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PP y Vox: una complicada relación electoral
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Jesús Fernández-Villaverde

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PP y Vox: una complicada relación electoral

Si el Partido Popular piensa que eliminando a Vox va a gobernar en el medio plazo, me temo que Alberto Núñez Feijóo necesita preparar un plan B

Foto: Feijóo y Abascal, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Fernando Villar)
Feijóo y Abascal, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Fernando Villar)

Quizás muchos lectores recuerden que en dos entradas anteriores (primera y segunda) y en una conferencia en la Fundación Rafael del Pino durante mi última visita a Madrid, analicé en detalle las elecciones generales de 23 de Julio de 2023.

Entonces, mi principal conclusión fue que la enorme brecha electoral existente entre Cataluña, País Vasco y Navarra y el resto de España explicaba el resultado de las elecciones (invito al lector a que lea o escuche mis argumentos expuestos en los enlaces anteriores; quizás muchos de los comentarios o preguntas que le puedan surgir queden respondidos en ellos). Sin embargo, los medios más críticos con el Gobierno actual parece que no han adoptado este relato entre sus argumentos. Al contrario, la narrativa más popular es que la división del voto entre el PP y Vox imposibilitó la victoria del bloque de derecha el verano pasado y que, mientras Vox exista, al PP le será muy complicado acceder al gobierno de España. Un repaso de decenas de columnas en los medios digitales atestigua lo extendido de esta lectura de los resultados.

Este argumento se basa, implícitamente, en un cálculo sencillo y una experiencia histórica. El cálculo es que, si el PP hubiera contado con los votos de Vox en Julio de 2023, habría obtenido 180 diputados, una cómoda mayoría absoluta (los detalles de este cálculo están en mi entrada de 5 de Agosto de 2023). La experiencia histórica es que el PP (en su día Alianza Popular, AP) ha tenido un éxito inaudito en fagocitar a todos sus rivales en el espectro del centro derecha español. El núcleo original de Reforma Democrática, creado por Manuel Fraga, se fue comiendo primero a los otros seis partidos que componían la Federación de Partidos de Alianza Popular (no puedo resistirme a enlazar esta canción de Víctor Manuel sobre los "siete magníficos" que fundaron AP, para los que se piensen que el insulto en política es un invento de ayer, en el Mieres de 1977 era el pan nuestro de cada día), luego a UCD (menos los restos que se fueron a partidos regionales como Coalición Canaria), los herederos de la UCD (PDP, PL y CDS, aunque los dos primeros carecían de base electoral de importancia) y más recientemente a Ciudadanos. Si lo que Fernández de la Mora, Suárez o Rivera no pudieron evitar, ¿cómo lo va a evitar Abascal? Con tal de no ver en peligro su hegemonía absoluta en todo el espacio electoral a la derecha del PSOE que no sea nacionalista/regionalista, ¿no es mejor para el PP destruir a Vox, aunque esto cueste cuatro más años en la oposición?

En esta entrada argumentaré que, después de hacer muchos números, he llegado a la convicción de que este objetivo del PP está condenado, con alta probabilidad, al fracaso. Si el PP piensa que eliminando a Vox van a gobernar en el medio plazo, me temo que Feijóo necesita preparar un plan B. De hecho, tan convencido estoy de este argumento que he escrito dos artículos académicos al respecto, Classical Right, New Right, and Voting Behavior: Evidence from a Quasi-Natural Experiment y Institutions and Political Party Systems: The Euro Case. Voy a resumir aquí el contenido de estos trabajos intentado evitar los tecnicismos innecesarios para el público general.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d); junto al candidato del PP en Cataluña, Alejandro Fernández. (EFE/Andreu Dalmau)
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Como los argumentos son complejos, lo haré en dos entregas. Hoy presentaré la evidencia empírica. En una segunda entrada en unas semanas facilitaré los argumentos teóricos. Sin embargo, antes de comenzar, quiero enfatizar que mi lectura de la situación actual no dice nada sobre mis preferencias personales. Esas me las guardo porque son irrelevantes para el lector. Siempre me ha sorprendido en España lo difícil que es para muchos separar el "lo que me gustaría que ocurriese" de "lo que creo que ocurrirá". A mí me gustaría mucho ganar la lotería, pero sé que no pasará.

