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El futuro electoral de la derecha en España (I)

La presencia de dos opciones a la derecha del espectro político, PP y Vox, incrementa el voto total a la derecha, tanto en términos absolutos como relativos, con respecto a la izquierda

Foto: Feijóo y Abascal en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)
Feijóo y Abascal en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)

En mi entrada anterior expliqué cómo mi coautor Carlos Sanz y yo, empleando datos a nivel de sección censal de las elecciones generales y municipales, habíamos documentado varios patrones importantes sobre el voto a la derecha en España. Aventurábamos, con toda la cautela debida, que muchas de estas lecciones probablemente también pudieran aplicarse a la izquierda y a los nacionalistas. Hoy quiero repetir y expandir estos patrones ahora que ya tenemos los resultados de las elecciones europeas. Para nuestra alegría, las predicciones de la estimación han quedado rotundamente corroboradas por los nuevos datos.*

Nuestro primer resultado es que, en ausencia de Vox (o un partido equivalente), entre un 54% y 75% de los votantes de Vox se moverían al PP. Los restantes votantes se moverían a terceros partidos, al voto en blanco o la abstención. Uno puede pensar en este mecanismo como una "diferenciación de producto": los electorados del PP y Vox se solapan, pero no son idénticos. Por ello, dos productos políticos de derecha diferentes, aunque semejantes, venden más que uno solo. Los fabricantes de coches esto lo entienden perfectamente: ofrecen varias marcas para cubrir más nichos de mercado con coches que al final tienen diferencias relativamente pequeñas de acabados o motor. A un cliente le vendes un Volkswagen y a otro un Audi.

Quizás donde mejor se vea esta "diferenciación de producto" entre los partidos de la derecha nacional es a través de la renta. Los datos nos dicen que, en las zonas de mayor renta, un mayor porcentaje de votos de Vox se transferiría al PP si el primero no existiese. En las zonas de menor ingreso, menos votos de Vox se transferirían al PP. Los votantes más ricos ven al PP y Vox como sustitutos cercanos. Los votantes más pobres los ven menos similares.

Una prueba indirecta de esta predicción se ve en el fantástico gráfico que Esteban Hernández incluyó en un reciente artículo relacionando la renta de una sección censal y el porcentaje de voto de cada partido. En el gráfico vemos que hay tres partidos en España con mejores resultados en las zonas pobres que en las ricas: PSOE, Vox, y SALF. En comparación, el PP lo hace mejor en las zonas intermedias de renta y, especialmente, entre los más ricos (por ejemplo, el Barrio de Salamanca y Pedralbes), mientras que Podemos y Sumar tienen mejores resultados en secciones censales de alta renta (excepto las más altas). La relación de los partidos nacionalistas con la renta es más difícil de interpretar, pues su peso electoral se concentra en el País Vasco, Navarra y Cataluña, que son comunidades autónomas de renta per cápita por encima de la media.

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Lo más probable, dada la evidencia de otros países europeos y de Norteamérica, es que el gradiente voto/renta por partido se agudice en la próxima década. En Europa, las zonas de "clases populares" no inmigrante votan cada vez más a los partidos más a la derecha (en España, Vox y SALF) y las zonas de "clases populares" inmigrante (o hijos de) lo hacen a los partidos de izquierda relativamente moderados (PSOE). Los partidos más a la izquierda (Podemos y Sumar) y los partidos de derecha relativamente moderados (PP) concentrarán sus votos en las zonas urbanas ricas y de mayor nivel educativo.

Pongo un ejemplo ficticio que clarifica el argumento. Borja Gortázar, que estudió ADE en ICADE y el MBA en Wharton y es socio en una consultora en la calle Miguel Ángel de Madrid, votará al PP en las elecciones de 2030. Su hermana Andrea, que estudió medicina en la Autónoma de Madrid y es psiquiatra en el Servicio Madrileño de Salud, votará a Más Madrid. Carlota, la pequeña de los Gortázar, que estudió literatura comparada y hoy regenta un estudio de Yoga, votará a Podemos. Paco, el portero del edificio donde viven los Gortázar en la calle Lagasca esquina Hermosilla, votará a Vox. María, la ecuatoriana que se nacionalizó en 2023 y que limpia el portal, al PSOE. Y no, los nombres y géneros de las cinco personas en el ejemplo no son casualidad.

