Es noticia
Hackers sobradamente preparados
  1. Economía
  2. Información privilegiada
José Ignacio Bescós

Información privilegiada

Por
José Ignacio Bescós

Hackers sobradamente preparados

Hay años en que uno no está para nada.  Que se lo digan a Sony, a quien 2011 se le está atragantando.  Más de 3.000 millones

Hay años en que uno no está para nada.  Que se lo digan a Sony, a quien 2011 se le está atragantando.  Más de 3.000 millones de dólares en pérdidas anuales son muchas pérdidas. Es cierto que llevan tiempo dormidos en los laureles, pero es difícil luchar contra los elementos, en forma de terremoto que mata a 25.000 personas y te deja las líneas de montaje hechas unos zorros, y de repetidas intrusiones en sus portales de juegos y entretenimiento online, intrusiones que forzaron a su prolongado cierre y causaron además de lucro cesante una pérdida reputacional difícilmente subsanable. 

No menos cierto es que si no puedes curar, debes ser lo suficientemente inteligente como para prevenir lo que se te pueda venir encima.  Por ejemplo,  ¿quién te manda meterte con hackers imberbes, por mucho que te hayan modificado la consola para que puedan meterse juegos de terceros?  ¿Es que no has aprendido de tus errores tratando de ponerle puertas al campo del “pirateo” musical?  ¿No sabes a estas alturas que ganar una batalla judicial, haciendo que los federales le confisquen al muchacho Holz sus ordenadores y lo destwiteen y despaypaleen, es acelerar la derrota en una guerra que no puedes ganar? 

Debe de ser la cosa generacional, el síndrome del cuarentón aferrado a paradigmas que conoce y fatalmente sorprendido por lo que no podía imaginar.  Si no, no se entiende la negligencia de los directivos Sony o la de tantos otros en parajes más familiares.

El agonizante 15-M, que a eso voy.  ¡Con qué condescendencia ha sido tratado por los mayores del lugar!  Algún apoyo del abuelo enrollado que echa de menos su propia mocedad, alguna queja de padre levemente enfadado (¡córtate esa melena y dúchate, hombre!) y mucha, mucha comprensión y consejo no solicitado.  Es el tratamiento que merecen estos chicos buenos, que mira que organizadito lo tenían todo, tiernos en su montaje de comisiones, cosas de la juventud.  Un mini mayo del 68 asumible por los que ya incorporaron ese mito a lo aceptable.  Y que sí, que cambien las cosas, pero no demasiado, no sea que me subviertan la pensión, y eso sí que nanay.

Y mientras, a Anonymous, la cara menos amable de la indignación, ni agua.  “Detenidos los tres responsables de la organización de hackers Anonymous en España”, titulaba El Confidencial hace una semana.  ¿La cúpula de una organización sin cúpula, los responsables de ataques que, en realidad, requieren de la participación de decenas de miles de individuos a los que basta con descargarse un software que les permite sumarse al ataque de denegación de servicio que convenga a sus apetencias, exigencias éticas o llámelo usted equis (MasterCard, Sony, sí, Sony, o quien sea)?  ¿Comparables a al Qaeda?  ¿Albergando intenciones proetarras?   Lejos de mí dudar de la buena fe del establishment, pero suena a la manufactura de una historia de terror asumible por los maduritos babyboomers, que aún no nos hemos enterado de por dónde sopla el viento y que tenemos más miedo que vergüenza.

Todavía nos enternece la perrofláutica exhibición de Sol y nos divierten los flash mobs recreativos o esas fiestas de cumpleaños salidas de madre por obra y gracia de Facebook.  ¿Sí?  Pues nos vamos a reír. 

Esta gente está enfadada, y con razón.  Son la gran minoría estafada, aquellos que creen haber visto como, gracias a nuestra superioridad numérica, hemos aprovechado los mecanismos democráticos para fundirnos el patrimonio futuro (total, hace tiempo que decidimos dejar de tener hijos).  El nuestro y el suyo.  Son los que no se creen representados por los que nos representan, y han decidido, uno por uno, hacernos guerra de guerrillas incruenta, pero letal, desde su pupitre bien conectado (¿tú crees que éstas son formas, jovencito?)

Cuando escribo estas líneas está en marcha la última de Anonymous.  Objetivo: mi queridísimo Bernanke, a quien tantas entradas he dedicado.  Cargos: socialización salvaje del riesgo privado, manipulación de mercados y dejación de deberes en beneficio de lobbies bancarios y otra fauna similar. 

Malas maneras las de estos jovenzuelos sobradamente competentes, pero qué buenos motivos, pardiez.  No está en mi ánimo hacer apología de nada.  Sólo espero que los de la generación chiripitifláutica seamos capaces de ser un poco más listos que los de Sony en nuestros tratos con ellos.  Por la cuenta que nos trae.  En cuanto a los quejosos, aportar alguna solución no completamente utópica ayudaría bastante.

Buena semana a todos, y tengan cuidado ahí fuera.   

Hay años en que uno no está para nada.  Que se lo digan a Sony, a quien 2011 se le está atragantando.  Más de 3.000 millones de dólares en pérdidas anuales son muchas pérdidas. Es cierto que llevan tiempo dormidos en los laureles, pero es difícil luchar contra los elementos, en forma de terremoto que mata a 25.000 personas y te deja las líneas de montaje hechas unos zorros, y de repetidas intrusiones en sus portales de juegos y entretenimiento online, intrusiones que forzaron a su prolongado cierre y causaron además de lucro cesante una pérdida reputacional difícilmente subsanable.