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Rescates bancarios, negocios ruinosos
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José Ignacio Bescós

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José Ignacio Bescós

Rescates bancarios, negocios ruinosos

Cunde la idea de que rescatar bancos es rentable. Es medianamente defendible en el caso americano. Hace dos días, sin ir más lejos, mi ilustre compañero de

Cunde la idea de que rescatar bancos es rentable. Es medianamente defendible en el caso americano. Hace dos días, sin ir más lejos, mi ilustre compañero de columna, Jesús Sánchez Quiñones, ponía como ejemplo los 12.000 millones de dólares que ha sacado en limpio el Tesoro estadounidense del rescate de Citigroup.

Sólo medianamente defendible. Dejemos de lado los efectos colaterales, planes fiscales incluidos, del mal hacer bancario. Consideremos sólo lo que ha habido que hacer para aguantar los tipos y poder comprarse esos activos que nadie quería comprar y, dentro de lo que ha habido que hacer, la ingente cantidad de dinero que ha tenido que crear el acomodaticio Bernanke. Y es que, desde la compra de participaciones en Citi y su reciente venta han pasado dos años y medio y más de dos billones de “nuevos” dólares en el balance de la Fed.  O sea, que además de los 45.000 millones puestos en Citigroup, hay un sobreprecio en forma de depreciación del dólar. Pensemos en términos dorados. En aquellos días de compra el oro cotizaba entre 800 y 900 dólares. 45.000 millones en oro (un oro que, además de cierto burbujeo, refleja sobre todo el envilecimiento de la moneda) serían hoy unos 80.000 millones. De beneficio real, pues, nada de nada.

Ojo, no estoy poniendo en duda el programa de compras del Tesoro y de la Fed (que podría, pero cada día tiene su afán). Con un poquito de buena voluntad, podemos tomar la crisis bancaria como crisis exclusivamente de liquidez. Podemos aceptar que el problema es el círculo vicioso que se produce al mermarse los recursos propios por culpa de la pérdida de valor de los activos y al tener que adecuar los ratios vendiendo más activos, lo cual, en un entorno en el que todos necesitan hacer lo mismo y en el que al mismo tiempo disminuye la participación de posibles compradores en el mercado, produce caídas adicionales en los precios que traen mermas adicionales en los recursos propios, más ventas, menores precios, más mermas y así hasta la insolvencia. Podemos obviar los riesgos morales que esa estrategia de “comprador de último recurso” entraña.  Podemos aplaudir tímidamente la cuadratura semivirtuosa del círculo vicioso, pero que no traten de vendernos que además es un buen negocio. Y menos en casa.

Nuestro Presidente, que ha cogido aire, anda por ahí pavoneándose. Además de echarle la culpa del paro al empedrado, se jacta de haberle sacado 3.000 millones de euros a las ayudas bancarias. En honor a la verdad, no es el único en Europa. También los franceses van por ahí exhibiendo lo bien que salen en tablas como esta:

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Fuente: Les Echos

Sí, sí, ya sé que no son 3.000 millones, sino 1.400, pero es ya sabemos que el presi es dado a la exageración. En cualquier caso, está bien figurar en lo alto de una tabla, para variar. 

Hasta que uno acude a la fuente, cosa que recomiendo hacer, y se fija en el aumento en las partidas de balance y, sobre todo, en los pasivos contingentes. 25.000 millones nuevos en balance, 60.000 contingentes, expresión de lo que no es sino una socialización del riesgo, el riesgo de un golpe financiero como el irlandés, contingencias que se tornan en penosas realidades y que le ponen a uno a la izquierda de la tabla antes de lo que se tarda en decir “championsleaguedelaeconomía”.

A más rentabilidad, más riesgo. Sabemos el diferencial que nos estamos llevando, pero ¿sabemos también el coste que ese deterioro en la solidez patrimonial nos está suponiendo? ¿Cuántos ha elevado la gracia el tipo al que tenemos que refinanciar nuestra deuda? Por hacernos una idea, ochenta puntos básicos sobre el montante previsto de financiación anual son 1.400 millones de sobrecoste, el montante del supuesto beneficio obtenido en estos tres últimos años. Miren el antes y el después de este desaguisado y hagan cuentas.

En fin, a ver si de una vez empezamos a tener alguna noticia positiva que echarnos al coleto. Aunque sólo sea para quitarnos de encima esta agobiante propaganda económica.

Buena semana a todos, y tengan cuidado ahí fuera.

             

Cunde la idea de que rescatar bancos es rentable. Es medianamente defendible en el caso americano. Hace dos días, sin ir más lejos, mi ilustre compañero de columna, Jesús Sánchez Quiñones, ponía como ejemplo los 12.000 millones de dólares que ha sacado en limpio el Tesoro estadounidense del rescate de Citigroup.