Como he repetido en numerosas ocasiones, el futuro electoral de Vox (u otros partidos equivalentes) está en Getafe, no en el Barrio de Salamanca. Varios comentaristas han intentado "refutar" esta afirmación argumentando que Ayuso ganó en Getafe mientras que Vox quedó quinto en esta ciudad madrileña. Esta "refutación" es una falacia. No predigo en ningún momento que Vox vaya a ser el partido más votado en Getafe. Mi afirmación es que Vox tiene mucho más espacio para crecer en Getafe durante la próxima década que en el Barrio de Salamanca, donde ya ha tocado techo electoral. De hecho, en Getafe, Vox ha ganado casi dos puntos hace dos semanas con respecto a las europeas de 2019, a pesar de la recuperación del PP y la aparición de SALF. En comparación, en el Barrio de Salamanca, Vox perdió casi un punto. Un Vox con un 25% del voto en sitios como Getafe, aunque sea el tercer partido en estos municipios, detrás del PP y PSOE, cambia toda la política española. Invito al lector a que estudie el fascinante mapa que el equipo de datos de El Diario ha elaborado sobre dónde sube y baja Vox en toda España y que ilustra de manera más sistemática este fenómeno.

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¿Funciona el mecanismo de "diferenciación de producto" que documentamos Carlos y yo entre el PP y Vox con SALF? Sí. En nuestro trabajo, aunque éramos conscientes de la presencia de SALF en las redes sociales (y por eso en mi primera entrada hablé de Vox o partidos similares), no podíamos estimar su posible efecto, pues empleábamos siempre datos pasados en los que SALF no aparecía. Ahora, con los datos de las europeas, Kiko Llaneras ha preparado una tabla que refleja que el 70% de los votantes de SALF venían del PP o Vox y un 25% de otros partidos o la abstención (el resto son nuevos votantes). Me gratifica muchísimo comprobar que el resultado es prácticamente igual al de nuestro trabajo: Vox aporta al menos un 25% de votantes adicionales a la derecha de otros partidos distintos del PP o Vox o de la abstención.

Nuestra sospecha es que un resultado similar de "diferenciación de producto" ocurre en la izquierda y en el nacionalismo: más partidos de izquierda o más partidos nacionalistas generan más votos para la izquierda y el nacionalismo. Por ejemplo, un hipotético partido gallego de derechas comería votos al BNG, pero también al PP y a la abstención. Esto quizás explique por qué el PP gallego ha sido relativamente nacionalista en temas como la normalización del gallego: para evitar que le salga un competidor al estilo de la antigua Coalición Galega, un enemigo mucho más peligroso para ellos.

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Nuestro segundo resultado es que, como consecuencia del mecanismo de "diferenciación de producto", la presencia de dos opciones a la derecha del espectro político, PP y Vox, incrementa el voto total a la derecha, tanto en términos absolutos como relativos, con respecto a la izquierda. La predicción de nuestro trabajo de investigación nos ayuda a entender los resultados de las elecciones catalanas y europeas. En las elecciones catalanas, el PP y Vox sumaron 26 diputados, el mejor resultado histórico de la derecha nacional en unas elecciones al Parlamento de Cataluña, tanto durante la II República como desde la llegada de la democracia.** En las elecciones europeas, la suma del PP y Vox, el 43,82%, supera el mejor resultado que AP/PP haya obtenido nunca en solitario (que fue en 2009, 42,72%, cuando caía la tromba de la crisis económica y el ciclo político no podía ser más favorable para los populares). Si al total del PP y Vox les añadimos los votos de SALF, la derecha ha obtenido por primera vez la mayoría absoluta de diputados en unas elecciones europeas (31 de 61) y el mayor porcentaje de votos (48,41%) de la historia de las elecciones democráticas en España (incluyendo la II República), sean estas locales, generales o europeas (algo, que, por cierto, no he visto a nadie resaltar). Por supuesto que hay otros factores que han ayudado al éxito electoral de la derecha, pero la "diferenciación de producto" es importante. Mirando a la izquierda, mi conjetura es que Sumar y Podemos han obtenido por separado más votos (7,90%) que si hubieran concurrido en coalición (en diputados probablemente se hubiesen quedado en cinco de todas maneras).

