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Test de estrés bancarios
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Ignacio Rodríguez Añino

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Test de estrés bancarios

Otra semana terrible en los mercados de deuda.  El lunes el diferencial del bono español se había disparado hasta los 370 puntos básicos, lo que significa

Otra semana terrible en los mercados de deuda.  El lunes el diferencial del bono español se había disparado hasta los 370 puntos básicos, lo que significa que pagamos más del doble de lo que pagan los alemanes por financiarnos en los mercados.

La situación es complicada y ni siquiera los relativamente buenos datos de los test de estrés de los bancos españoles han calmado a los mercados. Pero el problema no es que los bancos superen o no el 5% de ratio de capital de la máxima calidad, sino que hasta que los inversores no se crean que su dinero está seguro a largo plazo en los bancos no se va a poder decir que se ha superado esta prueba tan difícil para el sistema financiero europeo.

Hay cosas  buenas en los test de estrés. No hay duda de que subir el límite al 5% ayuda a aclarar el panorama y a identificar aquellas entidades que pueden necesitar ayudas si  la situación económica empeora. Además, los test de estrés han proporcionado un nivel de información nunca visto hasta ahora.

El de la información es un buen punto a favor de España, ya que prácticamente todos los bancos españoles han pasado el test. Los bancos alemanes no están demasiado dispuestos a proporcionar el volumen de información de la forma transparente y estandarizada que exigen los test de estrés. Y es que en todas partes cuecen habas.

La reacción negativa de los mercados sobre la deuda española no es tanto por los bancos si no por no saber cómo se va a rescatar a un banco que realmente tenga problemas. No basta con decir que se va a recapitalizar, sino poner en marcha sistemas creíbles de rescate a nivel europeo.

Y es necesario también que los gobiernos se diferencien de sus bancos. Irlanda está en problemas por que los bancos se apalancaron muchísimo durante la bonanza de la crisis y el gobierno irlandés garantizó todas las deudas, yendo por esto a la ruina y al rescate.

La solución española es de la misma filosofía, garantía estatal, aunque de importe inferior: cuando hay entidades con necesidades de financiación,  el Gobierno emite deuda para que el FROB recapitalice a los bancos, entrando en un circulo vicioso de apalancamiento ya que tanto los bancos como el Estado acaban más endeudaos.

Los reguladores han intentado romper esa relación mediante políticas como la recompra de deuda a largo plazo -llamada por los anglosajones “quantitative easing”-, mayores exigencias de capital de máxima calidad y mayores regulaciones. Estos son pasos en la dirección correcta, pero son muy lentos.

Al final, la solución no llegará hasta que los tenedores de bonos soberanos, incluidos los bancos, sean obligados a participar en el rescate y a asumir parte de las pérdidas derivadas de la reestructuración de la deuda de países periféricos.

Otra semana terrible en los mercados de deuda.  El lunes el diferencial del bono español se había disparado hasta los 370 puntos básicos, lo que significa que pagamos más del doble de lo que pagan los alemanes por financiarnos en los mercados.