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¿Será el próximo ministro de Hacienda peor que Montoro?
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Juan Ramón Rallo

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¿Será el próximo ministro de Hacienda peor que Montoro?

Montoro ha abandonado sus labores. El alivio que deberían estar sintiendo los contribuyentes solo se ve opacado por la amenaza de un ministro aún más salvaje

Foto: El ya exministro de Hacienda Cristóbal Montoro. (EFE)
El ya exministro de Hacienda Cristóbal Montoro. (EFE)

Cristóbal Montoro ha sido el ministro de Hacienda más longevo de la democracia: ha elaborado 11 presupuestos en sus dos etapas al frente del ministerio —primero con Aznar, después con Rajoy— y, durante años, ha sido el responsable de algunas de las subidas de impuestos más brutales de nuestra historia. El jiennense se ha convertido, a lo largo de esta última legislatura y media, en el terror de los contribuyentes: el gran rapiñador de la riqueza generada dentro del sector privado con el propósito de continuar cebando la sobredimensión del sector público patrio.

Con la caída del Gobierno de Rajoy y el ascenso de Pedro Sánchez a la presidencia, Montoro ha abandonado —por fin— sus labores de confiscador general del Reino. El alivio que deberían estar sintiendo los contribuyentes a raíz de semejante cese solo se ve opacado por la amenaza de que Sánchez nombre a un ministro todavía más salvaje que el popular. Son muchos los que temen que una coalición social-comunista al frente de La Moncloa termine dejando a Montoro como un vulgar aprendiz de brujo en materia de parasitismo fiscal.

Foto: Pedro Sánchez, junto con Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados. (Reuters)

Pero ¿cómo medir si el esbirro hacendístico de Sánchez es peor que el esbirro hacendístico de Rajoy? ¿Cuál es la línea de demarcación que deberíamos emplear? La forma más razonable de cuantificar la magnitud de los rejonazos tributarios aprobados por Montoro —para así poder compararlos con los que previsiblemente promoverá su sucesor— es estimando el impacto de tales medidas sobre los ciudadanos. Por fortuna, el ejercicio resulta bastante sencillo de realizar, dado que el propio Gobierno efectúa, ejercicio tras ejercicio, tales cálculos en los programas de estabilidad que remite a Bruselas. Así pues, ¿cuántos impuestos de más estamos pagando hoy los españoles como consecuencia de esa apisonadora tributaria apellidada Montoro?

En el siguiente cuadro, podemos encontrar el resumen fiscal de la ‘era Montoro’, clasificado por año y por tipo de impuesto.

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Como vemos, en 2018, los españoles pagamos a la Administración central casi 21.000 millones de euros más por año que antes de que Montoro fuera ministro de Hacienda y como consecuencia exclusiva de los cambios normativos aprobados bajo su mandato: el equivalente al 1,7% del PIB o a una media de 1.100 euros más por familia española. En este sentido, dos grandes tendencias resultan fácilmente observables.

Desde el punto de vista temporal, 2012, 2013 y 2014 fueron años de una intensísima violencia tributaria: en 2014, la Administración central del Estado y la Seguridad Social —dejamos de lado la influencia de las administraciones territoriales— recaudaron 26.500 millones de euros más que antes de que Montoro llegara al ministerio. Una media de casi 1.500 euros anuales por familia. En cambio, los electorales ejercicios de 2015 y 2016 fueron años de moderadas rebajas de impuestos, con el propósito más que evidente de comprar el voto de los electores: en particular, en 2016, los españoles soportaron una fiscalidad 6.300 millones de euros inferior a la padecida en 2014.

Durante la era Montoro se ha producido un aumento apreciable de la tributación directa (los españoles pagan cada año 4.000 millones más en impuestos)

Desde el punto de vista de la estructura tributaria, durante la era Montoro se ha producido un aumento apreciable de la tributación directa (los españolas pagan cada año 4.000 millones de euros más en el agregado de IRPF, sociedades, cotizaciones sociales y otros tributos directos) y un gigantesco crecimiento de la tributación indirecta (casi 17.000 millones de euros extra en IVA, especiales y otros indirectos). De entre los grandes impuestos, Montoro solo ha terminado disminuyendo en términos netos el IRPF, en gran medida por la presión ejercida por Ciudadanos en la reciente negociación de los Presupuestos (sin la rebaja contenida en las cuentas de este año, el impacto de la normativa montoril sobre el IRPF tan solo implicaría una disminución recaudatoria de 634 millones de euros: apenas el 0,05% del PIB o 35 euros por familia).

Con estos datos en la mano, ¿qué significaría ser un peor y más confiscador ministro de Hacienda que Montoro? Al respecto, dos interpretaciones son posibles. Por un lado, podríamos decir que el ministro de Hacienda de Pedro Sánchez será peor que Montoro si mantiene toda la legislación montoril y, además, crea algún impuesto adicional. Bajo esta interpretación, está prácticamente garantizado que el nuevo ministro de Hacienda será peor que Montoro: Sánchez ha prometido incrementar algunos impuestos y no ha anunciado que vaya a rebajar ninguno. Pero, por otro lado, cabría afirmar que el próximo ministro de Hacienda será peor que Montoro si sus medidas fiscales aumentan los ingresos del fisco en más de 21.000 millones de euros (o en el equivalente al 1,7% del PIB): bajo semejante interpretación, no está ni mucho menos claro que un ministro de Hacienda del PSOE vaya a ser peor que Montoro, sobre todo en el corto plazo.

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(Foto: Corbis)

Y es que, para el corto plazo, Sánchez se ha comprometido a aprobar nuevos tributos por valor de 6.500 millones de euros (menos de una tercera parte de los impulsados por Montoro). A medio plazo, en cambio, sí es cierto que el socialista aspira a aumentar la recaudación total del Estado (no solo la de la Administración central, que sería la directamente comparable con Montoro) en cerca de 50.000 millones de euros, pero habrá que esperar al futuro para comprobar si Sánchez termina cumpliendo tan terrorífica amenaza de extorsión fiscal, que más que duplicaría la sangría montoril.

En cualquier caso, que un ministro de Hacienda socialista pudiere llegar a ser menos malo que Montoro no significa ni remotamente que fuere a ser un buen ministro de Hacienda: solo significa que el Partido Popular colocó al frente del fisco español a un saqueador fiscal con menor respeto a la propiedad privada de los españoles que aquel que acaso termine exhibiendo un ministro socialista. Este es el nivel de bajeza moral de la banda política que nos ha estado gobernando durante los últimos seis años y medio. Adiós, Montoro: ojalá sea un hasta nunca.

Cristóbal Montoro ha sido el ministro de Hacienda más longevo de la democracia: ha elaborado 11 presupuestos en sus dos etapas al frente del ministerio —primero con Aznar, después con Rajoy— y, durante años, ha sido el responsable de algunas de las subidas de impuestos más brutales de nuestra historia. El jiennense se ha convertido, a lo largo de esta última legislatura y media, en el terror de los contribuyentes: el gran rapiñador de la riqueza generada dentro del sector privado con el propósito de continuar cebando la sobredimensión del sector público patrio.

Cristóbal Montoro