Analizar qué ocurriría si no existiese Vox es lo que los economistas llamamos un "contrafactual", es decir, el análisis de cómo sería el mundo si algo hubiese cambiado. El trabajo de investigación en muchas áreas de la economía se basa en construir estos contrafactuales para evaluar distintas políticas económicas. ¿Qué ocurriría con la inflación si el BCE bajase los tipos de interés? ¿Qué pasaría con el desempleo si cambiamos la regulación laboral? Aunque construir estos contrafactuales parezca un ejercicio complejo, en realidad todos lo hacemos a diario. ¿Se ha vacunado usted de la COVID-19? Si la respuesta es positiva es porque usted ha construido un contrafactual en su cabeza en el que no vacunarse tiene un coste mayor (por ejemplo, el mayor riesgo de contraer un caso serio de COVID) que el coste de la vacuna (la reacción negativa a esta). Si la respuesta es negativa es porque usted se ha construido un contrafactual diferente, en el que el coste de no vacunarse es menor que el coste de hacerlo.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/David Mudarra) Opinión
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La clave, como uno podrá haber intuido de mi ejemplo de la vacuna, es construir contrafactuales que tengan un alto grado de credibilidad, es decir, contrafactuales que estén basados en la mayor medida posible en la evidencia empírica y el razonamiento teórico de cómo funciona el mundo. El problema, claro, es que el contrafactual no lo vemos casi nunca. Yo estudié un doctorado en economía. ¿Cómo me habría ido en la vida si me hubiera dedicado en vez a las finanzas cuando acabé mi licenciatura? A ciencia cierta no lo sé, pues no hay un "Jesús Fernández-Villaverde" igual que yo en todas sus características que se marchó a Londres a hacer caja en vez de mudarse a Minnesota a quitar hielo del parabrisas del coche durante cinco años.

Los estadísticos y los economistas hemos desarrollado herramientas para intentar solventar este problema. Hace un par de años, la academia Sueca premió estos esfuerzos, como expliqué aquí.

Un caso particularmente favorable es cuando podemos realizar un experimento y aleatorizar un "tratamiento" (la medida que andamos buscando evaluar). Esto es lo que hacemos con los ensayos clínicos. Seleccionamos a, pongamos, 10.000 voluntarios. A 5.000 les ponemos la vacuna (grupo de tratamiento) y a 5.000, un placebo (grupo de control). Después de que pase el tiempo conveniente, medimos la diferencia en la tasa de infección entre el grupo de tratamiento y el de control. Volviendo a mi ejemplo anterior: en principio, podríamos haber divido aleatoriamente a mi clase de la licenciatura y poner al 50% a estudiar economía al 50% restante a trabajar en finanzas y medir, diez años después, su situación profesional.

"Resulta que el 23 de Julio de 2023 tuvimos uno de esos 'cuasi-experimentos' en España sin que nadie lo diseñara"

Esta idea se enfrenta a varios problemas. El problema más obvio es que no podemos aleatorizar subir los tipos de interés del BCE, cambiar la legislación laboral o las decisiones profesionales de los jóvenes para medir la respuesta a estos tratamientos. No es ni ético ni práctico. El segundo problema es que la gente responde de manera endógena al tratamiento: al que le toca irse a Londres sin ganas lo mismo deja el trabajo y se mete a jardinero (o el que esta vacunado ya no lleva mascarilla en los aviones).

Por ello, una posibilidad que funciona muy bien en muchos casos es buscar situaciones que, sin ser iguales a un ensayo clínico, tengan algo del espíritu del ensayo y donde controlemos lo mejor que podamos por la respuesta endógena de los agentes: una asignación cuasi-aleatoria o "cuasi-experimental".

