tardando todavía años en implementarse de forma completa. Una vez

La reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno la pasada semana tendrá una aplicación gradual, tardando todavía años en implementarse de forma completa. Una vez hayan pasado los periodos transitorios, la principal consecuencia de la reforma será que las pensiones futuras serán inferiores a las actuales.


Hoy son necesarios 35 años de cotización a la Seguridad Social para cobrar el 100% de la pensión. Dicha cifra se incrementará hasta 37 años cotizados de forma progresiva hasta 2027. Igualmente la edad de jubilación se incrementa gradualmente desde los 65 años actuales hasta los 67. La base sobre la que se calculará la jubilación será la de los últimos 25 años cotizados, en lugar de los 15 años actuales. Esta ampliación del periodo de cálculo supone de facto una reducción de la pensión por el efecto inflación. Un euro actual vale sensiblemente menos que un euro (o su equivalente en pesetas) de hace 25 años. Cuanto más amplio sea el periodo de cálculo mayor es el efecto de la inflación y menor la pensión real.

En una situación de crisis económica como la actual es difícil mentalizar a nadie sobre su bienestar futuro. Muchos contestarán que bastante tienen con llegar a fin de mes como para preocuparse de su futura jubilación dentro 10, 15 ó 20 años vista. Siendo comprensible esa reacción, ignorar un problema no lo soluciona. En este caso el paso del tiempo sólo lo agrava.

 

Cuanto antes se mentalice cada uno que la pensión que recibirá en el momento de la jubilación será más baja que las actuales, antes podrá mitigar la caída de su nivel de vida futuro. Para conseguir completar la pensión pública será necesario destinar parte de los ingresos actuales al ahorro. Este ahorro implica renunciar a consumo actual por consumo futuro. Más vale reducir algo el nivel de vida y de gasto actual a cambio de complementar el nivel de vida en el momento de la jubilación, que ignorar el problema, seguir manteniendo el nivel de consumo actual y llegar al momento de la jubilación con un nivel de ingresos en muchos casos miserable.

En la planificación del ahorro para la jubilación el factor tiempo es esencial. A modo de ejemplo, una persona que ahorrará 500 € mensuales (supuesta una rentabilidad anual del 2,5% sobre la inflación) durante 25 años, podría disfrutar de una renta de 991 € mensuales durante 19 años tras la jubilación. En el caso en que el ahorro sólo se realizara durante 15 años, la renta mensual disponible sólo sería de 520 €. Si el ahorro sólo se llevara a cabo en los 10 años inmediatamente anteriores a la jubilación el complemento a la pensión pública que dicho ahorro reportaría menguaría hasta los 320 € al mes durante 19 años.

Pese a ser sólo un ejemplo con hipótesis de rentabilidad discutibles, pone de manifiesto la importancia de empezar cuanto antes a pensar en complementar nuestra pensión pública con ahorro constante, renunciando a consumo actual por consumo futuro. Si imperara la lógica, muchas familias deberían reducir su actual nivel de vida actual para no caer en una situación dramática a la vuelta de 10, 15 ó 20 años vista. Entiendo que es un mensaje nada agradable de escuchar, pero espero que no maten al mensajero.

La reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno la pasada semana tendrá una aplicación gradual, tardando todavía años en implementarse de forma completa. Una vez hayan pasado los periodos transitorios, la principal consecuencia de la reforma será que las pensiones futuras serán inferiores a las actuales.

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