Nuestro tercer resultado es que, en las elecciones generales, el efecto de incremento de voto total de la derecha es aproximadamente igual al coste que tiene para PP y Vox en términos de escaños concurrir por separado. A grandes trazos: la suma total de diputados del PP y Vox es igual a los diputados que el PP hubiera obtenido si Vox no se hubiese presentado. En las elecciones catalanas y europeas, que tienen un sistema prácticamente proporcional puro, este coste es trivial. Hay más diputados catalanes y europeos de derecha porque Vox existe, no menos. Por ejemplo, en las elecciones catalanas, un PP presentándose en solitario sin Vox, solo habría obtenido 23 diputados, tres menos que la suma actual del PP y Vox. A la vez, en unas elecciones generales, la presencia de tres listas (PP, Vox y SALF) probablemente tenga un coste neto positivo de diputados. Desde la perspectiva de maximizar diputados en el Congreso de los Diputados, no hay mucha diferencia entre un partido de derechas o dos, pero tres listas sí que es costoso. Mi sospecha, además, es que con dos listas (PP y Vox) y un acuerdo implícito de no "competir" por los diputados marginales (por ejemplo, Vox no haciendo mucha campaña en una provincia donde el PP está a punto de robarle el último diputado a la izquierda o a los nacionalistas y viceversa), la derecha probablemente ganase cuatro o cinco diputados con respecto al resultado de un PP en solitario.

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En la izquierda, el efecto de castigo en el reparto de escaños en las elecciones generales probablemente supera el de ganancia de votos por "diferenciación de producto" por la localización de sus votantes, más concentrados en áreas urbanas grandes. Para los partidos nacionalistas la "diferenciación de producto" ayuda en las elecciones autonómicas (donde hay muchos escaños a repartir), pero probablemente les perjudique en las generales excepto en las provincias de Barcelona y Vizcaya, que eligen a suficientes diputados para tener un sistema que en la práctica es mucho más proporcional.

Nuestro cuarto resultado es que no hay evidencia alguna en los datos de que Vox movilice el voto de izquierda o impida el trasvase de votos del PSOE al PP. De manera paralela, mi conjetura es que la presencia de Podemos (antes) o Sumar (hoy) en el Gobierno tampoco moviliza el voto de derecha o impide el trasvase de votos del PP al PSOE.

Estos cuatro resultados contradicen muchas narrativas que han sido populares en las columnas de opinión en España. Numerosos analistas en los medios de derechas, por ejemplo, han culpado a Vox de que la derecha no obtuviese mayoría absoluta en las elecciones generales de 2023. Yo no veo nada, pero nada, en los datos que corrobore esa hipótesis. Cuando uno analiza los votos a nivel más desagregado en las seis elecciones desde mayo de 2023 hasta hoy (municipales y autonómicas, generales, Galicia, País Vasco, Cataluña y europeas) no hay rastro alguno del "votante del PSOE que votaría al PP si no fuera porque el PP gobernará con Vox". Como todo en la vida, alguno de estos votantes existirá (como los hay que votan al PCPE o a FE de las JONS), pero es muy improbable que su cuantía pase de la mera anécdota estadística. De igual manera, el lunes y martes después de las elecciones europeas, los medios de izquierda en España atribuían sus malos resultados electores a la división Podemos/Sumar. Yo no veo ese efecto por ningún sitio. Entre Podemos y Sumar han sacado los resultados que solía tener Izquierda Unida cuando España no estaba en recesión, y el sistema electoral para las europeas, con circunscripción única (61 diputados a repartir y sin mínimo para entrar en el reparto), no perjudica la división de votos.

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La explicación de la derrota del PP en las elecciones generales de 2023 es más prosaica: a menos que la economía vaya mal (o más concretamente, la percepción del electorado de la situación económica sea negativa), la derecha en España no arrebata el Gobierno a la izquierda porque su presencia en Cataluña, País Vasco y Navarra es muy limitada. El resultado del verano de 2023 era el que la experiencia histórica sugería que iba a suceder.

Una pregunta diferente es si el PP, sin Vox, hubiera podido formar un acuerdo de legislatura con PNV o Junts. Personalmente, esta posibilidad la veo casi imposible, tanto por donde está Junts ahora como por la necesidad que tiene el PNV del PSOE para gobernar en el País Vasco. Pero en este caso entramos en una negociación parlamentaria que podría haber ido por sitios inesperados y sobre la que los métodos estadísticos que Carlos y yo empleamos no pueden decir nada. Por ejemplo, lo mismo Junts podría mejorar sus relaciones con el PP si Vox no existiese.

Concluía mi entrada anterior argumentando que era igualmente improbable que Vox, o un partido en el mismo lugar del espectro político que Vox, pero quizás más dinámico, fuera a desaparecer en España y que esta era una realidad que el PP tenía que asumir si quiere en algún momento volver a la Moncloa. El sueño de fagocitar a Vox (o sus partidos sucesores) como ha fagocitado a otros partidos en el pasado, no ocurrirá.