Resulta que el 23 de Julio de 2023 tuvimos uno de esos "cuasi-experimentos" en España sin que nadie lo diseñara. En la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Vox no pudo presentar candidatura al Congreso de los Diputados porque cuatro de sus candidatos renunciaron en el último momento. El motivo, como se reportó ampliamente en la prensa, fue una pelea interna en Vox que no tenía nada que ver con las características socioeconómicas de Santa Cruz de Tenerife o con la posición ideológica del partido (más lejos de matices muy secundarios). Además, como esto fue una sorpresa en el último minuto, los otros partidos no pudieron reaccionar cambiando sus propios candidatos o formando nuevas candidaturas.

Foto: Javier Milei y Santiago Abascal, durante el VIVA 22. (Vox)

En mi trabajo de investigación con mi coautor Carlos Sanz medimos cómo la ausencia de Vox cambió los resultados electorales en esta provincia (el grupo de tratamiento). Para este ejercicio de medición necesitamos un grupo de control que nos diga qué pasó en las otras provincias donde Vox sí se presentó controlando por las diferencias entre las distintas circunscripciones electorales: Santa Cruz de Tenerife no vota igual que Lugo o Huesca. Para ello, empleamos varias estrategias empíricas.

Para no alargarme en exceso, hoy me centraré en mi estrategia empírica favorita y solo mencionaré, de manera rápida, las otras. Mi estrategia favorita es emparejar cada una de las secciones censales de Santa Cruz de Tenerife con las secciones censales más similares existentes en el resto de España, donde Vox sí que se presentó al Congreso, y medir la diferencia de votos entre estas secciones.

Un ejemplo clarifica esta estrategia. España está dividida en 36.086 secciones censales, con una media de unos 1.300 habitantes por sección (en una ciudad grande, es un par de bloques de viviendas; en zonas rurales, un municipio pequeño). Más en concreto, en Santa Cruz de Tenerife hay 682 secciones censales. Una de estas secciones está en Arona, un municipio en el sur de la isla de Tenerife. Esta sección censal ha votado en el pasado de manera casi idéntica a una sección censal en Santa Lucía de Tirajana en Las Palmas. Esto no es una sorpresa: Arona y Santa Lucía de Tirajana son ciudades de una población similar, en las Islas Canarias y con muchas otras semejanzas socioeconómicas. Además, y esto es la clave, NO comparamos toda Arona con toda Santa Lucía de Tirajana, solo dos secciones censales dentro de estos municipios. Así se puede afinar mucho más la labor de encontrar grupos de votantes tan similares como sea posible. Como explicaba anteriormente, este emparejamiento lo realizo para cada sección censales de Tenerife que tenga un equivalente suficientemente cercano en el resto de España. Como nos esperaríamos, muchos de los emparejamientos se realizan con secciones censales en Las Palmas, pero también hay bastante emparejamientos con secciones censales en la Península.

"El voto combinado de la derecha (PP) cuando Vox no se presenta cae en 3,39 puntos porcentuales"

¿Qué encontramos? El primer resultado es que el voto combinado de la derecha (PP) cuando Vox no se presenta cae en 3,39 puntos porcentuales sobre el censo total (no sobre votos emitidos) con respecto al caso en que se presentan tanto PP como Vox. Esta es una cifra muy considerable. La explicación de nuestro resultado es que estimo que solo el 54% de los votos de Vox se transfieren al PP.* El resto de los votos se van a la abstención, al voto en blanco o nulo y, en parte, a Coalición Canaria.

Esta última transferencia es menos sorprendente de lo que parece. Los votantes son más complejos de lo que a menudo les damos crédito. En España esto es particularmente cierto porque nuestro sistema de partidos está organizado en dos ejes, el eje izquierda-derecha y el eje territorial. Esto causa fluctuaciones de voto algunas veces paradójicas, con unos votantes moviéndose en el primer eje (un ejemplo: del PSOE al PP) y otros en el segundo (un ejemplo: de PNV al PP).

