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La credibilidad de España
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Ignacio Rodríguez Añino

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La credibilidad de España

Uno de los problemas a los que se enfrenta España es a la falta de credibilidad en los mercados financieros internacionales. Desgraciadamente para nuestros intereses, la

Uno de los problemas a los que se enfrenta España es a la falta de credibilidad en los mercados financieros internacionales. Desgraciadamente para nuestros intereses, la credibilidad es fácil de perder y difícil de construir. Lleva mucho tiempo y esfuerzos recuperarla.

El año 2011 no fue un buen año para la credibilidad española. A unos presupuestos cuya base era excesivamente optimista –crecimiento del PIB superior al 1,2%, algo que sólo defendía el Gobierno anterior, que tuvo que rectificar en noviembre hasta un crecimiento previsto del 0,8% que terminó siendo del 0,7%- se ha unido lo peor. No decir la verdad en cuanto a la cifra de déficit. La ministra anterior, Elena Salgado, descartaba que se necesitaran nuevos ajustes… en ¡noviembre 2011! http://www.publico.es/agencias/efe/409436/salgado-descarta-mas-ajustes-porque-el-estado-cumplira-el-objetivo-deficit

Que los Gobiernos de España dijeran que el déficit iba a ser del 6% en septiembre, de poco más del 7% en diciembre, del 8% en Navidades para terminar siendo el 8,51% dice muy poco de la seriedad con la que nos hemos tomado la relación con nuestros acreedores. A eso hay que sumar que parte de ese desfase es por que “no sabíamos que las comunidades autónomas no iban a cumplir”, lo que ha reflejado una falta de control preocupante sobre una parte importante del gasto público. Y para acabar, podríamos hablar del efecto que las “facturas en los cajones” han producido en la poca credibilidad que quedaba.

Los mercados financieros han podido constatar que España no ha dicho la verdad, bien por dolo o por desconocimiento, y cualquiera que haya sido la razón el resultado es terrible. Se ha disparado la prima de riesgo, el diferencial con Alemania, que se sitúa por encima del 4% y los mercados internacionales de deuda están prácticamente cerrados, ya que no parecen muy receptivos a las promesas de austeridad y a las medidas tomadas por el nuevo ejecutivo desde enero.

Y es que la credibilidad no se consigue con declaraciones, sino con hechos. Y no con medidas, sino con la constatación de que los efectos de las medidas son los esperados. Esto necesita tiempo, un tiempo que los mercados internacionales no proporcionan y que nos deben proporcionar Europa y el BCE.  La deuda española y la financiación del déficit dependen del BCE

Otro problema de credibilidad que afecta a España es la no acabada reforma del sistema financiero. Que estemos tardando años en la reforma del sector, no ayuda en absoluto. Fuera de España se tiene la sensación de que las entidades españolas –cajas de ahorros, sobre todo- no han dicho claramente toda la exposición inmobiliaria que tienen y las dotaciones que han efectuado.

La cadena de exigencias de capitalización de las entidades y una regulación creciente y restrictiva, no sólo a nivel nacional sino también europeo, llevan al sector bancario a una previsión de caídas en los beneficios y a más fusiones. Los bancos han conseguido parte de la financiación mediante la emisión de preferentes y convertibles, pero estas fórmulas (que no voy a entrar a valorar hoy) no dan más de sí. En Europa, en M&G, estamos viendo que los “covered bonds” bancarios -bonos emitidos con una garantía de activos por los bancos- sí tienen mercado. Pero a las entidades españolas, también con los mercados internacionales cerrados de hecho –de nuevo la falta de credibilidad influye muchísimo- ¿quién va a financiar lo que queda de restructuración del sector?

No se me ocurren muchas soluciones que no lleven el respaldo del BCE o del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF).

Recuperar la credibilidad de España y del sector financiero como socios fiables para los mercados internacionales, va a llevar más tiempo del que tenemos. La ayuda del BCE y de Europa es clave para poder financiarnos mientras las medidas y las restructuraciones –por favor ¡que acabé ya la del sector financiero!- dan sus frutos a medio plazo. Nuestra ventaja es que el riesgo España es sistémico y no creo que Europa y el BCE se puedan permitir dejarnos caer.

Mientras tanto, esperemos que todas las administraciones y las entidades financieras sean muy serias y transparentes sobre el estado de sus cuentas y acometan las reformas y la austeridad a pesar del efecto negativo a corto plazo. Es la única forma de volver a tener algo de credibilidad y empezar a salir de esta situación.

Uno de los problemas a los que se enfrenta España es a la falta de credibilidad en los mercados financieros internacionales. Desgraciadamente para nuestros intereses, la credibilidad es fácil de perder y difícil de construir. Lleva mucho tiempo y esfuerzos recuperarla.