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Quiero comenzar ahora a justificar esta afirmación. Para ello emplearé argumentos comparativos, históricos y analíticos. Los tres argumentos son complementarios y refuerzan la misma conclusión: el futuro electoral de la derecha ha cambiado en España. Hoy presentaré el argumento comparativo y, por motivos de espacio, relegaré a mi siguiente entrada los argumentos históricos y analíticos.

Cuando estudiamos fenómenos sociales, los académicos solemos partir de la hipótesis de que el mundo presenta regularidades. Si tenemos diez países relativamente similares y en nueve de ellos observamos el mismo fenómeno, suele ocurrir que en el décimo ese fenómeno también se produce. Las excepciones a la regularidad son muy raras (por cierto, y por enlazar con mis entradas de inteligencia artificial: este el motivo por el que funcionan las redes neuronales).

Pensemos, entonces, en la situación de los partidos de derecha en Europa. ¿Es el fenómeno de Vox aislado? Enumeraré una lista de países geográficamente cercanos a España, con el partido (o partidos) más similares a Vox y su porcentaje de votos en las últimas elecciones generales (teniendo en cuenta que el partido de Abascal alcanzó el 12,4%).

  • Portugal, marzo de 2024: Chega, 18,1%.
  • Francia, junio de 2022 (segunda vuelta), Rassemblement National, 18,7%, Debout la France, 1,1%.
  • Italia, septiembre de 2022, Fratelli d'Italia 25,8%, Lega 8,8%.
  • Suiza, octubre de 2023, Partido Popular Suizo, 27,9%, Liga de Ticino, 0,6%.
  • Bélgica, mayo de 2019, Vlaams Belang, 12,0%. La Nueva Alianza Flamenca (16,0%) está en el borde entre ser el equivalente al PP y Vox en España (más, claro, el componente de independentismo flamenco). Quizás la mejor comparación de Nueva Alianza Flamenca es con un PP con Ayuso de líder.
  • Países Bajos, noviembre de 2023, Partido por la Libertad (23,5%), Movimiento Campesino-Ciudadano (4,7%), Foro por la Democracia (2,2%). Está también el Partido Político Reformado, que son Calvinistas de la línea dura (2,1%).
  • Alemania, septiembre de 2021, Alternativa por Alemania (10,4%).
  • Dinamarca, noviembre de 2022, Demócratas Daneses (8,1%), Nueva Derecha (3,7%), Partido Popular Danés (2,6%).
  • Noruega, septiembre de 2021, Partido del Progreso (11,6%).
  • Suecia, septiembre de 2022, Demócratas Suecos (20,5%).
  • Finlandia, abril de 2023, Partido de los Finlandeses (20,1%).
  • Grecia, junio de 2023, Espartanos (4,7%), Solución Griega (4,4%), Victoria (3,7%).
  • República Checa, octubre de 2021, Libertad y Democracia Directa (9,6%).
  • Polonia, octubre de 2023, Ley y Justicia (35,4%), Confederación (7,2%).
  • Eslovaquia, septiembre de 2023, Partido Nacional Eslovaco (5,6%).
  • Hungría, abril de 2022, Fidesz–KDNP (52,5%), Movimiento Nuestra Patria (5,7%).

¿Qué países me dejo? Los Bálticos y Balcánicos, que tienen una estructura social muy diferente a la española (aunque en muchos de ellos hay partidos como Vox); los microestados (Luxemburgo, Malta, Andorra), pues tienen sistemas de partidos donde imperan criterios muy locales; Irlanda y el Reino Unido.

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El Reino Unido tiene una explicación sencilla. Al emplear un sistema mayoritario a vuelta única, es casi imposible para un partido a la derecha de los Conservadores (o la izquierda de los Laboristas) entrar en el parlamento de manera significativa. El cambio político en los países con sistemas mayoritarios es a través del cambio dentro de los grandes partidos. Los Conservadores británicos han girado a la derecha, y, hoy, en muchos aspectos, no se diferencian en exceso de otros partidos que he enumerado más arriba. Incluso así, Reform UK, un partido muy similar a Vox, sale muy fuerte en las encuestas británicas más recientes para sus próximas elecciones.