El Confidencial publicó una encuesta muy interesante hace unas semanas que Ignacio Varela comentó en detalle. Un dato que salía de esa encuesta que me llamó mucho la atención es que el 16,7% de los votantes de Aliança Catalana declaraban estar en contra de la independencia de Cataluña, un porcentaje mayor que entre los votantes de Junts+ y CUP y solo por detrás de ERC en el campo nacionalista. Dado lo vehemente que es Aliança Catalana con respecto a la independencia, esto me sugiere que al menos uno de cada seis votantes del partido elige esta papeleta por temas diferentes a la independencia, como su posición respecto a la inmigración. De hecho, muchos votantes en Cataluña parecen haber dudado entre Aliança Catalana y Vox. Dado que Coalición Canaria se ha posicionado a menudo contra la inmigración ilegal de manera más rotunda que el PP, no me sorprende que ciertos votantes de Vox en Santa Cruz de Tenerife se inclinen por ellos cuando no se puede votar a Vox.

"No me sorprende que ciertos votantes de Vox en Santa Cruz de Tenerife se inclinen por Coalición Canaria cuando no se puede votar a Vox"

El segundo resultado de nuestro estudio es que las transferencias de votos de Vox al PP son mucho menores en aquellas secciones censales en Santa Cruz de Tenerife con una alta tasa de desempleo. Este resultado confirma la impresión que surge del primer resultado: los electorados de Vox y PP se solapan, pero no son iguales. Invito al lector a que examine el resumen de las recientes elecciones catalanas por secciones censales que El Confidencial publicó de manera interactiva. Comparemos los resultados del PP y Vox en Sarrià-Sant Gervasi en Barcelona. En la sección censal de la Plaça de Sant Gregori Taumaturg, una zona muy "burguesa", el PP obtuvo el 51% de los votos y Vox el 14% (no es Barrio Salamanca de Madrid, pero poco le falta). Movámonos en el área metropolitana de Barcelona hacia barrios de menor nivel de renta. En Casablanca, en Sant Boi de Llobregat, Vox obtuvo más votos que el PP (10.5% versus 10%). A riesgo de simplificar en exceso, pero para que se entienda. Muchos votantes de Vox en Sarrià-Sant Gervasi votarían al PP si Vox no existiese: para ellos Vox es un PP más "puro". Muchos votantes de Sant Boi de Llobregat no votarían al PP si Vox no existiese porque les parece que las ideas del PP sobre inmigración o Europa no son las suyas.**

El tercer resultado de nuestro estudio es que, en ausencia de Vox, el PP también habría perdido las elecciones generales en 2023. Extrapolando nuestras estimaciones de Santa Cruz de Tenerife al resto de España, encontramos que el PP hubiera obtenido 168 diputados si Vox no se hubiera presentado a las elecciones (frente a la suma de 170 diputados actual del PP y Vox), el PSOE 123 (frente a los 121 actuales), Sumar 31 (los mismos que ahora) y los partidos territoriales 28 (de nuevo, los mismos que ahora). ¿Qué ocurre en este cálculo? Que el PP evita la división de voto entre el PP y Vox, que costó diez diputados a la derecha en 2023, pero pierde el 46% de votos de Vox, que se van a la abstención u otros partidos, y con ello, pierde 12 diputados. En otras palabras: no, el PP no se quedó sin gobernar por culpa de Vox.

¿Qué evidencia adicional tengo que corrobora nuestros resultados?

