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Europa se empeña en dar de beber al alcohólico
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Europa se empeña en dar de beber al alcohólico

Las medidas adoptadas hasta la fecha respecto a la situación de la deuda pública en Europa se han limitado a “financiar” el problema, sin ni siquiera

Las medidas adoptadas hasta la fecha respecto a la situación de la deuda pública en Europa se han limitado a “financiar” el problema, sin ni siquiera atisbar una solución de fondo o de largo plazo.

El problema de los países periféricos, entre ellos España, respecto a sus cuentas públicas es triple, siendo imprescindible enfrentarse a los tres simultáneamente.

  1. Mantenimiento de déficit públicos crónicos. Año tras año los gastos públicos son mayores que los ingresos públicos. Cada ejercicio el importe del déficit anual pasa a engrosar el nivel de deuda pública. Los planes de consolidación fiscal establecidos hasta 2013 prevén una reducción del déficit hasta el 3%, desde el 11,2% del año 2009. Se reduce el déficit anual, pero entre 2010 y 2013 la deuda pública aumentará la cifra equivalente a un 23% del PIB. El aumento constante del nivel de deuda pública, puede acabar implicando un problema de solvencia.
  2. Financiación del déficit y de la deuda. Al ser mayores los gastos que los ingresos, la diferencia se ha de financiar mediante la emisión de nueva deuda pública. Los estados pueden sufrir problemas de liquidez si no logran colocar su deuda pública en un determinado momento. Éste el primero de los problemas en aflorar.
  3. Gestión del nivel de deuda acumulada. El nivel de deuda que cualquier persona, empresa o estado puede alcanzar es limitado. La actual dinámica de incremento de deuda de algunas economías lleva a situaciones en las que será prácticamente imposible hacer frente al 100% de los compromisos adquiridos. Al menos en el caso de Grecia ese punto de no retorno previsiblemente ya se ha alcanzado. La reestructuración de la deuda es inevitable. En otras palabras, los tenedores de bonos griegos sufrirán una quita del principal o verán alargarse en el tiempo los vencimientos de sus bonos. De hecho si vendieran ahora los bonos griegos en el mercado sólo recuperarían en torno al 60% del principal. El mercado ya descuenta que dicha quita tendrá lugar.

Hasta ahora las medidas europeas adoptadas, tanto en el caso de Grecia en mayo pasado como en Irlanda en noviembre, sólo hacen frente al segundo de los problemas, facilitando financiación a tipos superiores al 5%, pero sin afrontar la problemática de la gestión del nivel de deuda acumulada. Para Grecia, con un nivel de deuda pública sobre el PIB del 140%, recibir préstamos a tres años a tipos superiores al 5% le da oxígeno durante unos meses pero sólo consigue aumentar el volumen del problema de su deuda a tres años vista.

El modelo de rescate de países aplicado hasta ahora con Grecia e Irlanda no aporta ninguna solución de fondo. Sólo sirve para dar de beber al alcohólico cuando los síntomas del síndrome de abstinencia aparecen. Los síntomas desaparecen por un tiempo, pero su dependencia del alcohol permanece. No se aplica un tratamiento de cura al enfermo. Cualquier solución para ser duradera ha de atacar simultáneamente a los tres problemas: al mantenimiento de los déficit públicos crónicos; a la financiación del déficit y la deuda; y a la gestión del stock de deuda acumulada.

Intentar resolver alguno de los problemas sin enfrentarse a los otros dos sólo permitirá ganar tiempo, pero el problema aumentará con el paso del tiempo haciendo más dolorosa la solución final. A modo de hipotético ejemplo, si Portugal, de acuerdo con la UE, decidiese aplicar una quita a sus bonos a cambio de una serie de préstamos a tipos bonificados durante un periodo de tiempo, solucionaría momentáneamente el problema de su stock de deuda y de la financiación a corto plazo. No obstante, si no logra romper la dinámica de déficit públicos crónicos y permanentes, en breve volvería a encontrarse con los tres problemas.

Teóricamente en este mes de marzo los líderes europeos deben avanzar en las reglas a seguir ante eventuales rescates a países europeos a partir de 2013. De no plantearse una solución que abarque las tres caras del problema sólo se estará consiguiendo ganar tiempo pero a costa de hacer la bola más grande y la solución final, cuando llegue, más dolorosa.

Las medidas adoptadas hasta la fecha respecto a la situación de la deuda pública en Europa se han limitado a “financiar” el problema, sin ni siquiera atisbar una solución de fondo o de largo plazo.