Lo de Irlanda es un caso más curioso, pues ahí la política sigue organizada entre los que estuvieron en contra del Tratado de 1921, el Sinn Féin, los que estuvieron a favor, el Fine Gael, y los que se opusieron inicialmente, pero luego cambiaron de idea, el Fianna Fáil. Hablando con un estudiante de doctorado irlandés mío que ha estudiado mucho este tema, nos sorprendíamos de cómo todavía buena parte de los irlandeses votaban según lo que hubiera hecho su bisabuelo en 1921. El bisabuelo de mi estudiante trabajó con De Valera, por lo que siempre vota al Fianna Fáil, aunque prefiere el Fine Gael. Personalmente, creo que estos vínculos afectivos no pueden durar mucho más, pero Irlanda es un país muy suyo (y donde el tema de los seis condados del norte siempre está a flor de piel). Además, el sistema de voto único transferible permite la elección de Teachtaí Dála independientes que, en muchos casos, se diferencian poco de Vox.

Foto: Foto: EFE/Cabalar. Opinión
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Es decir, en todos los países equivalentes de nuestro entorno, y con un sistema electoral proporcional (y que, por tanto, no incluye al Reino Unido e Irlanda), hay al menos un partido como Vox con éxito electoral notable. De hecho, mirando la lista de países que he citado anteriormente, lo sorprendente es el poco peso político de Vox en España (volveré a ello en mi siguiente entrada), con solo un 12,3% de los votos. En el conjunto de Europa, los partidos como Vox tienen hoy en día aproximadamente el 19% de los votos.

Me respondía un lector el otro día que la culpa de la existencia de Vox era de algún comentarista de radio que les había impulsado sin pudor. Mi respuesta es: ¿Tanta influencia tiene ese periodista que su programa de radio ha generado también partidos equivalentes en Portugal, Francia, Italia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Grecia, República Checa, Polonia, Eslovaquia y Hungría? No, claramente no. Las condiciones objetivas para la existencia de Vox (o un partido equivalente) estaban ahí. Iba a surgir de un momento a otro. Como dirían los antiguos marxistas, no confundamos el epifenómeno con las fuerzas estructurales. O, de manera más bonita, Fernand Braudel, Rajoy, el soberanismo o los locutores de radio no son más que "la agitación de la superficie, las que alzan las mareas en su potente movimiento… Instantes fugaces".

Un ejemplo clarifica esta idea. Imaginémonos que tenemos un bosque reseco y lleno de ramas por el suelo sin limpiar. Estamos a 38 grados, sin nube alguna en el horizonte y hace viento. De repente salta una chispa e inicia un incendio. ¿Fue la culpable esa chispa? Fue la causa próxima, no la causa última. Si no hubiera sido esa chispa, hubiera sido cualquier otra, unos días antes o después. Iba a pasar de todas maneras. Sin proceso soberanista en Cataluña o con unos presidentes diferentes a Mariano Rajoy o Pedro Sánchez, los eventos habrían transcurrido por otro camino, pero, con casi total seguridad, hoy habría otro partido en España equivalente a Vox con un porcentaje de voto similar.

O de una manera más contundente: si vemos un fenómeno social que España comparte con Portugal, Francia, Italia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Grecia, República Checa, Polonia, Eslovaquia y Hungría, lo más probable es que la causa última no sea específica de España.

En mi próxima entrada presentaré los argumentos históricos (final de la Guerra Fría, cambio en los parámetros de la política internacional) y analíticos (inmigración, secularización, brecha generacional, polarización social) que explican la existencia de partidos como Vox o SALF y nos ayudan a aventurar su probable evolución en el medio plazo.

...................

*Recuerdo, una vez más, que los resultados que encontramos son lo que nos dicen los datos. Las preferencias políticas de Carlos y las mías son irrelevantes. A algunos lectores le agradarán los resultados empíricos, a otros les preocuparán y a alguno le dejarán indiferente. Finalmente, como siempre, intento emplear la terminología más neutra posible para referirme a todos los partidos y opciones políticas.

**En esta afirmación no considero que Ciudadanos fuera parte de la "derecha nacional" en Cataluña. En las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, al contrario que en el resto de España, Ciudadanos tenía muchos votantes de centro-izquierda, en su mayoría antiguos votantes del PSC, y que ahora han regresado al PSC.

En mi entrada anterior expliqué cómo mi coautor Carlos Sanz y yo, empleando datos a nivel de sección censal de las elecciones generales y municipales, habíamos documentado varios patrones importantes sobre el voto a la derecha en España. Aventurábamos, con toda la cautela debida, que muchas de estas lecciones probablemente también pudieran aplicarse a la izquierda y a los nacionalistas. Hoy quiero repetir y expandir estos patrones ahora que ya tenemos los resultados de las elecciones europeas. Para nuestra alegría, las predicciones de la estimación han quedado rotundamente corroboradas por los nuevos datos.*

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