Primero, la experiencia histórica. Como señalaba en una entrada anterior, la derecha obtuvo en España el julio pasado su segundo mejor resultado en términos de porcentaje de votos desde 1977. Curiosamente, el mejor resultado fue en 2016, cuando también hubo dos opciones electorales viables en la derecha, PP y Ciudadanos (Vox en aquel momento era muy minoritario). La derecha saca más votos cuando hay más opciones, no menos. Ciudadanos atraía a votantes que jamás votarían al PP (y que rechazarían ser identificados como de derechas). Hay resultados similares para Cataluña y el País Vasco, donde la presencia de más opciones nacionalistas parece incrementar el voto nacionalista total con respecto a elecciones anteriores o posteriores (aquí, sin embargo, hay que ser cuidadoso, porque hay también un cambio estructural de largo plazo en el voto nacionalista y es necesario separar ambos efectos).

De hecho, la derecha lo hizo mejor en julio que en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, algo que no se ha resaltado lo suficiente. Lo que ocurrió es que muchos analistas que predijeron la victoria de la derecha en las elecciones generales no compensaron adecuadamente por el hecho de que en mayo no se votó en elecciones autonómicas en Cataluña, País Vasco y Andalucía, cuyo peso demográfico combinado es suficiente para cambiar el resultado total para el Congreso de los Diputados.

Segundo, la experiencia de otros países. En Francia, Italia o Alemania, el votante de los partidos como Agrupación Nacional, Hermanos de Italia o Alternativa por Alemania también parece ser diferente del votante de otros partidos de la derecha clásica.

Foto: El PACMA obtiene más votos que Ciudadanos en las elecciones de Cataluña (Foto: Kike Rincón/Europa Press)

Tercero, porque la derecha raramente gana en España con mayoría absoluta. En las elecciones generales solo ha ocurrido dos veces, en 2000 y 2011. La primera, después de que el PP hubiera gestionado la economía muy bien durante cuatro años (la política económica se torció a partir de 2001) y, la segunda, después de que el PSOE sufriera los costes de intentar gestionar la mayor crisis económica en una generación. En julio de 2023 la economía iba relativamente bien (aunque con problemas estructurales en el largo plazo; pero estos electoralmente raramente tienen impacto). Además, el cambio demográfico en España implica que la sobrerrepresentación que tiene la derecha en el Congreso sea en 2023 menor que en 2011 o 2000.*** Que la derecha obtuviese la mayoría absoluta con unas condiciones económicas favorables para la izquierda hubiera sido una desviación brutal con respecto al patrón histórico de voto en España. En las elecciones europeas, con una circunscripción única que no sobrerrepresenta a la derecha, no ha ocurrido nunca que la derecha nacional en España haya tenido la mayoría absoluta de los diputados europeos.

Cuarto, porque en el trabajo de investigación tenemos muchas otras estrategias empíricas y ejercicios de robustez. Por ejemplo, miramos los resultados de Vox en el Senado (donde Vox sí que presentó candidaturas en Santa Cruz de Tenerife, aunque aquí el sistema electoral es distinto, ya que tenemos listas abiertas), comparamos Santa Cruz de Tenerife con otras provincias con un método de controles sintéticos y miramos las elecciones municipales, comparando municipios donde Vox no se presenta con municipios donde sí se presenta. Los resultados, de manera bastante sorprendente, son básicamente siempre los mismos que con el emparejamiento de secciones censales. No encontramos ninguna estrategia empírica sensata en la que el PP capture más del 76% de los votos de Vox, un porcentaje que sigue sin ser suficiente para haber ganado con mayoría absoluta las elecciones en 2023. Me salto muchísimos detalles, pero lo hemos estudiado todo concienzudamente por meses.

