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José Ignacio Bescós

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José Ignacio Bescós

¿Burbuja.com 2.0?

“Estamos en los principios de una nueva y gloriosa burbuja”.  Eso me decía hace unos días un buen amigo, veterano en internet y en la financiación

“Estamos en los principios de una nueva y gloriosa burbuja”.  Eso me decía hace unos días un buen amigo, veterano en internet y en la financiación de proyectos tecnológicos, un tipo con una intuición sobrenatural que cuenta sus inversiones por éxitos resonantes (no doy nombres de empresas par no dejar pistas, a ver si no le va a gustar verse reconocido en medio tan prominente). Intuición y buena cabeza.

Si efectivamente esta es una reedición de la burbuja puntocom, en el futuro habrá una legión de forenses buscando causas remotas del fallecimiento, que son las causas primeras de la hinchazón.  Ya se vio tras el estallido de marzo de 2001. Entonces se achacó el fenómeno al milenarismo que, como dijo Arrabal, acabó llegando, a la incompetencia tecnológica de los inversores y de marketing directo de los ejecutivos, y a cien cosas más. Ahora supongo que será más fácil. Será sólo cuestión de mirar al balance de la Reserva Federal y a todo ese dinero gratis que buscó casa y comida en las nuevas niñas bonitas del mercado. Pero bueno, eso para los forenses, que la gracia de las burbujas está en adivinar cuándo empiezan a inflarse de verdad y, aún más, cuando están a punto de estallar (o si acaban de estallar y el personal aún no se ha enterado, acostumbrado como indefectiblemente está a comprar en las correcciones).

Yo, que soy mucho más torpe que mi amigo, pero igual de constante buscando señales en el cielo, creí detectar el familiar burbujeo este verano pasado, a propósito de la colocación de Ocado, colmado online, en realidad distribuidores de Waitrose, el verdadero colmado, que se pretendía saliera a una estratosférica valoración de mil millones de libras. Afortunadamente, el precio de la colocación de Ocado se rebajó un 20%.  Además, la acogida del público inversor no fue demasiado entusiasta, y, con el precio de la acción bajando desde el primer día, la de Ocado se convirtió en la peor salida a bolsa británica de los últimos dos años. Así, tres meses después el título había perdido un tercio de su precio inicial.  Bien, pensé, falsa alarma.  A pesar de todo queda cierta virtud por ahí.

Ingenuo de mí.  A partir de entonces, Ocado emprendería una carrera espectacular. Dos meses le costó recuperar el precio de salida (180 peniques) y uno más alcanzar los 285 peniques.  En total, una subida de un 130% desde los bajos de octubre, un comportamiento propio de aquellas Terras de antaño.

A esa sensación de déjà-vu ha contribuido recientemente la fiebre de la red social que, además de la malograda peli de Fincher, nos ha dado valoraciones como la que hace Goldman de Facebook de cara a una futura IPO.  A 50.000 millones de dólares del ala, se otorga más valor a Facebook que a compañías que ya pasaron por la criba y más o menos se establecieron como empresas consolidadas del estilo de Time Warner o Ebay  (un momento, ¿no habíamos quedado en que el mundo estaba en las manos de los subasteros?  Ah, eso fue antes de que se decidiera que el futuro estaba en los blogs, que fue antes de las redes sociales).  Y otras redes menos ambiciosas no le van a la zaga a la criatura de Zuckerberg.  Linkedin, por ejemplo, ya ha presentado ante la SEC los papeles necesarios para lograr la autorización para salir a bolsa.  El valor estimado de la empresa es de 2.500 millones de dólares, lo cual no está mal para una empresa que, hoy por hoy, obtiene menos de 200 millones en ingresos de sus 90 millones de usuarios  y que, naturalmente, no gana prácticamente nada.  Y luego está Twitter, de quien JP Morgan quiere hacerse con una parte (10% a 450 millones de dólares). 

Seamos caritativos y calculemos el ratio de valor no sobre ingresos presentes sino sobre ingresos previstos (con ese optimismo que caracteriza a quien ve un tesoro al otro lado de una OPV).  Facebook: 12,5, Linkedin: 11, Twitter: 30.  Mientras, Ebay cotiza a 4,7 veces ingresos y Amazon a 2,3. ¿Cotizaron alguna vez éstas a los múltiplos de aquéllas?  Lo hicieron.  Entre 1999 y 2000 Amazon fue Linkedin y Ebay Twitter.  El primero tardó ocho años en recuperar la cotización de antes del crash.  El segundo ha tenido que esperar hasta ahora.

Por cierto, volviendo a Ocado, su consejero delegado, Tim Steiner, vendió hace diez días cinco millones de libras en acciones, suficiente para provocar una caída de un 30%.  Ya veremos si hay el número suficiente de ludópatas que verán esto como una corrección, perfecta oportunidad para entrar en un valor en crecimiento, o si en lugar del principio de la burbuja estamos a punto de asistir a su prematuro final.  Más divertido lo primero.  Bastante más sano lo segundo.

Buena semana a todos, y tengan cuidado ahí fuera.

“Estamos en los principios de una nueva y gloriosa burbuja”.  Eso me decía hace unos días un buen amigo, veterano en internet y en la financiación de proyectos tecnológicos, un tipo con una intuición sobrenatural que cuenta sus inversiones por éxitos resonantes (no doy nombres de empresas par no dejar pistas, a ver si no le va a gustar verse reconocido en medio tan prominente). Intuición y buena cabeza.