"No encontramos ninguna estrategia empírica sensata en la que el PP capture más del 76% de los votos de Vox"

La principal debilidad de nuestro análisis es que la campaña a nivel nacional podría haber cambiado su dinámica con la ausencia de Vox de una manera que no cambió con la ausencia de Vox solo en Santa Cruz de Tenerife. Quizás, pero yo no veo ninguna indicación estadística, ni los datos granulares de Santa Cruz de Tenerife, ni las campañas electorales en otros países europeos o en las campañas españolas en el pasado que sugieran este efecto hubiera sido muy importante. El PSOE ha sido siempre muy bueno movilizando a sus votantes ante la "amenaza de la derecha", sea esta el PP en solitario o ahora el PP con Vox. El famoso anuncio del dóberman del PSOE en 1996 o del "si tu tú no vas ellos vuelven" del PSC en 2008 son muy anteriores a la existencia de Vox. El PSOE va a acusar al PP de ser la "derechona" aunque la candidata del PP a la presidencia del gobierno fuera Rosa Luxemburgo.

A los medios de comunicación les encanta hablar de lo que pasó ayer en la campaña electoral ("el candidato X metió la pata al responder a la pregunta y") pero mi lectura de la evidencia empírica es que estos eventos mueven muy poco el resultado final. Por mucho que el votante le diga al entrevistador 48 horas de las elecciones que está indeciso, en el 95% de los casos el indeciso termina votando lo que esperábamos de él, dada su edad, género, nivel de ingresos, nivel de educación, etc. Como siempre recuerdo a la gente: miren el mapa del resultado de las elecciones generales de 1907 (¡hace 117 años!); cámbiele el nombre de los Carlistas a PNV/Bildu, de liberales/republicanos a PSOE y es el mapa electoral de 2023. Como decían los antiguos marxistas: los resultados electorales son la superestructura que refleja las relaciones objetivas de clase generadas por la estructura económica inducida por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Algo de razón no les faltaba.

placeholder (Biblioteca Digital de Madrid/Wikipedia)
(Biblioteca Digital de Madrid/Wikipedia)

En mi siguiente entrada explicaré los fundamentos teóricos de mis resultados empíricos y por qué creo que Vox (o un partido como Vox, la política es muy aleatoria y lo mismo surge un partido más dinámico en esta área del espacio político) está en España para quedarse.

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* Aquí quiero ser muy cuidadoso. Nuestro método estadístico puede medir las transferencias netas de votos de Vox al PP, pero no las transferencias brutas. Es posible, aunque poco probable, que la ausencia de Vox causara que los votantes de Vox se fueran al PSOE y algunos votantes del PSOE al PP. Ya que creo que estas transferencias a tres bandas son probablemente muy pequeñas, a grandes rasgos, podemos pensar que ese 54% de votos transferidos al PP son casi todos votantes de Vox.

** El Diario ha calculado que en los municipios/distritos de Barcelona de baja tasa de paro en Cataluña, el PP obtuvo el 12 de mayo el 11.6% de los votos y Vox el 5.6%. En los municipios/distritos de Barcelona de alta tasa de paro, el PP obtuvo el 10.0% y Vox el 10.5%.

*** El sistema electoral español, como he argumentado decenas de veces, sobrerrepresenta en el Congreso de los Diputados a la derecha, representa de manera proporcional a sus votos a los partidos nacionalistas e infrarrepresenta a la izquierda. En España solo hay un ganador claro de la ley electoral: el PP (y por eso el PP no quiere jamás entrar a discutir su reforma). Cuando explico esto en Madrid siempre se me enfada algún lector/espectador de derechas, convencido (por razones inexplicables para mí) de que los nacionalistas están sobrerrepresentados en el Congreso de los Diputados. No, no lo están. Lo que ocurre es que, en ausencia de pactos entre PSOE/PP (o de un partido de centro que pudiese pactar con ambos), los partidos nacionalistas deciden quién gobierna en España. Uno puede defender un sistema electoral que impida este resultado primando a las mayorías, pero se ha de ser honesto y admitir que tal sistema electoral busca explícitamente la infrarrepresentación nacionalista.

Quizás muchos lectores recuerden que en dos entradas anteriores (primera y segunda) y en una conferencia en la Fundación Rafael del Pino durante mi última visita a Madrid, analicé en detalle las elecciones generales de 23 de Julio de 2023.

Partido Popular (PP) Vox
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